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¿Cómo funciona el sistema sueco de pensiones que los empresarios quieren implantar en España?

¿Cómo funciona el sistema sueco de pensiones que los empresarios quieren implantar en España?

El cálculo de cada pensión se realiza con las aportaciones realizadas por su beneficiario, lo que garantiza la proporcionalidad entre cotizaciones y prestaciones

iratxe bernal

Martes, 30 de noviembre 2021, 00:17

La sostenibilidad de su sistema de pensiones es una preocupación en cualquier país desarrollado. En mayor o menor medida, en todos ellos han tenido que plantearse cómo afrontar el envejecimiento de la población y mientras algunos, como España, se han modificado la edad de jubilación o el período de cómputo para el cálculo de la pensión en otros se han realizado reformas estructurales. Es el caso de Suecia, que en 2003 puso en marcha un sistema en el que se combinan las aportaciones públicas y privadas a los planes de pensiones y que hoy es el ejemplo que, según el Círculo de Empresarios, deberíamos seguir.

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Desde la reforma, en Suecia las pensiones aúnan elementos propios de un sistema de reparto con otros característicos de un sistema de capitalización. Allí, cada trabajador dispone de una cuenta individual en la que se registran todas sus cotizaciones y los intereses que estas aportaciones van generando. La cotización equivale al 18,5% del salario bruto. De ese porcentaje, el 16 % es obligatorio y se destina a esa cuenta (denominada nocional) y un 2,5% (optativo) a un plan de pensiones individual de gestión privada a elegir entre todos los que existen en el mercado sueco.

Empecemos por ese 16%. Estas cotizaciones, a diferencia de lo que ocurre en España, tienen el mismo valor en el cómputo final independientemente del año en que se hayan realizado. Así, llegada la jubilación, la cuantía de la pensión que corresponderá a cada trabajador se calcula dividiendo el total acumulado en esa cuenta por un divisor de anualidad. Este divisor tiene dos componentes. Por un lado, están los años que le quedan a ese trabajador concreto para alcanzar la esperanza de vida media del país en ese momento. Es decir, se tiene en cuenta cuánto tiempo se estima que va cobrar la pensión y se establece que la cuantía de ésta ya no sólo dependa de lo aportado sino también de la realidad demográfica del país; si un año el cálculo de la esperanza de vida sube, las pensiones que empleen ese dato como referencia serán menores que las que se hayan aprobado en ejercicios con previsiones más bajas. Y por otra parte el divisor también refleja un interés anticipado del 1,6% anual, un porcentaje que cubriría el IPC y que además también funciona como un mecanismo de ajuste; si se estima que el activo del sistema será inferior a su pasivo se protege su estabilidad reduciendo esta revalorización.

¿Qué pasa con el otro 2,5%? En el momento de la jubilación, además de contar con la pensión pública resultante del cálculo anterior, el trabajador tiene la posibilidad de disponer ese dinero (y los intereses generados) a su conveniencia. Pueden rescatarlo total o parcialmente, establecer una renta mensual o dejarlo para seguir generando beneficios.

Pese a el cálculo de cada pensión se realiza con las aportaciones realizadas por su beneficiario (lo que garantiza la proporcionalidad entre cotizaciones y prestaciones), el sueco es un sistema de reparto ya que el capital que los trabajadores en activo van aportando es el que se destina a pagar las pensiones de quienes ya están jubilados. Es decir, que mientras se esté en activo tanto las aportaciones como los intereses que generan en realidad no aparecen en esa cuenta a nombre del trabajador como efectivo sino como 'derechos' de cara a su futuro retiro.

Este sistema no plantea una edad legal de jubilación. Cada trabajador recibe anualmente información (el famoso sobre naranja) detallada sobre el capital acumulado en su cuenta, de modo que, además de ser conscientes de que cuanto antes se jubilen y dejen de aportar menor será su pensión, los suecos también saben en todo momento cuánto les va a quedar, con lo que, una vez cumplidos los 61, cada quien decide cuándo el capital acumulado le permite el retiro.

Por último, aquellos trabajadores con carreras de cotización insuficientes pueden acceder a pensiones asistenciales, éstas financiadas con cargo al Presupuesto General del Estado Sueco y no a la Seguridad Social.

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