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La Ertzaintza y la Policía local, los dos cuerpos sobre los que recae la responsabilidad de garantizar la seguridad ciudadana en la capital vizcaína, desarrollaron durante la noche del jueves operativos policiales totalmente opuestos contra los botellones. En una noche en la que se ... congregaron cientos de jóvenes en diferentes puntos de la localidad sin respetar las medidas sanitarias, las distintas actuaciones policiales han abierto una polémica entre ambas fuerzas, hasta el punto de que sindicatos de la Policía local han pedido un informe para que se aclare por qué la Ertzaintza no actuó mientras sus compañeros recibieron la orden de disolver concentraciones «poniéndose en peligro».
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Los agentes municipales recibieron la orden de disolver botellones en Pozas, en María Díaz de Haro y en el Casco Viejo. También se denunciaron a 5 bares «por permitir el consumo en el exterior» y a dos locales de alimentación por vender alcohol fuera de los horarios permitidos. Además, se pusieron 20 denuncias por beber en la vía pública y 5 por orinar en la calle. Apenas se produjeron incidentes.
Por su parte, la Ertzaintza decidió no intervenir frente a las aglomeraciones. Y eso que durante la noche del jueves se recibieron decenas de llamadas de vecinos quejándose por los botellones. Una mujer llamó a comisaría diciendo que le habían tirado una botella desde Pozas cuando salió al balcón a recriminar la actitud a unos jóvenes. En esta misma calle, un hombre telefoneó porque, en plena fiesta, había alguien tocando al timbre de su casa durante varios minutos y que cuando bajó a la calle su portal estaba lleno de orines.
estrategia de la ertzaintza
Son sólo dos ejemplos de vecinos desesperados reclamando la presencia policial en una noche en la que tampoco se impidió el macrobotellón que, por segunda vez en apenas unos días, se organizó a altas horas de la madrugada en el parque de Doña Casilda. Más de mil jóvenes se congregaron al aire libre cuando desalojaron calles y cerraron los bares.
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Lo que está ocurriendo estas dos noches pasadas en la capital vizcaína es un problema que viene repitiéndose durante todo el verano. Según las fuentes consultadas por EL CORREO, como en otras ocasiones, los agentes de la Ertzaintza tienen la instrucción de «no actuar a no ser que se esté produciendo un delito o alguien necesite auxilio». Esta orden parte de una premisa: en situaciones en las que se combinan grandes aglomeraciones y alcohol, una actuación policial dirigida a disolver a la multitud puede acabar en disturbios. Algo que se vio, por ejemplo, en la previa de la final de Copa entre el Athletic y la Real. Ayer, los agentes incluso se excusaban ante algunos ciudadanos explicándoles que se encuentran «atados de pies y manos».
A esta directriz se sumó también el hecho de que la noche del jueves apenas había unos 25 ertzainas en el turno de noche en Bilbao y una furgoneta de Brigada Móvil. Es decir, no se recurrió a un despliegue especial ni se llamó a agentes de libranza, algo que sí está previsto para este fin de semana. En la Policía local se optó por reforzar el dispositivo con agentes a los que no les correspondía trabajar y también lo hará en los próximos días. Fuentes internas señalan que la actuación, que se produce sólo unos días después de las críticas vecinales que recibió el Ayuntamiento por no impedir el macrobotellón de Doña Casilda, «no es lo habitual para nada».
sindicato erne
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Los distintos criterios policiales a la hora de afrontar el problema de los botellones han abierto, además, una polémica entre ambos cuerpos. En un tono de dureza, el sindicato ELA se preguntó en un comunicado por qué la Ertzaintza no estaba en Pozas cuando mandaron a los agentes municipales a disolver el botellón. La central también censuró a la concejalía de Seguridad que dirige Amaia Arregi por «vender una policía de proximidad» y después mandar «al ruedo» a unos agentes «sin protección» mientras se tiene «una segunda línea, con escudos y cascos, más atrasada y a la vista de todos». «Se ha puesto en riesgo la integridad física de los agentes», denunció ELA. Otras fuentes de la Policía Municipal también se declararon molestas con la Ertzaintza al considerar que sus efectivos «no están asegurando el orden público» en Bilbao, como es su obligación.
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El sindicato Erne responsabilizó de los distintos criterios al consejero de Seguridad, Josu Erkoreka. A su juicio, parte de la sociedad ha perdido el respeto a la Policía por la «indefensión» que sufren por parte de sus responsables institucionales. «Nos han roto el muro de contención». La central también señaló que la Ertzaintza tiene un déficit importante de personal y, además, «no se actúa de manera preventiva ni hay planes con las policías locales». «A nuestros políticos se les ha ido de las manos el botellón y lo que no puede ser es que sean los ertzainas los que paguen el pato de su incompetencia. La prioridad debe ser la integridad física de los agentes», señaló un portavoz autorizado de Erne.
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