Rubiales dimitirá hoy acorralado y sin apoyos tras el escándalo del Mundial femenino

Rubiales ha tratado por todos los medios de mantenerse en el sillón presidencial desde que el pasado domingo recibiera durísimas críticas por besar sin su consentimiento a la futbolista Jenni Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas por haber ganado el Mundial femenino. Su estado de ánimo atravesó diferentes fases. Primero se tomó a broma el gesto, luego restó importancia a los hechos y argumentó que quienes le reprochaban su actitud eran «idiotas», y, más tarde, presionado por el Gobierno, se disculpó en un vídeo en el que intentó sin éxito que le acompañara la jugadora. Las críticas arreciaban, las voces que exigían su dimisión eran ya un clamor, comenzaron a conocerse las primeras denuncias por la vía penal acusándole de violencia sexual y Pedro Sánchez, con quien mantuvo una estrecha relación, consideró insuficientes sus disculpas y le pidió «dar más pasos», que no era otra cosa que presentara su dimisión.

A media tarde de ayer dio ese paso. Los frentes abiertos eran demasiados incluso para un hombre acostumbrado a vivir en el conflicto y a soportar la presión de la Justicia y de los medios de comunicación. Su resistencia se agotó cuando apareció en escena la FIFA y conoció la seria advertencia del ministro Bolaños.

La Comisión Disciplinaria de la FIFA anunció la «apertura de un procedimiento disciplinario «con base en los hechos acaecidos durante la final de la Copa Mundial Femenina». El organismo presidido por Gianni Infantino considera que su conducta durante y después de la final podría resultar constitutiva de violaciones de varios artículos de su código disciplinario. En ellos, la FIFA avisa que las federaciones, los clubes y los jugadores deberán «respetar los principios de juego limpio, lealtad e integridad».

En concreto, en el punto 13.2, la máxima organización del fútbol mundial asegura que «podrán imponerse medidas disciplinarias a toda persona que lleve a cabo alguna de las siguientes acciones: violar las normas básicas de la conducta cívica; insultar a una persona física o jurídica de alguna manera, especialmente mediante lenguaje o gestos ofensivos; servirse de un evento deportivo para realizar manifestaciones de índole distinta a la deportiva; adoptar una conducta que desprestigie al fútbol o a la FIFA; modificar activamente la edad de los jugadores en los documentos de identidad que estos últimos presenten en las competiciones en las que existe un límite de edad».

El mensaje del ministro Bolaños sonó a sentencia. Desde París, donde participará en un homenaje a La Nueve, la división del Ejército francés en la II Guerra Mundial compuesta en su mayoría por republicanos españoles, declaró que «si no se dan esos acontecimientos (que Rubiales se aparte) y no se producen, el Gobierno va a actuar». «A la sociedad española ya le parece intolerable que haya comportamientos machistas, que se bese a una mujer sin su consentimiento», añadió Bolaños, que a su vez reivindicó el «orgullo» de la sociedad española, que «no tolera comportamientos machistas y que se avergüenza cuando se producen los comportamientos que se vieron aquel día».

La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, también se sumó ayer a las críticas al considerar «impresentable» el 'caso Rubiales'. «Hay que actuar rápido y con contundencia y, sobre todo, intentando reconfortar a la única víctima que hay aquí, que es Jenni», afirmó en una entrevista emitida en 'TVE'.