El primer envite de la semifinal fue uno de esos partidos en los que cuando el árbitro pita el final te levantas del sofá agotado después de noventa minutos viviendo en tus carnes la pelea que se ha librado sobre el césped. Agotado y feliz ... en esta ocasión, aunque nadie en su sano juicio puede echar las campanas al vuelo todavía. Si lo de anoche fue la batalla de Gallipoli, todavía nos queda la de las Termópilas dentro de tres semanas en San Mamés.
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Este miércoles asistimos al choque de dos estilos que tienen algo en común: la fe inquebrantable que hace que ambos luchen hasta el último segundo con una determinación muy difícil de ver en otros equipos. Si el Athletic es indomable, el Atlético no le va a la zaga en cuanto a pelear hasta el último aliento.
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De semejante choque surgió un partido excepcional de ritmo frenético, un espectáculo lleno de emoción, de alternativas y hasta de suspense desde el principio hasta el final. El Athletic acabó ganando este primer asalto, que muy bien hubiera podido acabar en empate porque los colchoneros hicieron méritos suficientes como para igualar el solitario gol de Berenguer. Aunque tampoco se puede obviar que a Villalibre se le fue la ocasión de la noche con Oblak en el suelo tras un disparo lejano de Unai Gómez. Porque durante muchos minutos el partido fue un espectacular ida y vuelta de altísimo nivel.
Llevaba el equipo de Simeone más de un año sin perder en su campo, y tuvo que llegar el Athletic para romper semejante racha. Un Athletic que entró en el partido sin ningún miedo y dispuesto a fabricar y aprovechar sus oportunidades. Se preveía un partido de pantalón largo y no decepcionó a nadie. El arranque fue de alto voltaje pero, retando a la lógica, todos los protagonistas mantuvieron durante el resto del partido un ritmo que se antojaba insostenible para la media hora. No se le notó al Atlético la desventaja de días de descanso que tanto denunció su entrenador y, horas antes del partido, su presidente en un gesto que, como poco, fue de muy mal gusto, más propio de equipo pequeño que de club de grandeza reconocida.
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La victoria no es, ni mucho menos, definitiva, pero el Athletic dio un gran paso hacia la final. Antes del partido cualquiera hubiera firmado un empate y hasta una derrota por la mínima en un campo hasta esta ocasión inexpugnable. Regresar con un gol de ventaja es un éxito más que considerable y, sobre todo, la confirmación de que este Athletic es capaz de competir con garantías en cualquier escenario y ante cualquier rival. Esa es la mejor noticia que nos depara un partido tan grande como el que vimos anoche.
Y eso que los de Valverde fueron de más a menos. Pasaron de jugar mucho tiempo en campo rival hasta el descanso, a acabar embotellados en su propia área en la media hora final, cuando el Atlético apretó y apretó con una fe incombustible a una defensa que solo cometió un error a lo largo de los noventa minutos y protegió a la perfección a un portero que aportó aplomo y seguridad, sobre todo en la infinidad de balones colgados sobre su área.
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Paradójicamente, la intensidad del choque acabó pasando una factura más onerosa al Athletic que al Atlético. Y entiéndase el concepto intensidad en su acepción más amplia. La entrada que sufrió Prados en la jugada del penalti, que muy bien pudo costarle la expulsión a Reinildo, o el recado que le dejó Griezmann a Sancet, probablemente no fueron ajenos a sus sustituciones.
Sea como fuere, lo cierto es que tras un primer tiempo de altísimo nivel, el Athletic perdió el balón y la iniciativa tras el descanso y con ello perdió la capacidad de asustar que le habían dado la movilidad de Williams y Berenguer y el gran trabajo de Guruzeta y Sancet. El Atlético se sintió mucho más seguro para lanzarse a un ataque casi desesperado, con más profundidad tras los cambios. Si a la calidad del grupo de Simeone se le suma su determinación, es comprensible que el Athletic sufriera en el tramo final. Torres más altas han caído en ese campo.
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El susto del penalti anulado por el VAR, que descubrió el fuera de juego de Morata, fue la gota que le faltaba a una noche de emociones fuertes. Ganó el primer asalto el Athletic, aunque es una victoria a los puntos que deja un escenario abierto para el partido de vuelta. Cobran ventaja los leones pero haremos bien en preparar los corazones para otra noche muy exigente.
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