La solidez de Unai Simón

Gritaban los seguidores valencianistas desde la grada visitsnte, aquello de «¡Lim, vete ya!», pero la gestión del propietario del club, que tal vez no sea la mejor, les está dando, al menos, la oportunidad de ver cómo está creciendo una generación de futbolistas de su propia cantera, de la que Baraja parece sentirse orgulloso hasta el punto de agradecer la pregunta de un periodista, que equiparó la forma de jugar del Athletic con la del Valencia. Dijo sentirse halagado por esa comparación, porque «tenemos mucho que aprender del Athletic». Entre otras cosas, la paciencia con los de casa marca Lezama.

Con gente como Unai Simón, que está en las antípodas de Guillamón. Es todo lo contrario a su amigo. Sigue siendo indiscutible e incluso empieza a acallar esas voces que, con el advenimiento de Kepa Arrizabalaga a la portería del Real Madrid, comenzaron a cuestionar su presencia en las alineaciones de la selección española. Puestos en la balanza los méritos de uno y otro, ambos salidos de la misma factoría, sigue ganando Unai, no vayamos a decir por goleada, porque tal vez no sea lo más adecuado a la hora de hablar de dos grandes porteros, pero sí por el balance de las últimas temporadas, y sobre todo, de lo que se está viendo en la presente. Luis De la Fuente sigue creyendo en Simón, y en Bilbao, si había todavía alguien que cuestionara al guardameta del Athletic, ya sólo pueden quedar los más recalcitrantes. Un puñado como mucho.

Porque basta con hacer un balance de sus prestaciones en un partido tan complicado como el que jugó el Athletic frente al Valencia. Encajó dos goles, sí, es verdad, pero en ninguno de los dos pudo hacer más de lo que hizo. Sin embargo, la relación de situaciones que resolvió, en la primera y la segunda parte, es apabullante. Comenzó el recital al despejar, como quien no quiere la cosa, un disparo cercano de Hugo Duro poco después de que marcara De Marcos para el Athletic. Sólo un minuto más tarde, Unai sacó una pierna milagrosa después de que Amallah se colara entre los centrales rojiblancos y disparara con intenciones criminales. El portero ya se estaba venciendo hacia el otro lado, pero fue capaz de estirar su pierna derecha y desviar con la punta de la bota el balón a saque de esquina.

Pero no fue la única, porque al margen de sentirse cada vez más seguro en el juego con el pie y distribuir balones a las bandas, con el marcador empatado después del gol de Fran Pérez, realizó su mejor intervención cuando le quitó la pelota de los pies a Canós, que se había plantado frente a él.

Unai Simón es, sin duda, una referencia para el Athletic, y es bueno que un equipo tenga un portero tan sólido, porque genera dudas en los rivales. Por segundo partido consecutivo ha sido el mejor jugador del equipo. Lo fue en Montjuic contra el Barcelona, donde también destacó Ter Stegen; lo ha sido en San Mamés, en un partido en el que compartió méritos con Mamardashvili, que también estuvo casi perfecto en la portería.

Es una garantía Unai Simón cuando las cosas no van del todo bien. Decía Valverde al final que, «me encanta que cuando acaba un partido el portero no haya tenido trabajo, pero si lo tiene, que lo solvente bien». No puede quejarse, y no lo hace. «Unai está muy bien, en un gran momento de forma», dice su técnico, que posiblemente sentará en el banquillo el próximo partido al guardameta para dar una oportunidad a Agirrezabala frente al Rubí en el estreno de la Copa.