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Una vez más la vuelta a clase llega acompañada de nubarrones en este contexto pandémico. Con los contagios al alza entre la población en general y entre los escolares en particular los centros de enseñanza se presentan como entornos sensibles. «El temor más real es ... que se agoten las listas de sustituciones» para cubrir un número de bajas que podrían ser «ingentes» entre el personal docente. Muestra esa inquietud Nagore Iturrioz, portavoz del sindicato Steilas, mayoritario en el sistema educativo público. En su opinión, el Departamento de Educación debería haber generado «listas de excepcionalidad» de suplentes e incluso movilizado a «profesores retirados», como se ha hecho en el ámbito sanitario.
Desde el Gobierno vasco aseguran que ya han tomado medidas para hacer frente a este tipo de contingencias. La primera es tratar de anticiparse. Fuentes del área liderada por Jokin Bildarratz apuntan que lo habitual hasta antes de la pandemia era que el primer día de clase se conociese qué docentes causan baja y en ese momento se activaban las bolsas de sustitutos, que llegarían al día siguiente al aula. Pero ahora, apuntan los mismos medios, las direcciones de los centros hacen la petición un par de días antes del inicio de la actividad para que «el profesor sustituto ya esté en clase desde el primer día». Siendo eso así, a estas alturas debería conocerse cuántos docentes no podrán incorporarse el lunes. ¿Cuántos serán? Pese a lo que diga la lógica, desde Lakua aseguran que no es posible saberlo en estos momentos. Y eso que las clases empiezan pasado mañana, y hasta lo hicieron ayer unos pocos centros cuyo número tampoco saben concretar desde el Departamento de Educación.
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En este entorno tan incierto, el Gobierno vasco dispone de otra herramienta que ya avanzaba la líder de Steilas: «Suavizar los requisitos» para acceder a las bolsas de sustitutos, explican fuentes oficiales. Es decir, tirar de docentes que no cumplen con ciertas exigencias para cubrir bajas en situaciones excepcionales. Es algo que se hace con cierta frecuencia en determinadas asignaturas, como «Francés o Informática», donde no hay demasiados profesores. En caso de ser necesario se podrían abrir «listas provisionales» para otros ámbitos. Supondría dar entrada a personas sin el perfil lingüístico requerido o sin la adaptación pedagógica.
En cualquier caso, es posible que los mayores problemas no lleguen el lunes, con la apertura de la mayoría de los colegios, sino a partir de entonces. «La mayor preocupación es qué ocurrirá cuando se empiecen a incorporar los alumnos», apunta Julen Llanos, responsable de Educación en CC OO. A su juicio, preservar la presencialidad es vital para mantener la calidad de la enseñanza, y para eso hace falta que tanto la Administración como las empresas en la concertada sean ágiles cubriendo las bajas que puedan surgir.
Hay datos que mueven a estar en guardia ante lo que pueda pasar. La población escolar regresa a los centros tras unas vacaciones de Navidad en las que las tasas de incidencia de covid entre estas franjas de edad se han multiplicado hasta por seis. Así, justo antes de las fiestas, el día 23 de diciembre, la incidencia entre adolescentes de 13 a 16 años era de 999 casos, que el jueves se habían disparado a 6.312. Entre niños de 6 a 12 años se ha pasado de 2.901 a 6.532. Y entre jóvenes de entre 17 y 18 el ascenso ha sido de los 1.393 de la jornada anterior a Nochebuena, a 9.518 el día de Reyes. Hay que hacer notar también que la incidencia entre las franjas de edad en las que se sitúa mayoritariamente el personal docente, entre los 20 y los 50 años, también supera holgadamente los 7.000 casos.
El sindicalista de CC OO recuerda, no obstante, que en ocasiones anteriores siempre se había llamado la atención sobre el potencial de los colegios como entornos de transmisión, pero la experiencia demuestra que los protocolos han sido eficaces y nunca se hicieron realidad los peores pronósticos. También es cierto que nunca antes había habido tanta población contagiada y nunca antes la variante ómicron, muy eficiente en la propagación, había estado tan extendida. De momento, según los datos de incidencia disponibles, habría más de 11.000 escolares vascos contagiados en los últimos siete días que deberían quedarse en casa de cuarentena.
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