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Absténganse los volteadores de campanas. El Athletic sumó tres puntos imprescindibles para seguir aspirando a Europa, pero la forma en la que los consiguió no invita precisamente a dar rienda suelta al optimismo. Fue una victoria justa y merecida ma non troppo, ante un rival ... que tampoco le exigió demasiado, a pesar de que llegaba en situación de necesidad.
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El Athletic ganó sin grandes alharacas, haciendo un poquito más de lo justo contra un Celta que amagó pero que sin Iago Aspas pierde casi toda su pegada. El equipo gallego se mostró además un tanto inconsistente en defensa, lo que brindó a los de Valverde suficientes facilidades como haber resuelto el partido con un resultado más amplio del que exhibió el marcador final. No hace falta preguntarse por qué no lo hizo; el equipo tampoco está precisamente para grandes alardes. De hecho, transcurrió toda la primera parte desde el gol de Iñaki Williams hasta el cabezazo a bocajarro de Yuri en un saque de esquina al que el portero Villar respondió con una intervención extraordinaria. En medio, Unai Simón también tuvo que lucirse en un trallazo lejano y muy intencionado de Gabri Veiga, la nueva perla que en Vigo sueñan que herede el liderazgo de Iago Aspas, algo bastante improbable por otra parte, tal y como están el fútbol, los futbolistas y los intermediarios hoy en día.
Poniéndonos épicos, podríamos decir que el Athletic ganó el partido sobreponiéndose incluso al arbitraje que perpetró Melero López ante los focos con la complicidad de Munuera Montero desde las sombras. Alguno de esos árbitros que ahora tanto nos ilustran desde las radios más diversas nos tendrán que explicar, clarito y por su orden que diría el otro, por qué la mano de Óscar que cortó un centro de Berenguer no fue penalti. Y seguro que tienen una explicación, porque los árbitros tienen más explicaciones que principios Groucho Marx.
Por no hablar de otra jugada que tuvo a los mismos protagonistas en la segunda parte, cuando el celeste le clavó los tacos en la tibia al rojiblanco. Tampoco pasó nada, bueno sí: en la siguiente jugada Dani García vio la amarilla tras un choque en el que terminó lesionado.
Pero al margen de los siempre inconsistentes criterios arbitrales, lo cierto es que el Athletic acabó llevándose los tres puntos sin más sustos que el gol que empató el partido durante tres minutos nada más volver del descanso. Podríamos decir que el Athletic sí tuvo en ese momento crítico la dosis de fortuna que tantas veces se le ha negado esta temporada. El golazo de Berenguer es mérito único y exclusivo del jugador, pero, en otras circunstancias, su remate se hubiera ido fuera rozando el poste. Esta vez entró, haciendo justicia a lo que hasta entonces había pasado en el campo y a lo que pasaría posteriormente. El amago de reacción del Celta murió con ese gol y hasta el final la parroquia no tuvo que sufrir más sobresaltos que los propios de la estrechez del marcador, que siempre te deja al albur de cualquier error o golpe desafortunado.
La tarde estuvo metida en sorpresas. Si ya es novedad que Iñaki Williams marque de cabeza, que lo haga en el primer balón que llega al área resulta asombroso. No fue el único prodigio. Valverde, a quien tantas veces se le acusa de cambiar tarde y hombre por hombre, y que ya había sorprendido con una alineación diferente, también aportó su granito de arena retirando al inoperante Nico Williams para dar entrada a Herrera, que ocuparía el puesto de Sancet, para adelantar al navarro al sitio de Muniain, que se iría a la banda. El dibujo permanecía inalterable pero algunos protagonistas cambiaban sus zonas de influencia. Nos quedamos sin saber lo que podía dar de sí la novedad porque Herrera aguantó en el campo un cuarto de hora. A continuación, Valverde prefirió tirar de manual y refrescó el equipo con relevos predecibles.
Ganar era imprescindible porque cualquier otro resultado borraba al Athletic del mapa, y el equipo lo consiguió, que es lo único que importa a estas alturas. Otra cosa es que las sensaciones que transmitió no parecen lo suficientemente prometedoras como para que podamos soñar con las dos victorias en los tres últimos partidos, que se supone que necesitará para mantenerse en ese séptimo puesto al que se ha vuelto a encaramar.
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