Una reacción que no tapa el bajón del Athletic

Con una defensa experimental, inédita, los cuatro de atrás sufrieron un mundo con Vedat Muriqi. La mole kosovar, de 1'94 de altura y 92 kilos de peso, fue una pesadilla para la línea de contención rojiblanca. El Mallorca logró la cesión del balcánico en este mercado de invierno, jugador de la Lazio, y acertó de pleno con su incorporación. Ganó todos los balones aéreos, estuvo activo en la presión y asistió a Ángel en el segundo gol de los bermellones. Se impuso por arriba a un desacertado Nuñez -hizo el penalti sobre Maffeo, se equivocó en muchas acciones y fue sustituido en el descanso- y el delantero canario, siempre inspirado contra los rojiblancos, batió a Simón. Le tocó a Vivian emparejarse con el de Prizren, el único defensa que se salvó de la quema en una noche desastrosa. Pero nadie pudo impedir que también participara en el tercer tanto local, de Kubo, que dejó los tres puntos en la isla.

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El Athletic pudo inclinar la balanza a su favor muy pronto, cambiar el rumbo del partido. Después de un potente disparo de Zarraga que salió alto, Sergio Rico regaló un balón a Sancet. El joven navarro se la dio a Raúl García, quien en vez de rematar quiso hacer una ruleta y perdonó el primero. Se llevó las manos a la cara el '22' rojiblanco, consciente de que había perdonado la vida al Mallorca. La acción pudo haber variado el transcurso del choque, allanado el camino a los bilbaínos, pero se fue al limbo. Poco después, Nuñez derribó a Maffeo en el área y Salva Sevilla abrió el marcador desde los once metros. Pero Raúl García se redimió en la segunda parte con el tanto que dio alas a los rojiblancos. Aprovechó un gran pase de Yuri para marcar su cuarta diana en la Liga y luego empató Berenguer. No bastó con la reacción. Los baleares golpearon una vez más y sentenciaron en la recta final.

El Athletic necesita que Muniain le guíe para encontrar el camino. El capitán lo intentó, pero no consiguió ser la brújula que necesitaba el equipo cuando arreciaba la tormenta. Estaba en todos los sitios, ocupaba espacios, iba hasta el costado derecho, pero no daba fluidez al ataque. Solo llevó peligro a balón parado, con buenos centros que buscaban rematador en el área del Mallorca.

La primera parte fue tan mala que Marcelino hizo dos cambios en el descanso: puso a Berenguer y a Yuri y el equipo revivió. Marcó dos goles en un par de minutos, uno de ellos el propio extremo navarro, y olía a remontada. Pero el Athletic se secó y el Mallorca sentenció gracias a Kubo.