Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El Tour es un teatro a tamaño natural. Son las Navidades en julio. Una máquina de retroceder en el tiempo que comenzó a funcionar el 1 de julio de 1903 cuando 60 ciclistas, aventureros, se atrevieron con aquel bautizo de 467 kilómetros entre París y ... Lyon. Ese viaje continuará otro 1 de julio, el de 2023, justo cuando la carrera cumplirá 120 años, con la Gran Salida en Bilbao. Ese día, la capital vizcaína ingresará en este patrimonio del deporte mundial con una etapa que partirá desde el Guggenheim y finalizará en la ciudad tras 185 kilómetros, que disfrutará del paisaje anfibio de Urdaibai y que tendrá el recorrido más montañoso que ha presentado nunca una jornada inicial de la ronda gala con 3.320 metros de desnivel acumulado, con las subidas a Morga, el Vivero (por Erletxes) y Pike Bidea (Sondika) antes de terminar en el repecho de Begoña. Un recorrido típico de las carreras vascas.
Un día después, la subida a Jaizkibel, situada a 20 kilómetros del final, marcará la segunda etapa, de 210 kilómetros entre Vitoria y San Sebastián, dos ciudades que ya conocen lo que supone acoger la Grande Boucle. De su paso por Vitoria queda la estampa de José Nazabal levantando los brazos en la meta situada en Gamarra aquel 3 de julio de 1977. En su nueva visita, tomará como punto de partida la capital alavesa desde un enclave que la organización aún debe definir, pasará por Alegría y Legutio para después internarse en territorio guipuzcoano. La tercera etapa saldrá desde Amorebieta para pasar por San Sebastián e Irún antes de finalizar probablemente en Baiona (aún está por decidir). En total, serán 530 kilómetros por carreteras vascas.
El trazado se presentó en el Palacio Europa, en Vitoria, con la presencia de todas las instituciones vascas (diputaciones, ayuntamientos y Gobierno vasco unidos en este proyecto) y del director del Tour. Christian Prudhomme se confesó «impresionado» por Euskadi, por su capacidad de trabajo en equipo, «como el viejo equipo KAS que veía cuando adolescente o como el Euskaltel de la marea naranja». «Ahí -destacó- radica la fuerza de Euskadi». A Prudhomme le encanta que todas las instituciones, que invertirán 12 millones de euros en el Tour, remen en la misma dirección. «Cada año, desde la Gran Salida de San Sebastián en 1992, han insistido en que volvamos». El Tour regresará en 2023. «En Francia y en el mundo verán la belleza de estos paisajes. Queremos que sea la salida más bonita que hemos hecho nunca», dijo. «¡Eskerrik Asko! Espero que ese año ya podamos sonreír sin mascarillas», deseó.
También el lehendakari, Iñigo Urkullu, destacó el trabajo conjunto institucional para hacer «este sueño realidad». Y describió con una palabra, «emoción», lo que siente ante la llegada del Tour. «Ya ha empezado la cuenta atrás». Junto a los representantes institucionales, el palacio se llenó con rostros ciclistas, como el de Mikel Landa, dos veces cuarto en la ronda gala, y el de Joseba Beloki, que subió en tres ocasiones al podio. Allí estaban también vencedores de etapa en el Tour como Marino Lejarreta, David Etxebarria, Ion Izagirre y Roberto Laiseka.
Noticias Relacionadas
Ángel Resa
J. Gómez Peña
Un vídeo recuperó imágenes de sus victorias y de los triunfos de Mayo, Astarloza, Etxabe, Garate, Induráin, Murguialday... de la semana vestido de amarillo de Igor González de Galdeano, del reinado de la montaña de Txomin Perurena y del triunfo en la Grande Boucle femenina de Joane Somarriba. «Los vascos aman el ciclismo. Siempre se les ve en cabeza del pelotón», subrayó Prudhomme.
