Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El final del primer trimestre de este curso, justo antes de la Navidad, tuvo mucho de 'sálvese quien pueda' en los colegios. Alumnos, padres y profesores empezaban cada jornada sin saber cómo iba a acabar: la multiplicación de los positivos obligó a enviar a muchos ... niños a casa, con la consiguiente revolución en las rutinas familiares, y también hizo estragos en la plantilla de los centros. Ahora toca volver a clase tras las vacaciones, con un panorama todavía peor y con un protocolo sanitario nuevo, en el que Educación retoma los planteamientos más estrictos del curso pasado: los alumnos de Primaria ya no podrán relacionarse en el recreo con las demás aulas de su curso y estas burbujas habrán de mantenerse también en las extraescolares, lo que equivale en la mayoría de los casos a suspenderlas. También las competiciones deportivas han quedado canceladas.
La práctica totalidad de los centros empezarán las clases el lunes, pero hubo algunos que ya retomaron la actividad ayer. Y entre los padres podía apreciarse esa combinación de cansancio y desconcierto que se apodera de muchos ciudadanos al analizar la evolución de las medidas anticovid. En la Ikastola de Deusto, uno de esos contados colegios que abrieron ayer, muchos se encogían de hombros al ser preguntados por el nuevo protocolo: «No lo tenemos muy claro. Esta tarde, por ejemplo, tienen una extraescolar de danza, pero todavía no sabemos si va a poder hacerse o no. Estamos en vilo, pendientes de lo que nos digan», planteaban dos madres, Celia y Arantza.
Noticia Relacionada
Esa sensación de inseguridad dominaba las conversaciones a la entrada del colegio: «Es que todo es interpretable: preguntas y todo depende de quién te conteste. Al final van a pagar el pato los niños. Algunos ya han pasado el covid, se han perdido un montón de cosas, para que ahora vuelvan a mandarlos a casa cuando haya un positivo: es injusto y no tiene sentido», lamentaban otras dos madres, Nerea y Saioa. «Lo que peor llevo yo es lo del deporte escolar -criticaba un padre, Urtzi-. Habían empezado la liga de futbito poco antes de la Navidad y ahora se suspende. Entrenan pero no juegan, mientras en San Mamés se están juntando miles de personas. Siento hartazgo y ya no tengo ni idea: ¿protocolo nuevo? ¡Si no sé cuál es el viejo!».
Mientras tanto, el cuerpo docente se afanaba en sacar adelante la actividad lectiva en unas circunstancias extraordinarias. «El jefe de estudios está a tope, la directora también. En vacaciones nos hemos mantenido alerta, pendientes de todo lo que se iba comunicando, para planificar este día: es un periodo muy difícil y nos lo planteamos de manera similar a un día de huelga, porque no sabes cuánto personal y alumnado va a poder venir», desarrollaba la subdirectora de la ikastola, Itziar Belasko. Ayer faltaban bastantes niños (al efecto del covid se sumaban las ausencias propias de una jornada 'rara', un viernes encajonado entre las vacaciones y el fin de semana) y habían causado baja seis profesores, entre los positivos y los que estaban con síntomas, a la espera de las pruebas.
Noticia Relacionada
«En vacaciones han llegado a estar en esa situación ocho. Y, claro, tenemos la complicación de que no se puede juntar a los grupos para solventar la falta de profesores. Al menos, ya nos han asignado cuatro sustitutos», repasaba la subdirectora. Con la pandemia, la dinámica de los colegios se ha convertido en un puzle al que le faltan siempre algunas piezas: por ejemplo, el mantenimiento de las burbujas choca de manera inevitable con las limitaciones de espacio y de horario. «Intentamos hacerlo lo mejor posible, aunque es un incordio para todos. Estamos muy contentos con lo bien que lo llevan el alumnado y las familias, eso es increíble».
Noticia Relacionada
Josu García
En la situación actual, lo primero que han de analizar cada día los responsables de centros educativos es su parte de bajas. «Nuestra situación ahora mismo no es mala. Tenemos tres alumnos positivos, pero ha sido en vacaciones y no afecta a las aulas, y dos confinados por contacto estrecho que vendrán ya el lunes. Y, en cuanto a trabajadores, faltan dos de 45: un positivo y un confinado», repasaba José Luis Ruiz, el director del Instituto de Secundaria de Sopela, otro de los centros que empezaron ayer las clases. Su mayor preocupación son ahora las sustituciones. «Llevan un plazo, claro. De momento nos arreglamos con los profesores de guardia, pero esto se puede complicar y seguramente se complicará en días sucesivos. Yo quiero pensar positivamente y creer que podremos mantener la presencialidad».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.