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Juan Pablo Martín
Lunes, 10 de mayo 2021, 01:31
Tiene las cosas muy claras dentro y fuera de la cancha. Basta echar un vistazo a su currículo para ver que Danel Elezkano es un pelotari que no pierde el tiempo. A sus 27 años ya cuenta con dos txapelas del Parejas y ... una licenciatura en Dirección y Administración de Empresas además de tres máster. Se está labrando un futuro paso a paso. Con trabajo, porque es consciente de que es la única forma de conseguir las cosas. Su pasión es la pelota y queda claro tanto cuando se viste de blanco como cuando juega con los amigos. Porque una vez que está en la cancha es igual el que esté enfrente. Y el que ha tenido ocasión de medirse contra él aunque sea en una pachanga ha podido comprobarlo. Muy pocos consiguen ganarle dentro de los tres primeros cuadros.
Competitivo, se ha ganado el derecho a disfrutar. Porque solo el de Zaratamo sabe las horas que ha metido en un frontón desde que era un renacuajo para pulir sus defectos y encontrar la fórmula de poner la pelota donde quiere. Es consciente de sus limitaciones, pero nunca han supuesto un impedimento para que busque las soluciones a base de esforzarse. Despuntó desde las categorías inferiores porque tenía un don para este deporte que no pasó desapercibido para los técnicos de las empresas. El primer acercamiento de Baiko, entonces Asegarce, llegó cuando tenía 16 años, pero en casa le recomendaron que siguiera con los estudios antes de probar, y así lo hizo. El deporte podía esperar un poco, primero era la formación.
Dos temporadas más tarde debutó en el Bizkaia y comenzó a recorrer su camino dentro del profesionalismo. Sin prisa, pero sin pausa. Tratando de aprovechar las ocasiones que le daban y peleando con más de una lesión que le dio algún dolor de cabeza. En 2016, cuatro campañas después de su puesta de largo, Aspe llamó a su puerta por sorpresa. Tenía que cubrir el hueco dejado por la retirada de Irujo y pensó en el vizcaíno. Elezkano II cambió de empresa y en otras muchas cosas.
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Pulió su derecha, su punto más débil, con la ayuda de Jokin Etxaniz, que fue un descubrimiento para él. Tomó inercia tras constatar su evolución y que llegaban los resultados, hasta hacerse un hueco entre los grandes de la promotora. Porque tiene una capacidad como pocos para leer los partidos y por la regularidad que muestra en ellos.
En casa le enseñaron los valores que lleva implícitos un deportista, y no se le han olvidado a pesar de estar en la élite. Nunca ha salido de su boca una mala palabra hacia un compañero, ni contra un juez. Y a la hora de explicar una derrota es el primero que hace autocrítica.
Pero aunque la pelota es su pasión no descuida lo que está fuera de ella. Le gusta estar con su familia, con sus amigos y con su chica. Y desde hace pocos años a esta parte se esfuerza en tener a punto una huerta y los frutales que están junto a ella. Y pone empeño, porque más de una vez ha tenido que pelear para sacar adelante unos guisantes que se le resistían o unos esquejes. Seguidor del Athletic, tampoco le faltan conversaciones sobre la actuación del conjunto rojiblanco cada fin de semana.
Desde este domingo ya cuenta con otra txapela del Parejas, pero todavía tiene alguna cuenta pendiente con los torneos individuales. Sabe que, por sus cualidades, en el Manomanista será más complicado, pero en el Cuatro y Medio alberga más esperanzas como buen delantero aplicado.
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