El Tour, el gran acontecimiento del deporte junto al Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, pondrá su foco sobre Euskadi, que durante ese inicio de julio será la imagen que más coloreará las pantallas de los 190 países a los que llega la Grande Boucle. Eric Fottorino, antiguo ciclista amateur y director del diario 'Le Monde', inició así su libro 'Elogio del Tour': «Corrí mi primer Tour cuando tenía once años. Me llamaba Luis Ocaña y mi intención era derrotar al otro Eddy Merckx». El Tour es la infancia que perdura, una pasión que no tiene edad, que viene por primera vez a Bilbao y que vuelve a visitar San Sebastián y Vitoria. Un lujo que dejará huella.
El desembarco del Tour es el final de una cadena cuyo primer eslabón se engarzó en 2009, cuando el socialista Patxi López fue elegido lehendakari. Comenzaron los contactos para traer a Euskadi la Vuelta a España, ausente desde 1978, entre otras cuestiones por el rechazo que la carrera generaba entre las formaciones nacionalistas. Patxi Mutiloa, entonces director de Deportes, inició los contactos con Unipublic, entidad organizadora de la ronda española. Todo cuadró y en 2011 la Vuelta disfrutó en Bilbao del triunfo de un corredor del Euskaltel-Euskadi, Igor Antón. Fue una fiesta popular. Un reencuentro tras 33 años de ausencia.
EL TOUR POR EUSKADI
Bilbao volvió a acoger la carrera en 2016, ya con el PNV de vuelta en el Gobierno vasco. En aquella etapa, Javier Guillén, director de la carrera y personaje clave en esta historia, invitó a asistir a esa jornada a Christian Prudhomme, director del Tour. Guillén es el puente por el que va a venir la Grande Boucle a Euskadi. Sus buenas relaciones con las instituciones locales son la llave. Hay un reunión inicial de Prudhomme con Juan María Aburto, alcalde de Bilbao, y con Unai Rementeria, diputado general. Los dos muestran su deseo de acoger algún día una etapa del Tour. Prudhomme regresa a París tras conocer una tierra que «adora el ciclismo». Siempre ha destacado la «pasión» vasca por este deporte.
Durante la Vuelta de 2018 se produce otro momento clave: la etapa entre Getxo y la cima de Oiz. Supuso un guiño al Tour: le mostró los mejores paisajes del territorio, la costa, Gaztelugatxe, Urdaibai, las minas de la margen izquierda, el nuevo Bilbao del Guggenheim... «Euskadi se vende sola», dice siempre Guillén.
Las imágenes entre la niebla de miles de aficionados jaleando a cada ciclista en la brutal subida final a Oiz formaron parte del vídeo que las instituciones vascas enviaron a Prudhomme para seducirle. «Nunca había vivido una etapa así», dijo admirado Guillén.
En el despacho del director del Tour se amontonan las peticiones de ciudades que quieren ser parte del Tour. En marzo de 2019, el lehendakari Iñigo Urkullu se reúne con el presidente de la Mancomunidad de Iparralde, Jean-René Etchegaray para unirse en una candidatura que traiga la Grande Boucle a Euskadi. El 7 de noviembre de 2019, Aburto, Rementeria y Bingen Zupiria, consejero de Cultura del Ejecutivo vasco, se citan en París con los responsables del Tour para insistir en su petición. Quieren una etapa en 2022 y la Gran Salida en 2023. Doble propuesta.
La pandemia cambió el mundo. El Tour, como todo, ingresa en un proceso incierto. Pero sale adelante y vuelve a pensar en el futuro. Prudhomme viaja a la ciudad bilbaína, casi a escondidas, el 14 de diciembre de 2020. Entra por el garaje a la Diputación para que nadie le vea. Le esperan Zupiria, Aburto y Rementeria. Les dice que por culpa del virus ha tenido que retrasar la Gran Salida desde Copenhague de 2021 a 2022. Eso impide que el Tour venga a Bilbao en 2022. Los dirigentes vascos se vienen abajo. Pero Prudhomme les da entonces la gran noticia, el regalo: les propone que la capital vizcaína sea la Gran Salida del Tour 2023. En marcha la cuenta atrás.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.