El Athletic examinaba ayer su solidez en el Visit Stadium de Mallorca, donde los tres puntos eran vitales para no perder comba en la lucha por Europa. Y el resultado fue un suspenso en toda regla. El equipo de Marcelino rompió su gran racha de 2022 con un partido feo y trabado -hubo más faltas que ante el Valencia- que tiró por el desagüe debido a su extraña inconsistencia defensiva. Hacía tiempo que no se recordaba a los rojiblancos con semejante fragilidad en su retaguardia, de la que tuvieron gran parte de culpa las bajas de Íñigo Martínez y Yeray, sobre todo la del primero. Cómo se le echó de menos al central de Ondarroa y qué decepcionante fue la actuación de Unai Núñez, un futbolista en una crisis existencial muy grave. Marcelino, que no pudo ser más crítico con la imagen de sus pupilos, lo sentenció ayer dejándole en el banquillo tras el descanso. Y lo que es peor: sustituyéndole por Balenziaga. En fin, uno de esos cambios que son como una bomba nuclear dirigida a la autoestima.
Mallorca
Rico; Maffeo, Valjent, Raillo, Oliván (Costa, 90'); Kubo (Gio González, 90'), De Galarreta (Battaglia, 90'), Sevilla (Sánchez, 62'), Dani Rodríguez; Muriqi, Ángel (Kang-In Lee, 73').
3
-
2
Athletic
Unai Simón; Lekue, Núñez (Berenguer, 46'), Vivian, Balenziaga; Zarraga, Dani García (Yuri, 46'), Vesga (Petxa, 71'), Muniain; Sancet (Villalibre, 77'), Raúl García (Williams, 71').
GOLES 1-0 M. 22 Salva Sevilla (p.); 2-0 M. 30 Ángel. 2-1 M. 59 Raúl García. 2-2 M. 61 Berenguer. 3-2 M. 88 Unai Simón (p.p).
ÁRBITRO Díaz de Mera. TA: Oliván (12'), Ángel (73'), Reina (75'), Raillo (80'), Kubo (89')/Zarraga (52'), Muniain (57'), Yuri (80'), Berenguer (92').
ESTADIO Visit Mallorca Estadi
Que el equipo que menos goles marca de la Liga hiciera ayer tres al Athletic, dos de ellos en la primera media hora, lo dice todo sobre la pobre actuación de los rojiblancos, cuyo rendimiento viene bajando poco a poco desde que eliminaron al Real Madrid. Es cierto que tras el descanso llegaron a empatar en dos jugadas aisladas, en la segunda aprovechando un grave error de Sergio Rico, pero es que al final acabaron encajando el 3-2 en una acción mal defendida y en la que la mala suerte también influyó. El balón que chutó Kubo a bocajarro, tras pegar en el poste, chocó en la cabeza de Unai Simón y se coló para delirio de la grada del Visit Mallorca Stadium.
No hubo forma, por tanto, de celebrar la tercera victoria consecutiva en Liga, algo que el Athletic no consigue desde hace dos años y tres meses, es decir, tiempos muy lejanos en los que no teníamos noticias de la existencia del coronavirus. Demasiado tiempo. Una enormidad si se tiene en cuenta el objetivo de ser un equipo con «el hábito de ganar», como proclama Marcelino, cuyo gesto en el banquillo, ese rictus de enfado, desencanto y dolor de entrañas, valía más que cualquier lectura que pudiera hacer del partido. Y es que la derrota, además, no pudo ser más inoportuna teniendo en cuenta que el Athletic se queda casi sin margen de error de cara a sus dos próximos compromisos de Liga, ambos muy exigentes: Real y Barça antes de la visita a Mestalla. Habrá que confiar en la fiabilidad de los bilbaínos ante los rivales de mayor envergadura, que es justo la contraria de la que muestran ante los equipos del furgón de cola, como se volvió a constatar.
Más información
Pese al resultado final, lo cierto es que la primera imagen del Athletic fue bastante esperanzadora. El equipó apretó arriba a un Mallorca que no sabía por dónde le daba el aire y logró acercarse con peligro al área de Sergio Rico, que tenía una noche nerviosa y cantarina. Zarraga le dio un buen susto con una volea durísima desde fuera del área que se fue alta por poco y, un minuto después, un regalo del portero sevillano, que quiso jugar con maestría con un defensa y le regaló el balón a Sancet dentro del área, lo desperdició Raúl García con un remate muy defectuoso, una especie de taconazo haciendo ruleta que no se dirigió ni a la portería.
Si en el Casco Viejo de Bilbao quedan todavía bares en las que puede leerse, a dos o tres metros de altura, la placa que dice 'hasta aquí llegó el sirimiri de 1983', se podría decir que hasta esa oportunidad perdida en el minuto 13 llegó el Athletic prometedor del arranque del partido. Sin una razón concreta, como tantas otras veces, la tropa de Marcelino se destensó y, una tras otra, fueron entrando en cortocircuito todas sus conexiones. El equipo, sencillamente, dejó de dar dos pases seguidos. Zarraga dejó de aportar por la derecha mientras Dani García y Vesga se oscurecían en la medular. Muniain se empezó a perder en conducciones inanes de las que sólo sacaba alguna falta y la pareja Sancet- Raúl García, sencillamente, se esfumó.
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Esto, por sí mismo, era decepcionante, pero en principio no se antoja demasiado peligroso ante un Mallorca. El problema fue que la defensa se derrumbó, con Unai Núñez como desgraciado protagonista. Cometió el penalti que supuso el 1-0, transformado por Salva Sevilla, defendió mal a Muriqi en el 2-0, falló varias entregas fáciles... El caso es que el Athletic acabó completando un primera parte horrorosa, impropia de un equipo con sus aspiraciones y en buena racha. En la segunda parte, con los cambios, mejoró algo, quizá porque hacerlo peor era imposible, pero no sirvió de nada. Ni siquiera en el empate a la hora de juego, tras un primer gol de Raúl García que fue la mejor jugada del Athletic en todo el partido con diferencia, acabó por levantar al equipo, que terminaría cayendo en el minuto 88.
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