La lava acorrala al pueblo de Todoque en su lento caminar hacia el mar

El presidente del cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata, asegura que, según los cálculos de varios estudios de expertos, más de un millar de casas de la isla van a resultar destruidas. Estos daños serán cubiertos por el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), un organismo público que asumirá esta contingencia derivada de «fenómenos de la naturaleza».

Entretanto dos ríos incandescentes avanzan hacia el mar, su salida natural, aunque lo hace de manera más lenta de lo previsto, a 120 metros a la hora mientras que ayer lo hacía a 700. Se preveía que llegase a la costa a lo largo de la mañana, pero hay muchas posibilidades de que tarde varias horas más de las previstas por su lento caminar. Desde este pasado domingo, se han perdido más de 300 fincas o explotaciones agrícolas y casi 6.000 vecinos de las localidades más afectadas por la erupción han tenido que ser desalojados. En total, 103 hectáreas han resultado afectadas.

La desembocadura de la lava en el océano preocupa a las instituciones y a los expertos porque la reacción entre la lava y el agua salada provoca nubes tóxicas. Por ese motivo, el dispositivo de Protección Civil se intensificará en ese momento porque «puede generar explosiones y emisión de gases nocivos», según el comité de crisis (Pevolca). Capitanía Marítima ha establecido un perímetro de exclusión en el mar, paralelo a la costa, y por tierra las fuerzas de seguridad impedirán el acceso a la zona.

Cuando el magma, a unos mil grados de temperatura, alcance el agua del mar, a poco más de veinte grados, se producirá una explosión de vapor de agua que generará una densa nube blanca. La lava con su calor extremo provoca esta nube, pero también una reacción química, en la que interviene principalmente el cloro, que puede irritar la piel, los ojos y las vías respiratorias. En total, hay cuatro peligros principales asociados con la lava que fluye hacia el océano: el colapso repentino de los terrenos y acantilados del litoral, las explosiones desencadenadas por este colapso, las olas de agua hirviendo que se generen alrededor y la columna de vapor tóxico con ácido clorhídrico y pequeñas partículas de cristales volcánicos.

Jesús Ibáñez, uno de los mayores expertos europeos en sismología volcánica y catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Granada (UGR), pide a la población extremar las precauciones ante la nube tóxica: «El volumen de gases emitido es realmente muy elevado. Las poblaciones tienen que tener mucho cuidado porque son muy perjudiciales», añade. Eso sí, meteorólogos de Meteored han descartado que cuando la lava entre en contacto con el mar pueda provocar lluvia ácida y aseguran que su impacto en el clima será a una escala local pero no a una escala global.

Las autoridades canarias han establecido un perímetro para evitar el acceso a las zonas afectadas por la nube del volcán. «Las personas no podrán volver a sus casas en unas semanas. Estamos hablando de meses», predice el experto. Por su parte, el presidente del Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), Manuel Regueiro, recomienda a la población local seguir las instrucciones de las autoridades de La Palma y no acercarse a las coladas de lava. «Todo el mundo sabe que es muy peligroso acercarse a un volcán cuando está en erupción y está echando cenizas, lava y gases tóxicos», apostilló.

Por otro lado, se han registrado durante la noche de lunes a martes cuatro pequeños terremotos, de los que al menos dos han sido sentido por parte de su población, ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El primero se desencadenó a las 21.32 (hora canaria) y alcanzó según el IGN los 3,8 puntos de magnitud. Se sintió en Los Llanos de Aridane, Tazacorte, Barlovento, El Paso, Breña Alta y Breña Baja, Fuencaliente, Los Canarios, Villa de Mazo, San José y Santa Cruz de La Palma. El otro seísmo sentido ha sido de 3 puntos de magnitud a las 6.06 (hora canaria), a 1 kilómetro de profundidad, y se ha hecho presente en gran parte de Los Llanos de Aridane y de El Paso.

Otro de los terremotos, en este caso sin registros de que fuera sentido, también alcanzó los 3 puntos de la escala Richter y tuvo lugar en El Paso a 2 kilómetros de profundidad poco antes de la media noche. El cuarto, poco después de que arrancara el martes, fue de 2,2 puntos de intensidad y también en El Paso y a 2 kilómetros de profundidad.

Por otro lado, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha realizado nuevas medidas para evaluar y monitorizar la cantidad de dióxido de azufre (SO2) emitido a la atmósfera por el actual proceso eruptivo en Cumbre Vieja, en la isla de La Palma. Los resultados obtenidos para este segundo día de la erupción reflejan una tasa de emisión de SO2 entre las 7.997 y 10.665 toneladas diarias, asumiendo que la velocidad del viento a 3.000 metros durante el día de ayer ha estado entre los 4,2 y 5,5 metros por segundo (datos meteorológicos proporcionados por la Aemet).

Según el Involcan, la monitorización diaria de este parámetro será fundamental para analizar la evolución del actual proceso y poder utilizar este metodología para certificar la fecha final de la erupción. Los valores obtenidos durante el segundo día de este proceso eruptivo (8.000-10.500 toneladas diarias) son similares e incluso ligeramente superiores a los valores registrados para el primer día de la erupción (6.000-9.000 toneladas diarias).

