Guruzeta, el mejor del Athletic-Alavés. Y para ti, ¿quién ha sido el MVP?

Se empiezan a acabar los calificativos para el líder del Trofeo Zamora. El guardameta alavés detuvo un penalti (segundo en la temporada con el de Iago Aspas) a Luis Rioja que originó, a la contra, el primer gol de Guruzeta. Antes ya había sacado un milagroso pie a cabezazo de Guridi. En la segunda mitad estuvo menos exigido.

El central vitoriano justificó con creces su primera convocatoria con la selección española. Le ganó todas a Samu Omorodion, un portento físico pero limitado en cuanto a técnica. La internada de Guridi, solo dentro del área, en la primera gran ocasión babazorra es su único pero. Con Paredes o Yeray, pero Vivian no se toca.

No aprovechó la baja por sanción de Paredes, que parece estar por delante del de Barakaldo y se postula como titular en Sevilla. Por momento desconectado, falto de ritmo, Yeray erró varios pases que no se pueden fallar. En labores puramente defensivas estuvo correcto.

Se las vio con Luis Rioja, el jugador más desequilibrante del Alavés. El de Deusto cumple siempre con su papel: tratar de secar al extremo rival y no comprometer a sus compañeros con errores evitables. Una vez más lo consiguió. No solo eso, sino que se asomó en más de una ocasión al ataque.

En la primera parte Carlos Vicente, mucho más rápido, le ganó en más de una ocasión la espalda. El veterano lateral de Laguardia se multiplicó en labores defensivas ganando línea de fondo cuando Iñaki Williams le dejaba hueco al trazar diagonales.

Otro recital en la medular para el ex del Mallorca. Sin hacer ruido, y con mucho trabajo, 'Galaxy' se ha adueñado del pivote rojiblanco con actuaciones como la de este derbi. No solo aportó la tranquilidad e inteligencia necesaria de su posición, sino que filtró varios balones que dejaron solos a sus compañeros.

El mediocentro navarro también se ha consolidado en la medular haciendo gala de una madurez que sorprende para su escaso bagaje en la élite. Ayer no fue de los que más brillaron, pero su presencia se antoja necesaria y con el paso de las semanas ha ido condenando al ostracismo a los Vesga, Dani y Herrera.

El de Bermeo fue la nota gris del soberbio ataque rojiblanco. No conectó con sus compañeros y decidió mal al intentar una vaselina con Sivera fuera de su portería. En la segunda parte, con el Alavés venido a menos, tuvo más libertad de movimiento pero no brilló como le hubiese gustado.

El mayor de los hermanos anotó un gol a los cuatro minutos que fue anulado por fuera de juego y no dejó de buscar la espalda a Javi López, completamente desbordado ante las acometidas del internacional por Ghana. En el segundo quiso controlar delante de Sivera, pero su toque se convirtió en una perfecta asistencia para Guruzeta. Un puñal.

A veces parece ausente, estático, pero cuando le llega el balón se espera lo mejor. Mostró sus carencias defensivas al cometer un torpe penalti sobre Gorosabel, que puede ser su compañero la próxima temporada, pero enmendó su error un minuto después al apurar línea de fondo, bailar a sus rivales y servir atrás para Guruzeta en el primer gol.

Si Simón va para Zamora, Guruzeta presenta su firme candidatura para el Zarra, la clasificación de los máximos goleadores nacionales. Con su doblete ya suma 13 dianas en una grandísima temporada. Los dos fueron al primer toque. En el primero se hizo un hueco dentro del área pequeña tras el pase de Nico y en el segundo aprovechó la 'asistencia' de Iñaki.

Ha perdido su rol de titular con la irrupción de Prados. Esta vez se conformó con los últimos diez minutos dando descanso a Galarreta.

Sustituyó en el 69 a Beñat Prados para seguir sumando minutos. Contuvo los arreones finales de un Alavés a la desesperada.

Dio unos minutos (salió en el 77) de descanso a Nico Williams. En la última jugada del partido se fabricó una ocasión que casi acaba en gol.

No jugaba desde el 12 de febrero ante el Almería. Salió en el 69 en lugar de Unai Gómez pero no entró demasiado en contacto con sus compañeros.

Sustituyó en el minuto 77 al bigoleador Guruzeta. Se marchó con un dolor en la espalda tras una fea caída, fruto de su insistencia al no dar ni un solo balón por perdido.