Las 15 boinas rojas junto a los crespones negros
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40 aniversario de la Ertzaintza ·
La posición de ETA sobre la Policía vasca pasó de no considerarla un objetivo a señalarla. Al margen del terrorismo, 23 agentes murieron en acto de servicioJesús J. Hernández | Iñigo fdz. de lucio
Miércoles, 2 de febrero 2022
Quince veces se ha depositado una boina roja de ertzaina sobre un féretro en una capilla ardiente donde solía ondear una ikurriña con crespón negro. Quince ertzainas –catorce hombres y una mujer– han perdido la vida a manos de ETA. Otros 23 lo han hecho en diferentes actos de servicio, la mayoría de ellos de Tráfico. 16 años pasaron desde la bomba lapa al superintendente Carlos Díaz Arcocha en 1985 hasta el asesinato en 2001 de dos agentes que regulaban un cruce de caminos en Beasain. Las circunstancias cambiaron mucho. Cuando ETA mató a JuanJosé Pacheco en los túneles de Legazpi en 1988, la banda lo calificó como «un accidente» y aseguró que «no son, por el momento, un objetivo militar». Tres años después, ertzainas y etarras se enfrentan enBegoña en un tiroteo en el que muere un agente y un miembro de ETA. En 1985, cuando la banda asesina al sargento mayor, Joseba Goikoetxea, HB dice que «la Ertzaintza, por decisión política del PNV, quiere ser puesta en manos de la estrategia represiva del Estado».
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Manuel Arroyo
Florencio Domínguez
Ainhoa De las Heras
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El superintendente de la Ertzaintza y teniente coronel del Ejército Carlos Díaz Arcocha acudió a tomar un café a un bar que regentaba un matrimonio de amigos en la gasolinera de Elorriaga, a las afueras de Vitoria. Tardó apenas diez minutos pero, en ese tiempo, los miembros de ETA colocaron una bomba lapa en su vehículo oficial, que no llevaba distintivos. Regreso al coche y arrancó. Un sedal conectado a la rueda activó el mecanismo cuando el coche comenzó a moverse. Unos ertzainas estaban repostando sus motos en la gasolinera en aquel momento fueron los primeros en atenderle. Sacaron a su jefe del amasijo de hierros, pararon un coche y le llevaron al hospital de Santiago Apóstol, donde murió. Díaz Arcocha había nacido en Bilbao, estaba casado y tenía cinco hijos.
Díaz Arcocha había sido capitán de la Legión en el Sáhara y miembro del CESID. Pocos minutos después del atentado, una mujer llamó a casa de la madre del teniente coronel y superintendente de la Ertzaintza. "¿Tienes un hijo soldado en Vitoria?", le preguntó. Ella quiso aclarar que soldado no, aunque militar sí, pero la comunicante le espetó: "Pues acabamos de matarlo". ETA reivindicó el atentado y justificó el crimen considerándole "un mando de las Fuerzas Armadas de ocupación".
Teresa Díaz Bada, su hija, relató las discrepancias que su figura levantaba en unos y otros, como militar y como jefe de la Ertzaintza. "En la capilla ardiente quisimos poner la ikurriña y la bandera española sobre el féretro. La primera porque era jefe de la Policía vasca y la segunda porque se sentía vasco y español. No nos hicieron caso, aunque unos tíos míos se lo pidieron a Retolaza, diciendo que era también lo que su madre y su esposa querían. Pero solamente se colocó la ikurriña", lamentó en un documental grabado en 2007.
ETA secuestró al empresario Lucio Aguinagalde, de 69 años, y pidió cien millones de pesetas. Genaro García de Andoain, delegado general de la Ertzaintza y amigo personal de Aguinagalde, trató de convencer a la banda de que aquel hombre carecía de aquellos recursos y advirtió de que la Ertzaintza trabajaría "intensamente para liberarle". Días después lanzaron un dispositivo coordinado por él mismo en la sierra del Gorbea, dentro del término municipal de Ubidea. Dos etarras que le custodiaban, Juan María Gabirondo y Luis Enrique Gárate, se enfrentaron a tiros con los agentes cuando intentaron entrar a una cueva donde retenían al empresario. García de Andoain murió al ser alcanzado por varias balas. Uno de los terroristas huyó, otro fue detenido y un tercero fue arrestado posteriormente. El empresario fue liberado ileso.
La víctima mortal, Genaro García de Andoain, era padre de tres hijos. En su juventud, con 17 años, había sido miembro del batallón Arana Goiri y fue encarcelado tras la guerra civil hasta 1943. Durante su funeral, varios asistentes saludaron el féretro con gritos de "Gora Euskadi askatuta" y se cantó el Gora ta Gora y el Eusko Gudariak.
