El método del Gobierno para rellenar la hucha de las pensiones

El Ejecutivo calcula que la aplicación de este mecanismo -que sustituirá al ya derogado factor de sostenibilidad- le permitirá recaudar aproximadamente 50.000 millones de euros durante diez años hasta 2033. Este aumento de las cotizaciones tendrá numerosos impactos. Disminuirá el salario de los trabajadores, que por otro lado verán reducidas las retenciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), mientras que para las empresas supone un incremento de sus costes laborales.

El acuerdo suscrito por Gobierno y agentes sociales consiste en elevar 0,6 puntos las cotizaciones sociales. El reparto de este incremento entre trabajadores y empresas será desigual. Los primeros aportarán el 0,1, mientras que el resto (0,5 puntos) correrá a cargo de la empresa. En la actualidad los empleados pagan a la Seguridad Social un 4,7% de la base de cotización, que consiste en el salario mensual en bruto, incluidas las horas extra, las pagas extraordinarias prorrateadas y, si fuera el caso, las vacaciones retribuidas y no disfrutadas.

Sobre esa base se fija un porcentaje que tanto la empresa como el empleado deben aportar a la Seguridad Social. Los trabajadores pasarán a abonar, a partir de 2023, el 4,8% de esa base de cotización. Los empresarios, que ahora aportan el 23,6%, pagarán el 24,1%. Así, el tipo de cotización por contingencias comunes -enfermedad o accidente no profesional- quedará en el 28,9%.

¿Cuánto supondrá este incremento en el salario de un trabajador? Para un empleado con una base de cotización media -situada en 1.976,42 euros- ese 0,1% de subida representará 1,98 euros de su salario bruto mensual. Los trabajadores que coticen por la base mínima de 1.125 euros abonarán una cantidad extra que apenas superará el euro. Por último, en el caso de la cotización máxima -4.070 euros mensuales-, la subida será de 4,07 euros. Siguiendo estos mismos supuestos, el incremento de los tipos de cotización supondrá para las empresas pagar un extra de 9,88, 5,6 y 20,7 euros respectivamente.

La subida de cotizaciones reducirá, por tanto, el sueldo bruto del trabajador. Pero también tendrá un efecto fiscal añadido, en este caso favorable a sus intereses. Como la retención del IRPF en las nóminas de los empleados se aplica sobre el sueldo neto (salario bruto menos cotizaciones sociales), el empleado verá reducida esa carga fiscal. De forma que el aumento de las cotizaciones se ve en parte amortiguado por una menor retención por parte de Hacienda.

Las empresas no se han sumado al acuerdo entre Gobierno y sindicatos porque supone un aumento de sus costes laborales. Se da la circunstancia de que la patronal había rechazado antes una propuesta inicial más favorable a sus intereses, con un reparto del 0,2% para los trabajadores y un 0,4% para las empresas.

Frente a las quejas de la patronal, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, sostiene que este incremento de las cotizaciones no frenará la creación de empleo. En un foro empresarial organizado recientemente por 'El Diario Vasco', Escrivá aseguró que las cotizaciones suponen en España el 13,7% del PIB, «cuando en Francia son el 17,6% y la media europea se sitúa en el 16,7%».

El ministro defendió que la subida de las cotizaciones representa «una válvula de seguridad» que permitirá volver a llenar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la 'hucha' de las pensiones. Una medida indispensable ante el inicio del retiro laboral de la generación de nacidos entre 1957 y 1977, que suponen 7,7 millones de trabajadores.