Athletic 2-1 Celta

El Athletic hace lo que tenía que hacer

Que el Athletic tenga más pegada que su rival y sepa golpearle cuando más daño le hace es algo que no se ve todos días, pero ocurre a veces, casi siempre ante equipos con muchas dudas. Y el Celta de Carvalhal, que no pudo contar este sábado con Iago Aspas, el faro que alumbra su juego de ataque, es hoy por hoy un monumento a la duda. Puede jugar bien al fútbol, pero su debilidad defensiva, unida a los nervios cada vez mayores por su posición en la tabla, le convierten en un equipo muy vulnerable, siempre con el freno de mano. Los de Valverde se aprovecharon de ello con los dos goles ya citados y tirando de intensidad y oficio tras el 2-1. Los vigueses, de hecho, no consiguieron volver a inquietar a Unai Simón. Pese a lo ajustado del marcador, la victoria no llegó a estar en peligro.

El Athletic marcó muy pronto y eso ya fue una noticia de portada teniendo en cuenta los dolores de parto que sufren los rojiblancos para hacer goles, sobre todo en casa. Fue una jugada clásica, de esas que otro tiempo se veían con frecuencia en San Mamés hasta convertirse en una cuestión de estilo. De Marcos puso un balón magnífico desde la banda e Iñaki Williams, de nuevo como delantero centro ya que Guruzeta ha perdido la titularidad, se adelantó a su despistado marcador y firmó el 1-0 con un bonito cabezazo cruzado. Las gradas, menos pobladas que otras tardes por los últimos chascos del equipo y también más silenciosas por la huelga de los animadores del fondo norte, lo celebraron con alegría y una cierta extrañeza. Por lo temprano del gol y porque Iñaki Williams lo convirtiera de cabeza, que no es una de sus especialidades, precisamente.

A partir de ese momento, el equipo de Valverde dio un giro a su estrategia inicial: dejó que el Celta tuviera el balón y se preparó para decantar el partido al contragolpe. No era un mal plan si, efectivamente, los rojiblancos conseguían activarse con velocidad cada vez que los gallegos cometían pérdidas. Sin embargo, lo hicieron con cuentagotas Alguna cosita de Berenguer, como un centro-chut peligroso en el minuto 18, alguna incursión de Sancet... Poco más. Al Athletic le lastraban su imprecisiones en los últimos pases. Y también en los primeros, a la hora de sacar el balón, responsabilidad excesiva para Vivian y Paredes.

El susto

Un aburrimiento solemne se apoderó del partido. Si a los locales les costaba activarse a la contra, los problemas del Celta tenían que ver con su circulación, siempre demasiado lenta y muy pocas veces profunda. Se acercaron con peligro los de Carvalhal un par de veces, sobre todo por la banda de Carles Pérez, pero su única ocasión fue un gran disparo de Gabri Vega en el minuto 31 que Unai Simón acertó a desviar con una gran parada. Se podía decir, en fin, que el Athletic tenía el partido bien encarrilado cuando arrancó la segunda parte. Ahora bien, no había que engañarse. Decir Athletic y partido encarrilado es casi un oxímoron. A este equipo le puede suceder cualquier cosa en cualquier momento. Y lo que le sucedió es que se dejó empatar en el minuto 50 por defender mal a Strand Larsen, cuyo cabezazo bombeado sorprendió a Simón.

A ese gol le siguió otra gran jugada de ataque de los gallegos en una contra que estuvo cerca de convertirse en el 1-2. En las gradas, comenzaron los temblores, los vértigos, los dolores de cabeza y trigémino, la astenia primaveral... Quien más quien menos se temía otra calamidad en San Mamés, otro chorro de puntos por el desagüe. Pero por suerte esta vez duraron poco estos padecimientos. El Athletic le devolvió a su gente la tranquilidad con un golazo de Berenguer, muy activo este sábado, muy necesitado de reivindicarse. No en vano, no marcaba en Liga desde primeros de septiembre y lleva una temporada muy mediocre. El 2-1, que el propio Berenguer pudo ampliar con un chutazo al larguero, hizo mucho daño al Celta, obligado a ponerse de nuevo al comienzo de la cuesta. No fue capaz de volver a subirla. La intensidad y el saber estar de los rojiblancos tuvieron mucho que ver con ello.

Antes de la hora, Valverde sacó a Herrera en lugar de Nico Williams, que no hizo nada y a poco que siga así verá cómo Adu Ares, punzante cuando salió junto a Raúl García y Zarraga en el minuto 80, le deja algún día en el banquillo. La entrada del exjugador del PSG, sin embargo, no pudo ser más desgraciada. Sólo llevaba un cuarto de hora en el campo cuando volvió a lesionarse. Probablemente dijo adiós a una temporada en la que el Athletic se jugará su última ilusión el próximo jueves en El Sadar.