Las claves del adiós de Muniain: el club le ofreció seguir, pero el capitán prioriza jugar

Muniain explica sus razones. El corazón le dice quédate, pero su cabeza le indica que aún es joven (cumplió 31 años en diciembre) y siente que en sus piernas todavía quedan unos buenos años de fútbol. Y quiere aprovecharlos en otro equipo porque para él es clave volver a sentirse un jugador con minutos.

Por tanto, no ha habido problemas económicos, aunque no se ha producido una oferta formal. La renuncia del jugador a seguir no ha dado pie a que el club le colocara sobre la mesa una propuesta.

Es evidente que, de haberse presentado, hubiera sido muy a la baja, algo que el propio capitán rojiblanco daba por hecho. En caso de continuar, habría aceptado sin mayor problema lo que plantease el club.

Muniain ha dado gran importancia a los gestos con la entidad de Ibaigane. En su última renovación, en 2018, fue el primer jugador en firmar sin cláusula, una forma de mostrar fidelidad a la entidad y que luego han seguido otros compañeros como Unai Simón y De Marcos. En aquel momento rechazó opciones para irse al Barcelona (lo quería gratis porque entendía que su estilo de juego le encajaba) y más de un club italiano.

Este periódico ya adelantó en diciembre que la intención del Athletic era ofrecerle seguir. La duda era saber qué haría el capitán. En los últimos meses se ha centrado en la Copa y no ha querido hablar con los responsables de Ibaigane hasta jugar la final.

Tras las emotivas celebraciones abrió un periodo de reflexión que le he llevado a tomar la decisión de irse. Su marcha se explica porque quiere jugar. Y quedarse en el Athletic significaría de nuevo muchos minutos de banquillo.

El navarro es el jugador decimonoveno en el reparto de minutos, con apenas 801. Muniain soñaba con retirarse en el Athletic, pero era consciente de que si renovaba su participación con Ernesto Valverde seguiría siendo escasa.

Su gran problema deportivo es que el fútbol de conducción no encaja en el modelo actual del Athletic, que juega a toda mecha. Competitivo como es, se ha abierto la puerta de salida para volver a sentirse una pieza clave en un equipo.

Muniain ha tenido además muy en cuenta el momento. Acaba de cumplir el sueño con el que llegó con 12 años a Bilbao, ser el capitán que levanta la Copa. Quedarse y jugar aún menos podría ensombrecer su figura en su etapa final. Ahora, el último recuerdo que queda de él en el Athletic es su fotografía levantando la Copa en el palco de La Cartuja.

El club quería hacer público el adiós de su capitán la próxima semana, después del partido clave en la lucha por la Liga de Campeones del sábado en el Metropolitano. Sin embargo, el miedo a que un asunto tan importante se filtrara ha animado a las dos partes a comunicarlo este miércoles. Además, era conveniente hacerlo cuanto antes, para que San Mamés despida a su capitán como se merece después de quince años en el club. Una vez decidido el adiós, las dos partes hablaron de cómo organizar un homenaje a la altura del segundo jugador con más partidos en la historia del club (557). Un Muniain que con su doloroso adiós renuncia a asaltar el trono de Iribar (614).