Los líderes económicos dibujan 2022

En 2022 confío en que nuestro país continúe con la senda de la recuperación iniciada este año. Será necesario que los factores de incertidumbre que nos han acompañado a finales del 2021, como los cuellos de botella en las cadenas de suministro, la inflación o las nuevas variantes del covid como ómicron, se vayan disipando [Sigue leyendo]

Hoy en día está plenamente aceptado que la reducción de las emisiones de CO2 es imprescindible para la sostenibilidad del planeta y que las energías renovables son fundamentales para lograrlo. Los objetivos de descarbonización son cada vez más ambiciosos y alcanzables, entre otras cosas, porque hemos conseguido que producir energía con el viento y el sol sea más barato que hacerlo con combustibles fósiles. Hay por lo tanto, motivos para ser optimistas, aunque tengamos por delante una serie de retos, sobre todo en el sector eólico [Sigue leyendo].

La crisis climática no espera a nadie. El planeta da cada día muestras de cómo la humanidad ha modificado sus condiciones ambientales y no precisamente para bien. Olas de calor en zonas del globo no habituadas a las altas temperaturas, inundaciones, tormentas de nieve… Desastres a los que hace décadas les poníamos la etiqueta de históricos, ya que ocurrían una o dos veces en un siglo, son ahora corrientes [Sigue leyendo].

Pronosticar sobre el futuro siempre ha sido una tarea atrevida. Más en estos momentos en donde salimos de tres grandes olas que han afectado al mundo entero, tanto a nivel personal como profesional. Me refiero a la crisis de 2009, que supuso una sacudida fuerte en los cimientos del sistema y de la que no nos hemos recuperado del todo; a la pandemia de 2020, de la que todavía vemos coletazos con las distintas variantes del Covid-19; y a las medidas del cambio climático y la transición energética, que suponen grandes desafíos para la industria, en general, y para automoción, en particular [Sigue leyendo].

Finales 2020: la situación generada por la Covid a la economía estaba a punto de cambiar de tendencia. No se había destruido nada, Europa jugaba su papel y dinero no iba a faltar. El confinamiento había provocado que el no ingreso de los sectores más afectados fuese ahorro que sus dueños ansiaban gastar. Las empresas en general habían resistido. Si la vacunación funcionaba, saldríamos rápidamente [Sigue leyendo].

Las telecomunicaciones han demostrado ser uno de los sectores que más impacto tiene en el desarrollo económico y social de las sociedades modernas que aspiran a ser líderes en tecnología y digitalización. En 2022, creemos que esta tendencia va a seguir así. El desarrollo de la conectividad a través de las infraestructuras de telecomunicaciones y los servicios asociados van a generar beneficios diferenciales a ciudadanos y empresas, ya que, sin conectividad, el resto de sectores de la economía, difícilmente podrían desarrollar sus actividades de forma eficiente [Sigue leyendo].

Prever lo que sucederá el 2022 es tarea difícil, si no imposible. El virus seguirá haciendo de las suyas mientras la «globalización» no entienda que nuestra seguridad, la del Primer Mundo, pasa por mejorar las condiciones de vida de continentes enteros, como África, que están infravacunados y expuestos a este y otros virus. La inflación se asoma cual madrastra que altera la «armonía macroeconómica» de las últimas dos décadas, y puede transformar la exuberancia financiera y de deuda de los felices años, en crujir de dientes [Sigue leyendo]

Entramos en un año que podríamos llamar de 'buenas expectativas, pero incierto'. Con una sensación en el sector industrial de querer activar múltiples proyectos pero que la realidad nos hace ver que hay cosas que cuestan arrancar. Estamos viviendo diferentes escenarios: una crisis sanitaria de la que estamos saliendo, pero con miedo a las nuevas variantes, el encarecimiento de la energía, el petróleo, las materias primas, la falta de suministros. La espiral perfecta para provocar una inflación inesperada y una sensación de incertidumbre [Sigue leyendo].

Este 2021 se termina con la confirmación de que la recuperación sigue avanzando a pesar de las distintas olas que nos ha traído la pandemia, y ello nos permite ser optimistas en cuanto a las perspectivas de este 2022 que ya llega. Tras una clara recuperación de las cifras económicas, en algunos ámbitos llegando a record histórico, el Grupo CAF afronta el nuevo año con nuevos retos y unos objetivos claros en cuanto a la participación de la empresa en la transformación hacia la movilidad del futuro, más sostenible, eficiente y digitalizada [Sigue leyendo].

Sostenibilidad es una palabra que está regando el vocabulario. La realidad es tozuda y nos impone nuevas reglas si queremos ya no solo ganarnos el futuro, sino llegar hasta él, y desde BBK entendemos que este futuro pasa inexorablemente porque nos grabemos a fuego el concepto de «competitividad sostenible». La velocidad del día a día nos hace tener una visión cortoplacista. En la vida, en la empresa, en el fútbol, nuestra visión a veces es partido a partido. Y este no puede ser el camino. Debemos de ser capaces de mirar más allá. Esta es la manera en la que trabajamos, gracias a la cual hemos sido capaces de superar dos duros ejercicios sin dividendo, más activos que nunca, más presentes que nunca. Y así miramos al futuro [Sigue leyendo].

