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ander cisneros
Más que sangre
Certamen Relato Breve EL CORREO-UPV/EHU

Más que sangre

Iniciamos la publicación de una selección de relatos breves presentados al concurso e inspirados en una noticia publicada en la edición de Álava de este periódico a lo largo de sus 75 años de historia

Santi gutapertxa

Miércoles, 14 de abril 2021, 01:13

Quién le iba a decir a Churchill que iba a salvar a la humanidad en dos ocasiones. Bastante había hecho ya al contribuir a librar al mundo –con ayuda de mucha más gente, por supuesto– de la locura nazi. Con aquello ya merecía ser recordado para siempre. Por si acaso, él mismo nos lo contó; y, como no le podían dar el de la paz, le dieron el premio Nobel de Literatura.

Nadie podía pensar en que, además de aquella épica promesa de «sangre, sudor y lágrimas» –que terminó como todos sabemos–, la humanidad le tendría que agradecer algo más grande todavía, a él y, sobre todo, a su sangre.

Alguien conservaba una ampolla con sangre de Churchill y la sacó a pública subasta. Menuda memez, pensaron muchos. Pero muchos más fueron los que pujaron por ella. ¿Y para qué cojones podía querer alguien la sangre de Churchill?, se preguntarán.

La respuesta está en la mojigatería de los tiempos en los que vivíamos entonces, que había logrado un mundo mucho más saludable, pero también mucho más aburrido. El alcohol y el tabaco, esas lacras execrables de la humanidad, habían sido expulsados para siempre de nuestras vidas. Y todos éramos más sanos, pero también infinitamente más sosos; y lo peor de todo era que, pasado el tiempo, ya nadie recordaba qué era aquello de una tertulia interminable al calor de las copas y unos buenos cigarros.

O eso parecía. Pues de la subastada sangre de Churchill, muy bien conservada pues fundamentalmente era alcohol y nicotina –de todos es conocida su imagen permanentemente pegada a un gran puro habano y su receta del Dry Martini–, la química actual pudo obtener de nuevo esos productos tan valiosos.

Y ahora volvemos a sufrir los males de antaño. Pero qué contento se ve a todo el mundo con su vaso en la mano y soltando con deleite el humo del tabaco atesorado en sus pulmones.

Al igual que la sangre de Cristo nos redimió del pecado original, la sangre de Churchill nos lo ha devuelto.

Albricias.

Alabado sea por ello.

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