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No pueden más. Los hosteleros de Pozas están «hartos» de los macrobotellones en su calle, como el que se celebró ayer con «miles de chavales». Juanma Díez, dueño del Mugi, recuerda que «esto viene de hace años y pasa todos los jueves. No entiendo ... que no actúe la Policía. Hoy han pasado cinco o seis veces a la mañana revisando mesas y distancias y no me parece mal, pero no entiendo que ayer no hicieran nada con la que había montada». La juerga fue de órdago. «Había gente orinando en la calle y en la carretera. Todo eso ahuyenta a los clientes habituales y yo tuve que cerrar a las once porque no estaba pasando nadie». Desde horas antes, la calle estaba tomada por jóvenes que bebían en el suelo. «La gente no ve que nosotros somos víctimas en esto, como lo son los vecinos, que al final perdemos caja porque no entra la gente normal», valora. «Los tasqueros estamos enfadados y queremos que actúe la Policía, pero antes, de forma preventiva. Que ya entendemos que no pueden intervenir cuando hay mucha gente pero tienen que evitarlo antes». «¿Qué imagen de ciudad estamos dando a los turistas en pleno centro? Lamentable», censuran. «No decimos que no beban pero que no lo hagan aquí».
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Beñat Landa es el responsable del Ziripot. «Lo de ayer es la gota que colma el vaso. De vergüenza ajena». «Tratamos de cumplir la norma, no se consume de pie ni en barra. Y tienen al lado a gente bebiendo, es increíble». Beñat ha vivido situaciones increíbles. «Se meten a beber debajo de mi toldo, a veces se sientan con sus latas en mis mesas y encima se te encaran cuando les dices que no pueden estar ahí», lamenta. «No sé qué tiene en la cabeza la Policía pero esto es insostenible e inaguantable. Ayer era como un día de partido, había miles». «¿Mañana otra vez?», se pregunta. «Tienen que venir pronto, a las seis o así, y evitar que se líe. Ayer estuvieron dos horas y cuando estaba peor se marcharon. Seis patrullas de municipales en el ambulatorio y se marchan cuando está peor. Nos sentó fatal».
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Es probable que hoy viernes y mañana la cosa afloje, pero «está claro que el jueves volverá a pasar porque sucede todos los jueves. Es el día de los universitarios», comenta Lur, responsable del Oker.
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«Si la Policía municipal está sobrepasada por esto, debe actuar la Ertzaintza. Hay que acabar con esto con medidas preventivas», coinciden. «No es lógico que dejes fuera a un cliente por aforo y al salir vea eso. Al final la calle se devalúa. A los que vienen todavía les daría una medalla». «Yo además vino en someras y me como el lío por todos lados. Al volver a casa ayer parecía que había sido Santo Tomás por la basura».
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