Gracias a la vacunación 2021 finaliza con una notable recuperación del empleo y la economía, pero con nuevas alarmas por el covid y preocupación e incertidumbre por el enorme repunte de la inflación y los niveles de deuda. El sector de la promoción residencial con una tendencia muy positiva en ventas va a afrontar un año muy complicado en costes: Los materiales de construcción soportan incrementos superiores al 20 %. El deficit de profesionales cualificados se agudizará a medida que las ayudas NextG desplacen mano de obra hacia la rehabilitación de viviendas, encareciendo la contratación. Y también subirán los cada vez más escasos solares disponibles [Sigue leyendo].

Los dos últimos años han sido especialmente complejos. La irrupción de la Covid-19 ha producido efectos devastadores a todos los niveles. Nuestro negocio se ha visto extremadamente afectado. A la paralización global de las inversiones se ha sumado la aceleración de un movimiento global a favor de la descarbonización e impulso decidido de las energías limpias. Tubacex está preparada para este reto. Una empresa nacida en el País Vasco y que hoy cuenta con 20 plantas productivas en todo el mundo y presencia en casi 40 países, que afronta el futuro con la confianza de estar dando los pasos adecuados. Con una clara aproximación a nuestros clientes clave con productos más complejos, pasando del volumen al valor añadido; y con la vocación de convertirnos en un agente clave en este proceso de transición energética. [Sigue leyendo].

Vivimos una situación mundial compleja, liderada por una crisis sanitaria en aumento, a pesar de la vacunación. Hay escasez de materias primas y su precio se ha disparado. A ello le secunda un desorbitado coste de la energía. El parón productivo a comienzos de la pandemia ha provocado que la cadena de suministro esté fuertemente tensionada. En 2021 se habrán dejado de fabricar en el mundo unos 9 millones de coches porque la industria automotriz no dispone de los chips necesarios para producir. Eso supondrá alrededor de 40 millones de neumáticos menos. Todo condimentado con una inflación en alza y niveles altísimos de absentismo laboral, alcanzados como consecuencia de la pandemia que se mantienen en la actualidad [Sigue leyendo].

Tras un 2020 durísimo, el año 2021 tuvo un comienzo esperanzador con algunos aspectos positivos tanto en el ámbito de la salud, gracias a la campaña de vacunación, como en el económico, al reactivarse poco a poco todas las actividades productivas. Las previsiones apuntaban a un rebrote económico mucho más enérgico del que finalmente hemos visto debido principalmente a los problemas de las cadenas de suministro derivados de las dificultades para alcanzar los niveles de producción anteriores a la pandemia tras períodos prolongados de cierres, la escasez de materias primas y los cuellos de botella en la logística [Sigue leyendo].

Eficiencia y sostenibilidad han sido las dos palabras que me han venido a la cabeza en primer lugar cuando he tenido que resumir en unas líneas el año 2022. Sostenibilidad porque nadie puede pensar que los próximos años, empezando por el que comenzará dentro de unos días, pueden ir separados de este compromiso. Porque mas allá de nombrarlo paradigma, reto u oportunidad, es sin duda una actitud que cada uno de nosotros y cada una de las empresas tenemos que asumir como propia. Sostenibilidad entendida como economía circular, reducción de la huella de carbono, digitalización, al tiempo que apostamos por la industria y nuestras capacidades; las presentes y las futuras. Porque no debemos ni podemos dar saltos en el vacío, sino evolucionar desde la innovación y la coherencia con lo que somos: un país industrial con un elevado estándar del bienestar [Sigue leyendo].

El cambio climático es una realidad a la que hay que hacer frente para construir el futuro sostenible que queremos. Es necesario impulsar medidas como el Pacto Verde Europeo para garantizar este modelo sostenible e integrador que mejore el bienestar. Las energías renovables serán clave en esta transición, además de motores fundamentales del crecimiento en España y Europa durante la próxima década. La solar fotovoltaica tiene la capacidad de ser crucial en la transición por su modularidad, predictibilidad y competitividad. Estas ventajas aseguran un incremento sostenido de su cuota de mercado en el mix energético de la inmensa mayoría de países. Por otro lado, en el contexto del fuerte aumento de los precios de la electricidad, las renovables pueden contribuir a que los sistemas eléctricos se beneficien de importantes ahorros de costes en la generación [Sigue leyendo].

Tras un 2021 marcado por la recuperación de la actividad y el avance de la vacunación, ya es momento de encarar asuntos importantes que dejamos en cuarentena. Uno de los más urgentes, la transición necesaria para garantizar un progreso sostenible que asegure un mejor futuro para el planeta y sus habitantes.

La reciente cumbre por el clima, COP26 de Glasgow, que pretendía dar un nuevo impulso a los compromisos de 2015 en París, no ha hecho sino recordarnos lo poco que hemos avanzado. Son muchas las organizaciones que han sucumbido al 'greenwashing', vistiendo de verde su actividad, y tantas otras que, llevando a cabo actividades realmente verdes, se limitan a mostrarlas. Esto no es suficiente, es el momento de hacer cosas nuevas que supongan cambios reales [Sigue leyendo].

