Los jugadores rojiblancos celebran la victoria. Manu Cecilio

Athletic 2-0 Alavés

El rayo que no cesa en San Mamés

El Athletic, que decidió el derbi ante el Alavés en seis minutos con un penalti que paró Simón y dos goles de Guruzeta, sigue intratable en su campo, donde cada partido es una fiesta

Domingo, 17 de marzo 2024, 00:23

A Sevilla, oe, a Sevilla, oe, cantaba San Mamés, que en cada partido vive una fiesta. No se recuerda algo así desde hace 40 años. El de este sábado era el último partido del Athletic en casa antes de la final de Copa y la ... afición no pudo salir más encantada del campo. Y no sólo por una victoria que sitúa a su equipo en puestos de Champions, aunque sea durante unas horas, sino porque los de Ernesto Valverde volvieron a demostrar que esta temporada, tras una combinación astral digna de estudio, se han convertido en un gigante capaz de tumbar a sus rivales de un simple manotazo. No les hace falta más. Esta vez, en un derbi que llegó a interrumpirse hasta tres veces por emergencias sanitarias, su víctima fue el Alavés (2-0), que en seis minutos pasó de sentirse italiano y musical, haciendo un gran partido, a verse chamuscado por un rayo, el rayo que no cesa en San Mamés desde finales de agosto.

Publicidad

La contundencia de los rojiblancos en La Catedral, donde golean más que ningún otro equipo de la Liga, ya ha provocado asombro en partidos anteriores. Sin embargo, que se repita es algo que continúa deslumbrando. Lo cierto es que la hinchada rojiblanca está recuperando un sentimiento perdido, de otra época, de cuando su equipo arrollaba en San Mamés a cualquiera que se le pusiera por delante y el público entraba al campo dando la victoria por descontada y apostando por cuántos goles iba a ganar su equipo. Esto, que no deja de ser un recuerdo infantil para los mayores de 50 o 60 años, se vuelve a sentir de nuevo. Y parece un milagro.

Lo que le ocurrió al Alavés lo ha experimentado en sus carnes el Athletic hasta hace dos días en muchos partidos que le enfrentaron al Madrid o al Barça, por citar a los dos grandes verdugos históricos de la Liga. Nos referimos al hecho de hacerse ilusiones con un buen juego para luego, en un segundo, sin saber muy bien por qué, verse en el lodo, a merced de los elementos, noqueado. El Glorioso entró en el derbi con ganas de reivindicarse, deseoso de competir con grandeza en un escenario temible. El reto de enfrentarse al Athletic en su campo, donde está siendo una máquina apisonadora, parecía excitar a los pupilos de Luis García Plaza, a quienes la tranquilidad en la tabla les anima a plantearse con ilusión grandes empresas. Pues, gracias a esta actitud, durante media hora el Alavés consiguió ser mejor que su rival. Bien plantado en el campo, con una medular muy poblada que agobió a los rojiblancos y muy fuerte en todos los quites y las anticipaciones, superó a un Athletic confuso con dificultades para circular.

Ocasiones

A los 15 minutos, un magnífico contragolpe de los babazorros, con Carlos Vicente superando a Vivian y poniendo un centro perfecto para la carrera de Guridi, terminó con un cabezazo del jugador de Azpeitia que Unai Simón detuvo con mucha suerte con los pies. Fue el primer aviso. El segundo llegó en un cabezazo muy forzado de Samu a pase de Luis Rioja. El Athletic no estaba a gusto. No encontraba caminos por las bandas y Unai Gómez, que había salido en lugar de Sancet, naufragaba en la media punta, sin saber cómo y por dónde hacer daño. Se llegó así al minuto 29. Nico Williams hizo un penalti claro a Gorosabel, muy activo hasta ese momento, se supone que también con deseos de hacerse ver ante un público que quizá sea el suyo la temporada que viene.

Publicidad

Luis Rioja lanzó y Unai Simón lo paró. Y algo sucedió entonces. Algo que tiene que ver con el patrón de los acontecimientos que está viviendo el Athletic esta temporada. En la siguiente jugada al penalti, Guruzeta abrió el partido rematando muy bien con el exterior una gran asistencia de Nico Williams.

Y poco después, un balón en envío muy largo que Iñaki Williams intentó controlar en carrera delante de Sivera, se le escapó hacia atrás y se convirtió en una asistencia perfecta a Guruzeta, que marcó a puerta vacía.

Publicidad

El linier, un hombre de gatillo fácil, por lo visto, levantó el banderín señalando fuera de juego, pero el VAR esta vez sirvió para evitar el despropósito. Porque el mayor de los Williams había salido en posición correcta. Es más, su desmarque fue perfecto, el mejor posible.

Al Alavés se le cayó el mundo encima, como es natural. Pocas cosas confunden más a un equipo que sentirse desgraciado y víctima de una injusticia. Los pupilos de Luis García Plaza se sintieron así y llegaron al descanso en algo parecido a un estado de shock. En la segunda, ya recuperados del golpe, volvieron a competir, pero sin la determinación con la que lo hicieron en la primer media hora. El Athletic, en cambio, disfrutaba como tantas otras veces en San Mamés de un resultado que le permitía despeinarse aprovechando los espacios que le dejaba el rival.

Publicidad

Pudieron marcar algún gol más los rojiblancos, pero lo cierto es que no estuvieron finos en la finalización de las jugadas. Ni los Williams, ni Unai Gómez, ni incluso Muniain, que salió junto a Dani García en el minuto 68, y pudo hacer el tercero en el 80 tras empalmar un rechace de Sivera. Se le fue alto. El Alavés, por su aparte, apenas logró inquietar la portería rival. Y eso que su entrenador acabó metiendo a Hagi, Kike García y Simeone en busca de un gol que les diera alguna esperanza. No era su día. Casi nunca lo es para los rivales del Athletic en San Mamés, como ya hemos escrito otras veces.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad