Txetxu Rojo: elegancia y arrogancia

Muere Txetxu Rojo ·
Yo no estaba aquella época en Bilbao, pero tengo grabada en la mente su suave trotar por la banda izquierda de San Mamés

José Luis Zubizarreta

Viernes, 23 de diciembre 2022, 18:35

La memoria es esquiva y engañosa. Al contrastarla con los datos que me ofrecen las fuentes objetivas, me doy cuenta de que la que guardo de Txetxu Rojo debe de tener más que ver con la creación que con la evocación. Resulta, en efecto, ... que los años en que él jugó en el Athletic coinciden, en su mayoría, con los que yo viví fuera del país. Sólo la radio, a falta, por entonces, de transmisiones televisivas regulares, pudo tenerme en contacto con su quehacer deportivo.

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Y, sin embargo, tengo grabados en mi recuerdo su suave trotar por la banda izquierda de San Mamés y sus siempre templados pases, como si lo hubiera visto jugar domingo tras domingo los diecisiete años de su titularidad. En esa mezcla de imaginación a raíz de lo oído y de recuerdo de lo visto con mis propios ojos sobresale, más allá de fintas y asistencias memorables, la figura de la elegancia y la arrogancia que Rojo dejó dibujada sobre el césped y que nadie -me atrevo a decir- de entre los que le han sucedido ha sido capaz de superar.

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Lo de la elegancia en el juego lo dejo para los entendidos que expresen su opinión en este medio. Yo soy un simple aficionado que goza y llora, no un experto que analiza. De su arrogancia, en cambio, en el sentido del término que el DRAE define como «valentía o gallardía», ahí va mi recuerdo de aquella más que arbitraria expulsión que el árbitro sólo pudo justificar en el Acta con un acomplejado «me miró mal». Define al personaje. Nunca se achicó ante nadie y como nadie desplegó la dignidad del equipo en que jugaba por todos los campos del país. Se hizo así también él digno de entrar en el grupo de los más grandes de su historia y de servir de estímulo a los que tras él han de venir. Otro One Club Man que hoy sumamos a la lista de los que con mayor añoranza recordaremos.

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