La verdad es que todos los años por estas fechas reflexionamos sobre los últimos meses y analizamos lo que nos depara el futuro, y cada año le ponemos nuevo nombre al reto. Durante, al menos, los seis primeros meses del año, vamos a tener que gestionar la complicada misión de poder atender en plazo la demanda de nuestros clientes. En un momento en que las materias primas, los componentes y la logística e, incluso, la circulación de personas parece que vuelven a estar en el aire, la capacidad de ofrecer al cliente seguridad de suministros se va a convertir en un factor clave [Sigue leyendo].

Antes de que estallara la pandemia del covid el sector aeronáutico vivía un momento dulce en el que las prioridades eran responder al crecimiento del sector y desarrollar innovaciones tecnológicas principalmente dirigidas a la nueva movilidad y a la transición energética en la aeronáutica. La pandemia provoco un parón generalizado del tráfico aéreo y por ende una reducción drástica del ritmo de fabricación de aviones, lo que supuso para Aernnova una caída de mas del 40% de nuestra actividad. Adicionalmente estamos sufriendo dificultades que afectan a toda la economía como las complicaciones logísticas en el suministro de materias primas y componentes y el encarecimiento de la energía [Sigue leyendo].

Nos preocupa que se nos vea como meros sujetos pasivos de impuestos para resolver los graves problemas demográficos a los que nos enfrentamos. Que las herramientas de las que disponemos no se utilicen para una fiscalidad inteligente que proteja el talento y la inversión. Que no consideremos la alta tasa de absentismo como un problema de primer orden que afecta a toda la sociedad. Que la gran oportunidad que son los fondos europeos no lleguen en su mayoría a las empresas y en especial a las pymes, para hacer las transformaciones que necesitamos y se nos exige [Sigue leyendo].

Gestamp es una empresa global en plena evolución y pleno aprendizaje. Esta última parte, la del aprendizaje, ha sido muy importante para nosotros en un año en el que la incertidumbre nos ha llevado a plantear nuevas estrategias para asumir desafíos que no esperábamos y que suponen retos continuos en el mundo industrial, y sobre todo en el mundo de la automoción. La crisis de los microchips, el desabastecimiento de materias primas y el incremento de las tarifas energéticas, nos han hecho reaccionar muy rápido para poder ayudar a nuestros clientes a superar situaciones complejas que han convertido al 2021 en un año donde lo inesperado de la situación (incluida la pandemia) ha dejado claro que estamos en una industria necesaria y que es clave para la prosperidad de Euskadi y del resto del país [Sigue leyendo].

Enfrentamos el 2022 renovados, con ilusión y siendo conscientes de los retos que la industria debe afrontar. Queramos o no, la incertidumbre de los últimos años, no va a desaparecer y además, es posible que tengamos que convivir con un entorno inflacionista y problemas de logísticos durante un periodo. Por ello debemos de asumir que estos factores serán compañeros de viaje en los próximos meses, pero que también pueden ser oportunidades. Para hacer frente a estos retos y consolidar nuestra economía desde es necesario desarrollar varios ejes [Sigue leyendo]

La senda de recuperación económica ha resultado ser mejor de lo que pensábamos. Tras la incertidumbre con la que cerramos 2020, la labor de la industria farmacéutica ha tenido un impacto directo positivo en la sociedad y en la economía. La ciencia y la investigación han tenido que hacer un esfuerzo adicional y a contrarreloj por cubrir necesidades esenciales. Así, nuestro sector, impulsado por la confianza de la ciudadanía, ha sido uno de los motores de cambio que nos devuelve la esperanza para afrontar 2022. La situación no deja, no obstante, de ser aún incierta, ya que el virus muta y los síntomas de la enfermedad varían. La potenciación de la I+D+i y las inversiones son una apuesta necesaria [Seguir leyendo].

Vivimos unos tiempos tan volátiles que las urgencias diarias se convierten, en apenas unas semanas, en algo obsoleto. Pero hay caminos emprendidos donde ya no hay retorno posible. La estrategia marcada hacia un crecimiento sostenible es la línea a seguir. Todas las actividades que emprendamos estarán alineadas con este propósito: tener un mundo cada vez mejor. Pero somos conscientes de que solos no lo podemos conseguir y de que necesitamos la colaboración Público Privada y el soporte de la sociedad en su conjunto. Nosotros, como grupo y como la mayor industria de País Vasco, lo tenemos claro [Sigue leyendo].

2021 prometía ser el año en el que íbamos a vislumbrar la recuperación a todos los niveles. Después de que la ciencia nos diera un balón de oxígeno y la fe en la vuelta a la normalidad lo inundara todo, volvemos a un escenario incierto con retos que marcarán el próximo ejercicio: una pandemia que se resiste, la crisis mundial de suministros, las tensiones inflacionistas y nuevas y desconocidas amenazas hacen que se tambalee el escenario en el que nos movemos [Seguir leyendo].

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