El ertzaina Juan José Pacheco acudió a inspeccionar dos túneles, dentro del municipio de Legazpi, en la línea ferroviaria Madrid-Irún. Había cuatro artefactos explosivos que ETA había colocado y de los que había avisado con llamadas a la DYA. Se cree que la banda quería matar a los artificieros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que acudieran a desactivarlos.
En torno a las cuatro de la mañana, durante la inspección, las bombas estallaron y causaron la muerte a Pacheco. Tres ertzainas que le acompañaban resultaron heridos leves. Juan José Pacheco era natural de Cáceres, tenía 26 años y estaba casado. La banda envió un comunicado a Egin en que calificó su muerte como "un accidente" y defendió el atentado como "un acto de sabotaje a Renfe". "La Ertzaintza no supone, por el momento, un objetivo militar", añadió ETA.
ETA colocó e hizo explotar un coche bomba en Zorroza y estacionaron un taxi cargado con más explosivos cerca de allí. Los artificieros de la Policía Nacional y la Ertzaintza inspeccionaron los alrededores en busca de trampas y detectaron el taxi, que había sido robado la noche anterior. En el maletero había una potente bomba con veinte kilos de amonal, cuarenta de metralla y un multiplicador de pentrita.
Durante dos horas, los especialistas trabajaron para neutralizar la amenaza pero, cuando retiraban uno de los bidones, estalló. Había un dispositivo de iniciación oculto entre el cemento para que no fuera fácil de detectar.
La explosión mató en el acto al ertzaina Luis Hortelano y a los policías nacionales Manuel Jodar y José María Sánchez. Un bombero y seis civiles resultaron heridos. Luis Hortelano, de 33 años, era de Bilbao, estaba casado y tenía dos hijos.
Alfonso Mentxaka murió durante un seguimiento a miembros del 'Comando Bizkaia'. Formaba parte de la Unidad Especial de Intervención y aquella noche acudieron al recinto ferial de Bilbao, en Begoña. seguían a los etarras Juan María Ormazabal y Jesús María Mendinueta, que iban a reunirse con otros para preparar un atentado. El grupo notó que estaban siendo vigilados y se disgregó, mezclándose con la gente que pasaba. Ertzainas vesstidos de paisano detuvieron a dos de ellos pero Ormazabal y Mendinueta se dieron a la fuga y asaltaron un vehículo para huir. El conductor era Alfonso Mentxaka, que intentó escapar. Le dispararon y quedó gravemente herido en el pulmón. Se inició un tiroteo a mayor escala, con varios ertzainas y etarras disparando, en el que murió Ormazabal.
El agente Mentxaka falleció pocos días después, el 1 de septiembre, en el hospital de Basurto. Nacido en Sondika, tenía 29 años, estaba casado y no tenía hijos. A su funeral acudió el Gobierno vasco en pleno, encabezado por el lehendakari José Antonio Ardanza.
Joseba Goikoetxea era uno de los máximos responsables de la Ertzaintza y un militante muy destacado del PNV. Había sido el máximo responsable de la Unidad de Información desde 1986 hasta marzo de 1993 y jugaba un papel clave en la lucha antiterrorista. ETA le había señalado públicamente.
El 22 de noviembre de 1993, Goikoetxea salió de su casa para acompañar en coche a su hijo hasta la parada del bus. Según la obra Vidas Rotas, "tenía previsto acudir a la sede del PNV, donde trabajaba desde su inhabilitación por seis años al ser condenado por las escuchas ilegales a Garaikotetxea en 1986". Goikoetxea detuvo el coche en un semáforo en rojo de la calle Tívoli. Allí le esperaban dos etarras, un hombre y una mujer. El varón se acercó y le disparó por la ventanilla. Herido en la cabeza y la región lumbar, quedó en coma y falleció pocos días después, el 26 de noviembre.
El consejero de Interior, Juan Mari Atutxa, señaló como responsables indirectos de su muerte a KAS, HB y al diario Egin. HB replicó que el asesinato era "consecuencia del hecho de que la Ertzaintza, por decisión política del PNV, quiere ser puesta en manos de la estrategia del Estado, convirtiéndola en un elemento represivo".
Joseba Goikoetxea tenía cuarenta y dos años y era natural de Bilbao. Estaba casado y tenía tres hijos.
José Luis González Villanueva fue asesinado por el entonces militante de Jarrai Mikel Otegi, que posteriormente fue miembro de ETA. Utilizó una escopeta de caza para matarle por la espalda al igual que a otro ertzaina, Ignacio Mendiluce. Ambos estaban patrullando de forma ordinaria por Itsasondo y, al parecer, Mikel Otegi creyó que iban a detenerle porque había llamado "zipaio" a otro agente unos días antes.
Mikel Otegi tuvo un juicio polémico ante un jurado popular. Le absolvieron por "no ser dueño de sus actos". Posteriormente, el TSJPV dictaminó que debía repetirse la vista. Se dio a la fuga y le declararon prófugo. Finalmente fue detenido en Francia y condenado por pertenencia a ETA.
