Una tarjeta biodegradable y un móvil sin 'minerales de sangre' en el bolsillo de Aitor
Hijos de la Tierra (III) ·
Este vitoriano es un ejemplo de que en las ciudades también se puede ayudar al planeta: banca y aseguradora ética, un teléfono sin coltán, energías renovables...
En esta sociedad en la que predominan las promesas y la frase 'lo tengo pendiente', Aitor Hernández ha conseguido convertir sus inquietudes ecológicas en hechos. «Hay una frase que me gusta mucho. 'Antes de cambiar el mundo da tres vueltas por casa'». Ha apostado por la banca ética con tarjeta de crédito biodegradable, un abastecimiento de energías 100% renovables, un teléfono móvil sin 'minerales de sangre'... Este vecino de Vitoria se quitó el peso de las excusas de encima hace mucho tiempo. Poco a poco. Ese proceso de transformación sin cambios drásticos lo resume en «ser lógico» . Trabajo y concienciación de hormiga a base de pequeños gestos y decisiones que juntas se hacen grandes -y suponen un esfuerzo para el común de los mortales- a pesar de parecer insignificantes de forma aislada.
Aitor ha ido un paso más allá de las bolsas de tela, los cepillos de madera, los jabones biodegradables, el reciclaje y la reutilización de residuos... Esta asignatura la tiene superada con 'cum laude' hace tiempo. Hoy tiene nuevas metas. Así, el suministro de su casa lo abastece 'GoiEner', una empresa que obtiene la energía de una forma 100% renovable. También cuenta con el servicio de banca ética Fiare. Se trata de una empresa financiera cooperativa comprometida a invertir únicamente en economía social y solidaria. «Lo de 'enchufarse' a las renovables es más habitual porque todos siempre tenemos algún enfado con las grandes eléctricas, pero cuesta más convencer a la gente de dejar el dinero a este tipo de bancos más precarios». Los bancos éticos presentan algunos inconvenientes como, por ejemplo, contar con muy pocas oficinas -no tiene cajeros propios, lo que obliga a recurrir a los de otras entidades- y tener ciertas limitaciones para conceder créditos de cantidades importantes de dinero o hipotecas. «Al final, la gente prefiere tener todo el servicio en un único banco», lamenta Aitor a pesar de que Fiare ofrece un servicio similar a cualquier otro convencional e incluso el servicio de banca online.
También tiene contratado el seguro del hogar con la correduría ética Nortlan, su red móvil con la operadora cooperativa Izarkom... Lo que demuestra este vitoriano, aunque él reste importancia a su mérito, es que para ayudar al medio ambiente no hay que ponerse la capa de superhéroe 'salvaplanetas'. Hace unos años ganó el premio a la familia más 'green' otorgado por la Fundación San Prudencio. Por eso de demostrar que el quid de la cuestión es reflexionar sobre el día a día y no tanto en el concepto global. Y lo más importante: que no sirve de excusa vivir en la ciudad.
Seguramente a la mayoría ni le suene la marca de su teléfono. Es un modelo Fairphone, que se ha producido sin materiales contaminantes ni 'minerales de sangre'. «Tiene sistema Android, o sea que cuentas con todas las aplicaciones imprescindibles como WhatsApp. No tiene malas prestaciones, pero no es comparable con la gama alta del mercado. A la gente le parece bien hasta que le dices que se tienen que gastar 400 euros por un móvil 'normalito'. Ahí entonces dicen que para eso se gastan solo 100 o que se compran el iPhone». Hasta la terminal está construida de forma que cada pieza pueda ser sustituida independientemente y así prolongar su vida útil. Y para aquellos que quieran aportar su granito de arena a una causa solidaria, Aitor propone el 'teaming', una herramienta con la que se dona un euro al mes a la causa benéfica que uno mismo elija.
«El cambio de chip fue hace mucho, sobre todo cuando me independicé. En el trabajo ya me asocian con todo lo relacionado con el ecologismo. Me vienen con el 'oye, tú que sabes...'». Se gana la vida en la fábrica de Michelin, aunque su gran pasión es la agricultura. «Con ella comencé a interiorizar este estilo de vida», confiesa. Se le quedó pequeño un espacio de siembra en la granja de Arkaia y decidió hace un año comprarse una finca de media hectárea en Treviño. Solo coge el coche para ir allí, porque por Vitoria siempre se mueve en bicicleta o en transporte público «Empecé con 70 metros y ahora...» Pues ahora lo que hace en ella, entre otras cosas, es ayudar a recuperar razas autóctonas alavesas colaborando con EOALAK. Más de una veintena de gallinas llodianas, con un coqueto plumaje rojizo, corretean a sus anchas por todas partes durante el día. En un espacio cercado están Waldo, Amelia y Abigail. Son tres ocas vascas que se llaman igual que los pintorescos personajes de los aristogatos. «Los nombres se lo han puesto mis hijas... Ya sabes». El rey de la finca es, sin duda, tigrillo. Una cría de gato muy juguetón que siempre anda de aquí para allá con sus trastadas. También hay varias gallinas ponedoras y beltzas, conejos... ¡Y una cabra! «La cambiamos por un conejo. Es nuestro cortacésped natural», bromea Aitor. Ahí está siempre atada -porque si no se escapa- tan tranquila, con sus moteado negro y su perfilada perilla.
A Aitor aún le queda mucho trabajo por hacer en una parcela que llevaba cuatro años abandonada. Ya ha conseguido recuperar algunos árboles frutales que le devuelven sus mimos con jugosas peras, manzanas... Las uvas corren a cuenta de una parra que se enreda de forma vistosa en la casa, ubicada en la parte de la finca con permiso de habitabilidad. A su lado hay una loma que Aitor espera reforestar, pero antes tiene pendiente arrancar con la huerta -más allá de las lechuga Martina- y en un futuro habrá un pozo eléctrico. Ya tiene instaladas placas de luz solar y un sistema de recogida del agua de lluvia. Sobra decir a estas alturas que Aitor siempre consume casi exclusivamente productos ecológicos, procedentes del comercio justo y principalmente kilómetro 0. «Participo en muchos cursillos y actividades. Me marcó una limpieza de la playa en San Juan de Gaztelugatxe. No me podía creer la cantidad de basura que había debajo de la escalinata», recuerda.
Aunque, como todos, sabe que aún tiene alguna que otra asignatura pendiente. «Con la ropa aún no he cambiado mis hábitos. Es muy difícil abarcarlo todo. Lo importante es intentarlo». Visto lo visto, en poco tiempo lo hará.
Las claves
43.156
clientes de banca ética se han contabilizado en 2019 en todo el mundo. 2.999 en España, según datos facilitados por Fiare.
1.500 millones
de móviles se vendieron en 2017, según los últimos datos publicados por el FMI. Su media de vida útil es tan solo de dos años.
50 millones de toneladas
de residuos electrónicos se generaron en 2018, indica un informe de la ONU.
40.000 menores
congoleños, calcula Unicef, son explotados en las minas de coltán y cobalto. Este primer mineral es utilizado en la gran mayoría de procesos de fabricación de teléfonos móviles y es uno de los principales motivos de la Guerra del Congo.
37.143 millones de toneladas de CO2
fueron emitidas en 2018. Es el récord histórico. China fue la que más contaminó con un 28,6% del total de las emisiones, frente al 11,94% de Europa
Label vasco
Aitor no solo apuesta por los servicios más amables con el medio ambiente, si no que también colabora con el crecimiento de cooperativas o empresas del territorio.
16,6
millones de euros han sido recaudados a través de Teaming, una herramienta online para abonar un euro al mes a una causa social.
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