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ANDER CISNEROS
La última despedida
Certamen de Relato Breve

La última despedida

Este es uno de los relatos breves seleccionados para su publicación de entre los presentados al concurso, inspirados en una noticia publicada en la edición de Álava de este periódico a lo largo de sus 75 años de historia. El ganador se dará a conocer el 20 de mayo

Miércoles, 12 de mayo 2021, 01:07

«Hace tiempo que nadie viene a decirme nada. Gente que pasa por delante de mí, ignorando mi presencia. Es cierto que los tiempos cambian, pero nunca me imaginé que fuera tan rápido. Estoy intentando encajar el golpe y aceptar que ya nadie piense en mí. No entiendo nada. Especialmente cuando he sido testigo de tantas alegrías. Y penas también. Cuántas historias de amor he presenciado y he vivido con tanta emoción, como los propios enamorados, escuchándolos jurarse amor eterno, respirando amores distantes e inocentes, amores prohibidos y gemidos deshonestos. Los primeros amores, palabras de anhelo de amantes que se tenían que ocultar bajo las impertinentes lunas llenas de verano. Más tarde, los escuchaba entrecortados, desbordados por las lágrimas, como decía aquella canción, cuando se les acababa el amor. Ellos tampoco entendían por qué. Ni yo. En otras ocasiones la rabia se apoderaba de mí cuando no había más que mentiras e insultos, discusiones y desacuerdos, y nadie tenía la intención de ceder y mucho menos de perdonar. Los golpes bajos que se dedicaban rompían los hilos que los habían unido hasta ese momento. Y nunca jamás se volvían a hablar. Y qué decir sobre la tristeza de perder a alguien que se ama. Y no metafóricamente. Lo he sentido tan profundamente que no he podido evitar llorar con ellos. Los he acompañado en ese inexplicable sentimiento y esa profunda pena. Y se te rompe el corazón porque no sabes cómo hacer que esos minutos sin consuelo sean más amables. No entendían aquella pérdida. Y yo tampoco. Pero entre tantos vaivenes de la vida también se escondían momentos muy felices. Cuando llegaba el cumpleaños de un amigo o un familiar no dejaban de cantar y sonreír, de hacerse bromas, de recordar anécdotas ridículas de cuando uno cumplía años en el pueblo de Extremadura. O cuando se contaban las vacaciones de verano: mi momento favorito. He viajado por todo el mundo y paseado por los parajes más maravillosos de este planeta de la mano de todas esas personas. Me hicieron muy feliz y sé que yo también. Por eso no entiendo por qué tengo los días contados, por qué me arrinconaron tan fácilmente y me arrebataron el privilegio de estar presente en sus vidas. He escuchado que pronto me iré del barrio y ya no volveré más. Yo creo que voy allí donde te llevan cuando nadie te quiere. Sé de buena mano que, si me llevasen a Londres, seguiría bien acompañada y me obsequiarían con rico café y buenos libros disfrutando con los más nostálgicos por sus calles tan bizarras. Ojalá se acercaran a nosotras de la misma manera que se acercan allí y fuéramos tan protagonistas de sus fotos. Es cierto, los tiempos modernos nos han envejecido y nos han dejado obsoletas, pero siempre seremos parte de sus vidas, orgullosas de acercar corazones a pesar de la distancia, a través de nuestros teléfonos. Porque siempre seremos cabinas llenas de vida y alma».

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