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«Recuerdo cuando iba con él los domingos a comprar el pan y el periódico, y a jugar en el parque. Me acuerdo de cómo me sentaba en sus rodillas y me preguntaba por mis cosas del colegio. Recuerdo cuando iba con él al Baskonia. ... Y cómo en invierno al volver a casa en coche ponía el aire caliente a tope y me colocaba las manos allí para calentármelas». El de esta tarde ha sido el discurso más emotivo y personal que Sara Buesa ha pronunciado en un 'In Memorian'. Han pasado veinte años desde que ETA le arrebatara a su padre, el exdirigente socialista Fernando Buesa. Y asesinara junto a él a su escolta, el joven ertzaina Jorge Díez. Familiares, amigos y una nutrida representación política e institucional, con el lehendakari, Iñigo Urkullu, a la cabeza, han rendido tributo a ambas víctimas en el Palacio Europa de Vitoria.
Dos décadas han pasado desde aquel 22 de febrero. «Si cierro los ojos puedo verle leyendo a las noches en el sofá del salón, fumando un cigarro, con la tableta de chocolate negro a mano...», ha expresado Sara. La hija menor del que fuera vicelehendakari en el Gobierno de José Antonio Ardanza –a ella se suman Marta y Carlos– ha compartido hoy sus vivencias. Esos «viajes en la caravana toda la familia, los veranos en la playa, las películas que nos ponía...». «Hola chata, ¿qué tal te ha ido?», le preguntaba su padre cada vez que tenía un examen. Su paciencia, ha reconocido su hija, era «infinita». «Pocas veces levantaba la voz, pero cuando lo hacía, bastaba un grito para ponernos firmes». Sara ha descrito a su padre como una persona «discreta y respetuosa». También con la «intimidad» de sus hijos. «Como aquel día que yo estaba en el parque con mi novio. Le grité: 'Aita, ¿no saludas?'. Él respondió: 'Regla número uno, no molestar'».
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La hija de Fernando Buesa creció «con la presencia cotidiana de la amenaza». «Ir con él por la calle con los escoltas, ver carteles con su foto rodeada por una diana... Me producía una mezcla de temor y de vergüenza», ha lamentado. En su casa, ahora bien, «nunca entró el virus de la habituación a la violencia». «Un día estábamos comiendo, viendo las noticias, y yo le estaba hablando de algo que me había sucedido en clase. Aita me pidió que esperara un poco, pero yo seguía con lo mío. '¿No te das cuenta de que han matado a una persona?', me dijo. ETA había asesinado a Francisco Tomás y Valiente».
Ha destacado la hija del exlíder del PSE alavés la «visión política enraizada en la idea de ciudadanía» que tenía su padre, un «modelo –ha añadido– de compromiso cívico» que defendía «con vehemencia sus convicciones», pero que apostaba «por la moderación» y no aceptaba «medias tintas» frente a la violencia. A finales de 1999, tras romperse la tregua, Buesa vio «inquieta» a su hija. «No te preocupes, hay personas que se encargan de mi seguridad», le comentó a Sara. «¿Tú estas tranquilo?», insistió ella. «Yo estoy tranquilo». Poco después, la banda acabaría con su vida y la de su escolta con una bomba. Buesa tenía 53 años. «¡Cuántas cosas se ha perdido!». Jorge, 26.
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Al acto, que ha contado también con la intervención de la escritora Lourdes Oñederra, han asistido representantes de todos los partidos, así como los principales cargos institucionales, encabezados finalmente por el lehendakari –en un primer momento excusó su ausencia «cuestiones de agenda»–. Ha acudido Urkullu junto cinco de sus consejeros: Josu Erkoreka, Estefanía Beltrán de Heredia, Iñaki Arriola, María Jesús San José y Sonia Pérez. Se sumaron a su vez, entre otros, el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso; el diputado general de Álava, Ramiro González, y el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran.
Durante el homenaje se ha proyectado un vídeo en el que seis amigos y compañeros de trabajo de Fernando Buesa recordaban su figura y lo que supuso su atentado. Como colofón, Sara ha invitado al público a escribir –en cada asiento había papel y un bolígrafo– un mensaje en clave de futuro. «Dicen que hay dos cosas que pueden unir a las personas: Un enemigo común o un gran sueño. El sueño de la sociedad que queremos para nuestros hijos e hijas es un buen punto de encuentro».
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