Agentes de la Policía y la Ertzaintza permanecen en el portal tras la salida de los okupas del 'narcopiso'. D. M.

Los okupas abandonan el 'narcopiso' de Santurtzi por la presión policial y judicial

La Ertzaintza y la Policía Local negociaron la salida de los inquilinos conflictivos tras la orden de alejamiento dictada por un magistrado

Diana Martínez

Santurtzi

Martes, 25 de abril 2023

La pesadilla termina en Santurtzi. O al menos eso parece desde la noche de este jueves. Los vecinos de la calle Santa Eulalia, 13, pueden respirar tranquilos. Efectivos de la Policía Municipal y la Ertzaintza han hecho efectiva la orden de alejamiento de 200 metros dictaminada por el juzgado de Barakaldo ... –lo que obliga a desalojar a los okupas de la vivienda– después de que la comunidad presentara cuatro denuncias por «amenazas de muerte» por parte de los inquilinos del 'narcopiso'. Tras una negociación con la Policía autonómica, los tres inquilinos -la orden judicial solo aludía a dos de ellos- han salido «de forma voluntaria» del domicilio. «Ya está, por fin se acabó», anunció Judith López, una de las residentes afectadas, tras conocer los hechos. «No me lo estoy creyendo, estoy con ganas de llorar. Es una mezcla de sentimientos, así estamos todos», agrega emocionada. La vivienda ocupada ha quedado «destrozada» según explicaban algunos vecinos que estaban presentes después de la marcha de los tres alborotadores.

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«Hasta que no sepamos que esta gente ya no está aquí, no estaremos al 100% tranquilos», decía esta mañana José Ramón Mosquera, uno de los residentes en el inmueble, y finalmente la paz ha llegado a sus vidas. Aunque algo de calma ya tuvieron ayer cuando, gracias a la presencia policial, lograron «dormir todos» tras tres días sin poder descansar por las noches a causa de los «jaleos» que montan los inquilinos. La situación «ha mejorado mucho» al tener a dos agentes de guardia, «nos sentimos protegidos», remarcó el portavoz.

Los últimos días han sido una tortura «física y psicológica» para los afectados. «Hemos sufrido un fin de semana criminal, llevamos tres días sin dormir y estamos destrozados», contó el lunes Mosquera ante los juzgados de Barakaldo tras la celebración de un juicio rápido por amenazas. 'Os voy a rajar el cuello', 'Soy la peor, tened mucho cuidado conmigo', 'Voy a llegar hasta el final', 'Esto es solo el principio' o 'Nos dan igual las consecuencias', son algunas de las manifestaciones que los inquilinos del «narcopiso» han proferido últimamente a los residentes del inmueble.

Los policías, en la puera del inmueble Luis Calabor

Aunque la sentencia aún no es firme –los okupas no se presentaron a la vista judicial–, es efectiva desde el momento en el que el veredicto del juez llega a manos de la Policía. Los denunciados se enfrentan a una multa «irrisoria» de unos 250 euros y, lo más importante para los afectados, una orden de alejamiento de «200 metros».

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Una resolución que beneficia sobremanera a los vecinos del edificio, atemorizados desde hace meses por los okupas. «Tenemos miedo. Corren peligro nuestras vidas y las de nuestros hijos, esto no lo podemos permitir, tiene que acabar cuanto antes. ¿Qué hacemos si nos encontramos a esta gente en el portal?», se preguntó Mosquera. Y no solo eso. Durante el fin de semana los inquilinos conflictivos fueron de planta en planta para «increpar, intimidar y amenazar de muerte» a los residentes. «No podemos bajar solos por la escalera. Tenemos que comunicarnos entre nosotros para bajar juntos y estar más seguros por si intentan agredirnos o hacer algo peor. Puede pasar algo muy grave, necesitamos protección. Esto no puede continuar», remarcó el portavoz de los afectados.

Medidas de protección

Dada la situación, el área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento marinero optó por reforzar la presencia policial en la zona. Concretamente, una patrulla hace guardia las 24 horas del día desde el pasado domingo, cuando se denunciaron las amenazas. De hecho, los agentes están autorizados a acceder al portal y controlar las escaleras para verificar que todo esté en orden y acompañar a algún vecino si lo requiere, para mayor seguridad de los afectados. Esta protección es la medida que se alcanzó el lunes en una reunión mantenida entre los residentes y la alcaldesa, Aintzane Urkijo. «Parece que hay ganas por todas las partes para resolver la situación», remarcó Mosquera.

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A pesar del desalojo, la tensión sigue presente en los afectados, tras meses sufriendo un «sinvivir». «Rompieron la puerta del portal a patadas, tuvimos que cambiar la cerradura y ahora está abollada de nuevo. Escupen en las paredes, rompen mobiliario, etc. Hay ruidos, destrozos, jaleos de madrugada...», relataron los vecinos. Y será difícil dejar atrás el trauma. Los niños de la comunidad viven atemorizados. «Mi hija vomita por las noches. Los menores no pueden bajar solos las escaleras por miedo», criticó Judith López. La misma situación le ocurre a la pequeña de José Ramón, que «no duerme. Al mínimo ruido que escuchamos estamos en tensión».

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