El Instituto explica que estos resultados son coherentes con las primeras 48 horas de evolución de este proceso eruptivo con la aparición de un nuevo punto de emisión de material magmático en Tacande, una zona del municipio de El Paso. Asimismo, añade que los resultados de emisión de SO2 obtenidos mediante observaciones terrestres son coherentes con las observaciones satelitales registradas por TROPOMI, el instrumento satelital a bordo del satélite Copernicus Sentinel-5 Precursor. El Sentinel-5 Precursor (S5P) es el primero de los Sentinels de composición atmosférica, lanzado el 13 de octubre de 2017.

«Nuestro futuro está en manos de la lava». Grecia Romina Motta regenta el Kiosco de Guirre, junto a la playa donde ayer noche se esperaba que la lengua de lava que llevaba un día vomitando el volcán Cumbre Vieja uniera su destino al océano Atlántico. Finalmente no fue así, pero la angustia se ha adueñado de su vida desde que la colada de magma cortó la carretera de Puerto Naos a la altura de Todoque, obligándola a cerrar su negocio, templo de la albacora, las viejas y las sardinas, del queso a la plancha y las papas arrugadas, y ahora envuelto en humo, cenizas y un calor achicharrante. «No sé qué va a ser de nosotros», relata conmocionada después de que desalojaran 40 viviendas en el vecino Tazacorte.

La ola de destrucción, que alcanza en algunos puntos los 6 metros, se encaminaba hacia la playa de los Guirres. Nemesio Pérez, director del Instituto Vulcanológico de Canarias, ya ha desvelado la existencia de una cámara de magma situada por debajo de la que alimenta la erupción y mayor que ella, situado a entre 20 y 30 kilómetros de profundidad. Si la duración del episodio depende de la capacidad del reservorio de lava, calculado inicialmente en unos 11 millones de metros cúbicos de basaltos incandescentes, el hallazgo de otra conectada a ella, «podría hacer que la erupción se alargue». Porque la pregunta en boca de todos es cuánto durará este cataclismo. Y nadie lo sabe a ciencia cierta. «Varias semanas, unos pocos meses», porfiaba el vulcanólogo, quien ayer se sumaba al presidente Sánchez, el Gobierno canario y el Cabildo insular en hacer un llamamiento a la responsabilidad, mientras se anunciaba un decreto ley urgente para ayudar a los damnificados.

Las cifras se repiten constantemente, como la velocidad a la que avanza la barrera de fuego surgida de las entrañas de la Tierra. 300 metros a la hora a medida que se acerca a la costa-, temperaturas de más de 1.100 grados, 30.000 terremotos (ninguno por encima de los 3 grados en la escala Richter), 20 centímetros de deformación de la cumbre... Preocupaban ya las emisiones a la atmósfera: entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias de dióxido de azufre, el funesto peaje de ese espectáculo natural -el resplandor es visible desde el Teide- que ha devorado ya 166 casas y cultivos y que a estas horas tiene con el corazón en un puño a miles de familias como la de Grecia, impotentes ante el curso de los acontecimientos.

Los expertos tratan de atar en corto a la bestia. Lo hacen tomando imágenes termográficas del foco eruptivo o estudiaban la composición del penacho de humo que se abre paso en el cielo de la isla a partir de dos fisuras separadas por apenas 200 metros y donde el número de bocas ascienden ya a diez tras la nueva que surgió ayer, que escupen fuego y destrucción. La nueva boca eruptiva ha surgido a unos 900 metros de la principal, en las cercanías del pueblo de Tacande, en El Paso, lo que ha obligado a ampliar las evacuaciones.

La erupción ha corrido un velo de incertidumbre sobre la Isla Bonita, donde los desplazados alcanzan ya las 5.500 personas ante el lento, pero imparable, avance de la lava que se lleva por delante viviendas y explotaciones plataneras. La mayoría han sido ubicados: mientras los extranjeros emprendían el regreso a sus hogares en avión o por barco, muchos vecinos lograban acomodo por sus propios medios o con familiares. 250 sin recursos aguardaban ayer en El Fuerte, el antiguo acuartelamiento de Santa Cruz de la Palma, donde efectivos del Servicio Canario de Salud, Cruz Roja o Guardia Civil trataban de contener la desesperación de quienes están en un tris de perderlo todo o han recibido ya la confirmación.

Lo saben muy bien la psicóloga Alicia Pérez Bravo y tres compañeras, consagradas a administrar el dolor en pequeñas píldoras. «Hay que reducir el impacto en una población que está en shock, bloqueada, a la expectativa». Y eso a pesar de que la tragedia se mascaba desde hacía semanas y la gente, dice la doctora, se lo ha tomado en general «bastante bien, aunque una cosa es saber que el volcán va a erupcionar y otra muy distinta ver cómo se lleva por delante tu casa», explica la médica. Tres comidas al día (ayer, paella y fruta), una cama, atención prioritaria para mayores y personas con discapacidad, pruebas de Covid a quienes entraban al recinto... La Palma se enfrenta a una prueba de fuego.