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La casa de Adelina solo gasta 180 euros en calefacción al año y no contamina

Hijos de la Tierra ·

Esta vitoriana construyó hace siete años en Junguitu la primera 'passivhaus' de Euskadi. Su vivienda se autoabastece completamente de energía no contaminante y regenera el aire sin enfriar su interior gracias a un innovador sistema de filtros

Martes, 10 de diciembre 2019

Adelina Uriarte acostumbra a ver caras de extrañeza cuando dice que vive en una 'passivhaus'. En la cabeza de su interlocutor seguramente surjan extrañas divagaciones. Pensamientos sobre una 'megacasa' robótica futurista manejada por un inteligentísimo androide que hace a uno la vida más fácil en las tareas del hogar y que por poco no le sirve a su propietario una copa de vino en la mano. Si se traduce el concepto al español (casa pasiva), algo chirría en esa elucubración. La realidad es mucho más sencilla. Adelina vive en una casa con una eficiencia energética muy superior a una vivienda convencional. Sin embargo, el interior de su chalé de Junguitu no es diferente a cualquiera de toda la vida. Tiene un pequeño porche con asientos, un coqueto recibidor, un salón luminoso... La suya fue la primera vivienda 'passivhaus' en Euskadi y la tercera en España. Allí vive desde hace siete años: «El que apuesta por una 'passivhaus' es porque tiene sensibilidad con el medio ambiente. El 40 % de lo que contaminamos proviene de los edificios. La sociedad no se da cuenta de la cantidad de energía que necesita una casa. La forma actual de consumo es un disparate y hay mucho desconocimiento». Y ella la ha perfeccionado hasta conseguir una casa que se autoabastece sin precisar de energía contaminante.

Lo que dice Adelina lo corroboran sus recibos del gas. Por ejemplo, ella se gasta anualmente tan solo 180 euros al año en calentar su casa de 180 metros cuadrados. No está conectada a la red de gas y únicamente tiene estufas de pellets. «Al estar en la zona rural de Vitoria, la forma de tener calefacción convencional sería a través de un tanque de gasóleo, que es aún más contaminante», cuenta. Más de uno pensará que ese desembolso es aún escaso. Y razón no le falta. Entonces, ¿cuál es el motivo real de este consumo tan bajo? Hay varios. La casa de Adelina digamos que tiene un particular «pulmón». Un aparato que al abrir sus entrañas parece un acordeón y que se encarga de mantener constantemente ventilada la casa sin perder temperatura y sin necesidad de abrir las ventanas. Es un sistema que expulsa el aire viciado (por el humo de la cocina, la humedad de la ducha, el CO2 en el dormitorio...) pero aprovecha su calor para calentar el aire limpio procedente del exterior. Este último también es depurado. Adelina muestra uno de los filtros, que ahora luce un tono grisaceo oscuro. «Todo esto es contaminación que evitas que entre en la casa. Y eso que estamos en una zona verde, aunque siempre hay algo de contaminación por los coches y tractores. Pero imagínate en la ciudad... Estaría completamente negro», detalle. Ella con el sistema está encantada. Ya no solo por salud, sino también por limpieza. «Casi no entra polvo y no es necesario pasar tanto la aspiradora». Otro ahorro más, que todo suma.

Esos 180 euros es una cifra infinitamente más pequeña que la que dibujan las facturas de la mayoría de hogares. En España las familias gastan de media 500 euros al año en calentar sus casas, de los cuales 100 podrían reducirse eliminando algunos malos hábitos, según un estudio de Aldro Energía. Una diferencia que también se traslada en verano, cuando toca refrigerar el interior de las viviendas. Esta comparativa no solo evidencia la salud en el bolsillo, sino también la del medio ambiente, ya que un menor gasto económico supone también disminuir las emisiones contaminantes. «Desde las instituciones se informa mucho del reciclaje, por ejemplo, pero no pasa lo mismo con los hábitos en las viviendas. Es una tarea pendiente y entre las cuatro paredes queda mucho trabajo por hacer», defiende Adelina. Su casa está construida de la manera más aislada posible para que no se 'cuele' el frío. Las paredes son más gruesas que las de una casa 'normal' y las ventanas tienen un triple cristal. «Mira, si tocas el de dentro está a la misma temperatura que la casa, mientras que el de fuera se nota mucho más frío. Así evitas una de las principales formas con las que se enfrían las viviendas». Este tipo de construcción suele suponer un sobrecoste en la obra del 5 % aproximadamente y su sistema puede ser instalado -aunque no tan eficiente- en viviendas que no sean de nueva construcción. De hecho, Euskadi es un referente en este modelo. La torre de Bolueta de Bilbao es el edificio 'passivhaus' más alto del mundo, mientras que el hotel Arima de San Sebastián es el primero con esta calificación en España.