Cuando le mataron, José Luis González Villanueva tenía 34 años, estaba casado y su esposa estaba embarazada de siete meses del primer hijo de la pareja. Natural de Galdakao, perteneció a la décima promoción de la Ertzaintza.
Ignacio Mendiluce fue asesinado por el entonces militante de Jarrai Mikel Otegi, que posteriormente fue miembro de ETA. Utilizó una escopeta de caza para matarle por la espalda al igual que a otro ertzaina, José Luis González Villanueva. Ambos estaban patrullando de forma ordinaria por Itsasondo y, al parecer, Mikel Otegi creyó que iban a detenerle porque había llamado "zipaio" a otro agente unos días antes.
Mikel Otegi tuvo un juicio polémico ante un jurado popular. Le absolvieron por "no ser dueño de sus actos". Posteriormente, el TSJPV dictaminó que debía repetirse la vista. Se dio a la fuga y le declararon prófugo. Fue finalmente detenido en Francia y condenado por pertenencia a ETA.
Ignacio Mendiluce había nacido en Zumarraga y formó parte de la decimotercera promoción de la Ertzaintza.
Al ertzaina Ramón Doral, al que todos llamaban 'Montxo', ETA le puso una bomba-lapa en su vehículo. Cuando explotó, se acaba de despedir de su esposa, Cristina Sagarzazu, y su hijo, que se dirigían a otro turismo, el de la familia. Escucharon la explosión, acudieron al lugar y pudieron compartir sus últimos momentos con él. El ertzaina se empeñaba siempre en que todo el mundo supiera que el vehículo familiar era el que conducía ella. "Nunca fuimos en su coche de trabajo. Estaba muy preocupado con eso", relató ella.
Nacido en 1960, Ramón Doral estudió Químicas, era remero y jugaba a fútbol en el Real Unión. Entró en la primera promoción de la Ertzaintza en 1977 y dejó entonces su militancia activa en el PNV. Fue jefe en Gipuzkoa de la lucha contra ETA. Era amigo personal del sargento Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA en 1993.
Compañeros del colectivo de ertzainas Hemen Gaude entegaron una carta tras su muerte en la sede de HB en San Sebastián dirigida "a los representantes políticos de los asesinos de nuestro compañero Montxo", donde les acusaban de "apoyar, alentar y aplaudir" los atentados. Cuando murió, Ramón Doral tenía 36 años.
José María Aguirre Larraona, Txema, murió evitando un atentado de ETA contra el Guggenheim. Natural de Zalla, casado y padre de un niño, este ertzaina detectó, cinco días antes de la inauguración, un vehículo sospechoso y se acercó a pedir la documentación, junto a otro compañero. Comprobó que la matrícula era falsa y, en ese momento, al verse descubierto, el etarra Eneko Gogeaskoetxea le disparó. Este miembro de ETA logró huir y otro fue detenido.
Los terroristas pretendían colocar frente al museo un falso macetero en cuyo interior habían alojado una docena de granadas antitanque y antipersona. Su intención era activarlo con un mando a distancia en plena inauguración, al paso de las autoridades, entre las que estarían los Reyes, el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el lehendakari, José Antonio Ardanza.
Diez años después del atentado, familiares y compañeros de Txema se concentraron en la explanada del museo. Su viuda reclamó que se mantenga viva su mermoria y denunció "las notables ausencias" institucionales en aquel acto.
El ertzaina y escolta Jorge Díez Elorza murió cuando protegía la vida del socialista Fernando Buesa. Elorza, que se había ocupado de la protección de otros líderes con anterioridad, caminaba a su lado el día que ETA hizo explotar un coche bomba a su paso.
¿Me va a tocar a mi con todos los que estamos?", solía decirle a su abuelo materno para tranquilizarle. Ese testimonio y el de otros familiares y amigos aparecen en el documental 'Asesinato en febrero', de Elías Querejeta. Su madre se despidió de él aquel día con unas frase cariñosa. "Llevaba un abrigo gris aquel día.Y le dije: 'Jorge, qué guapo estás hoy. Guapísimo. Cuídate mucho'".
Jorge Díez tenía 26 años cuando murió. En el aniversario de su muerte, su madre denunció que "te han arrancado la vida en nombre de una mentira: ¡que vale más esta tierra que tus pasos y tus risas! Yo no creo en la verdad que se impone por la fuerza".
El ertzaina Iñaki Totorika acudió junto a su compañero por el aviso de la quema de un contenedor en Hernani. En el lugar había un coche cruzado del que no constaba denuncia pero que había sido robado por ETA y cargado con explosivos pocas horas antes. Un miembro de ETA oculto en un portal cercano hizo estallar el vehículo. La onda expansiva y la metralla acabaron con su vida y causaron graves heridas a su compañero y tardó 320 días en recuperarse, según la sentencia.
