Sole Giménez El Camino, en primera persona «Es una parada en tu vida. Vuelves a la dimensión humana»
La que fuera cantante de Presuntos Implicados hizo el Camino de Santiago en 2006. Precisamente, el año en que empezó su carrera en solitario. La acompañaba su hermano pequeño. «Fue una experiencia preciosa que repetiré. Seguro».
Miércoles, 20 de Julio 2022
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Yo lo hice en 2006 con mi hermano pequeño y nos lo tomamos con calma: hicimos la parte gallega del Camino, desde O Cebreiro hasta Santiago, en ocho días. Unos veinte kilómetros al día. Éramos los últimos en dejar el albergue... Y eso que salíamos sobre las seis y media de la mañana».
«Esos primeros momentos del amanecer son maravillosos: el rocío en las hojas, la bruma, atravesar un puente en medio de la niebla... o un bosque de robles del que parecía que iban a salir las meigas. Era brutal».
«Llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero no es fácil encontrar hueco: más allá de lo que tardes en recorrerlo, además, hay que prepararse antes. Yo estuve meses caminando dos o tres horas cada dos días...».
«El Camino supone una parada en tu vida. Es tiempo para estar contigo mismo y alimentar cosas que son mucho más importantes que la vorágine en la que estamos metidos. En el Camino vuelves a la dimensión humana. A tardar cuatro horas en hacer veinte kilómetros, y no diez minutos en coche. Eso te cambia la perspectiva. Hace que la cabeza cambie».
«También es un modo muy distinto de conocer gente. Empecé con mi hermano, pero nos juntamos con peregrinos de Málaga, Valladolid, Murcia... ¡Nos reímos muchísimo! Y sigo yendo a ver a muchos de ellos. Llegas al albergue hacia las doce, te duchas, comes... y pasas el resto del día de 'colegueo'. No siempre tienes tiempo para hablar tanto con gente que acabas de conocer».
«Más que religiosa a la antigua usanza, soy espiritual. Tampoco pedimos la Compostela, aunque llevábamos todos los sellos... El último día antes de entrar a Santiago no es el momento más bonito. Pero luego llegas a la plaza del Obradoiro, te tumbas en el suelo frente a la catedral y se te olvida todo».
Qué me traje del camino
«Mi bastón, que compré en O Cebreiro el primer día, y un pequeño diario, que hice y conservo. Pero sobre todo cosas no materiales: amigos, experiencias y mucha paz. Y un encuentro conmigo misma, que la vida que llevamos nos impide: demasiadas ocupaciones y compromisos. El Camino te brinda una oportunidad para pensar sin obligaciones ni reloj».
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