Galería. Adelina muestra el sistema de ventilación característico de las 'passivhaus'.

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Galería. Adelina muestra el sistema de ventilación característico de las 'passivhaus'. Blanca Castillo

Esta 'passivhaus' ha hecho a Adelina «ir añadiendo cada vez más cosas» en su forma de vida para minimizar el daño al medio ambiente. En la vivienda cuenta con un aerotermo y un panel solar térmico para calentar el agua. Y ahora está instalando paneles solares en el tejado para poder reducir la cantidad de kilowatios contratados con GoiEner, una cooperativa que suministra energía 100% renovable. «Todos tenemos lagunas, es imposible ser completamente congruentes, pero lo importante es hacer las cosas lo mejor posible». Tiene tres hijas y vive junto a su pareja. «Vivir así influye en su educación. Se enseña más con lo que se hace que con lo que se dice. Despierta conciencias. Mis hijas tienen esa sensibilidad», desliza. Además, sus electrodomésticos tiene todos la máxima calificación energética. «Tienen precios asequibles. Solo es molestarse en buscar los que se adapten a las necesidades de cada uno». Adelina conoció las casas pasivas hace siete años en un congreso en San Sebastián. Ese descubrimiento le cambió la vida. Ella trabajaba en una empresa del sector inmobiliario hasta que hace dos años decidió hacer de «su convencimiento» su forma de ganarse la vida gestionando proyectos únicamente 'passivhaus'. «Es lo que creo y decidí emprender mi camino», sostiene.

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Adelina intenta generar los menos residuos posibles con compras a granel y adquiriendo productos 'kilómetro 0'. Hasta tiene una pequeña huerta en bancales de la que acaba de sacar un preciado botín. Ha recogido tomates, acelgas, remolachas, zanahorias y puerros. «Le presto poca atención, lo reconozco. Pero da sus frutos. La tierra aquí es muy agradecida. Suelo leer los consejos del maestro Mariano Bueno». A su jardín le pasa la cortacesped «lo justo y necesario» y aprovecha los restos de hierba para que se descompongan en el propio terreno y enriquezcan el suelo. Incluso aprovecha el agua de la lluvia con un sistema de recogida que conduce a un pozo y que se encarga de proporcionar el agua necesaria a la tierra. En el apartado de la movilidad, por ejemplo, ha apostado por un modelo de coche híbrido. «Ser así me lo inculcaron mis padres. Me viene a la cabeza un recuerdo cuando era pequeña. En casa siempre se compraban todos los días dos periódicos y, cuando acababa el año, íbamos a la papelería Alavesa para venderlos al peso. Es una herencia que me han dejado».

En datos

  • 500 euros al año es la media que gastan las familias españolas en calentar sus casas, de los cuales 100 podrían reducirse eliminando algunos malos hábitos.

  • La torre de Bolueta es el edificio de viviendas 'passivhaus' más alto del mundo, mientras que el hotel Arima de San Sebastián es el primero con esta calificación en España.

  • El 56% de lo que contaminamos proviene de los edificios, tiendas y centros comerciales, según Aema.

  • Más de la mitad de los edificios de España superan los 40 años y no se ajustan a ninguna reglamentación sobre condiciones térmicas y energéticas, por lo que carecen de un aislamiento térmico apropiado, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía.

  • 23.940 muertes prematuras en España a causa de las partículas contaminantes existentes en el aire, reflejó la Agencia Europea del Medio Ambiente en 2013, último año en el que se tienen datos oficiales. La UE calcula que la cifra asciende a 430.000 personas al año en Europa.

  • La polución de Madrid y Barcelona, a juicio La Comisión Europea sentará a España en el banquillo del Tribunal de Justicia de la UE por no haber tomado las medidas suficientes para disminuir la contaminación del aire.

  • Siete meses es el tiempo que se acorta la vida de una persona que vive en un lugar con mala calidad de aire.

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