Iñaki Totorika había nacido en Portugalete en 1975 y su novia también era ertzaina. Su lengua habitual era el euskera y se consideraba nacionalista y pacifista. Estuvo afiliado al PNV y a la UGT. Miles de personas acudieron a despedirle en la iglesia Nuestra Señora de Nazaret de Portugalete. Una gran manifestación contra ETA recorrió las calles de la localidad jarrillera.
El 14 de julio de 2001, Mikel María Uribe había quedado para cenar con sus amigos en una sociedad gastronómica de su Leaburu natal. Estaba aparcando la furgoneta cuando se le acercaron varios miembros del 'Comando Erezuma' que habían robado un vehículo. Según la sentencia, uno de los etarras acercó el coche hasta él y Santiago Vicente Aragón bajó y le ametralló con un subfusil. Luis María Carrasco le remató descargando su pistola, según la sentencia. Fue trasladado al hospital Donosti, donde murió.
Mikel María Uribe vivía en Legorreta, tenía 44 años, estaba casado y tenía un hijo. Era miembro de la segunda promoción de la Ertzaintza. Su hijo Ibai Uribe, acudió al sepelio de su padre con la boina del ertzaina y una ikurriña entre las manos. Días después, algunos ertzainas, entre ellos su hermano, se concentraron en Leaburu en repulsa del atentado. Algunos entraron en el Ayuntamiento, gobernado por Euskal Herritarrok, y pusieron la bandera a media asta.
La ertzaina Ana Isabel Arostegui se encontraba el 23 de noviembre regulando el tráfico en un cruce de Beasain junto a su compañero Javier Mijangos. Dos miembros de ETA, un hombre y una mujer, se bajaron de un vehículo y los acribillaron a balazos por la espalda. Ana Isabel Arostegi se intentó defender pero fue rematada cuando estaba malherida. Francisco Javier Mijangos quedó inmóvil sobre el asfalto por los disparos.
Unos meses antes de este atentado, ETA lanzaba en su Zutabe, el boletín interno, un "debate sobre los cipayos" en el que les señalaba como objetivo. Más de tres mil personas, entre ellas el lehendakari Ibarretxe, despidieron a Arostegui en la iglesia de San Pedro de Mungia.
Ana Isabel Arostegui pertenecía a la decimotercera promoción de la Ertzaintza, era madre de tres niños y estaba casada con otro miembro de la Policía vasca. Es la única mujer ertzaina asesinada por ETA.
El ertzaina Francisco Javier Mijangos se encontraba el 23 de noviembre regulando el tráfico en un cruce de Beasain junto a su compañera Ana Isabel Arostegui. Dos miembros de ETA, un hombre y una mujer, se bajaron de un vehículo y los acribillaron a balazos por la espalda. Ana Isabel Arostegi se intentó defender pero fue rematada cuando estaba malherida. Francisco Javier Mijangos quedó inmóvil sobre el asfalto por los disparos. Unos meses antes de este atentado, ETA lanzaba en su Zutabe, el boletín interno, un "debate sobre los cipayos" en el que los señalaba como objetivo.
Francisco Javier Mijangos había nacido en Bilbao en 1969. Pertenecía a la decimotercera promoción de la Ertzaintza y estaba afiliado a UGT. Vivía con su familia en Miranda para alejar a los suyos del peligro terrorista. Estaba casado y tenía un hijo de diez meses.
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En su mayoría se trata de agentes de la Unidad de Tráfico, que cuenta con el mayor número de agentes caídos mientras vestían de uniforme. Pero no existe un registro y el Departamento de Seguridad, que argumenta su deseo de preservar la intimidad de las familias, no ha facilitado datos que permitan elaborar una lista oficial. Este periódico ha contabilizado 23 casos. En algunos se ha podido poner fecha al siniestro gracias a las crónicas de la época, por el impacto mediático que tuvieron sus muertes. En otros casos esto no ha sido posible. A todos ellos, el reconocimiento de EL CORREO.
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14/06/1989. Pedro Esteban Alonso Becerril. Falleció mientras patrullaba en coche. Su vehículo derrapó por causas no determinadas y chocó contra una valla metálica. Murió como consecuencia del impacto y resultaron heridos los dos compañeros que le acompañaban.
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29/05/2012. Jesús Baleirón. 41 años, vecino de Vitoria. Falleció en Ribera Alta (Álava) arrollado por un vehículo cuando participaba en un curso de perfeccionamiento de conducción de motocicletas.
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30/12/2020. Iñigo Echarri Álvarez, 'Tiri'. 47 años. Falleció ahogado al caer el coche patrulla que conducía al río Urumea de San Sebastián. El informe pericial atribuyó el accidente a un error humano.
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