El bloc del cartero

Pérdidas

Lorenzo Silva

Viernes, 22 de Marzo 2024

Tiempo de lectura: 6 min

Pese a tener cada vez más herramientas y más distracciones entre las manos, los tiempos en que vivimos están marcados por un sentimiento de pérdida. Asoma a nuestras cartas en dos de sus versiones. En primer lugar, la que tiene que ver con esos gestos

humanos que en nuestra sociedad de la prisa abstraída casi han caído en desuso, como lo es cualquier atención al prójimo con el que uno se cruza. Los añoran quienes los conocieron antaño, los echan de menos los más jóvenes que se dan cuenta de que a veces hay que apartar la vista de los propios asuntos, sobre todo si son nimios, para volverla al otro. Además, padece Europa la pérdida de la paz en la que se hizo a vivir desde mediados del pasado siglo. Nadie quiere verlo, y menos aún extraer consecuencias. Lo que solo nos debilita frente a las amenazas.


LAS CARTAS DE LOS LECTORES

Pequeños gestos

Al final del día, eres ese «buenos días» con el que saludas al conductor del autobús, ese gesto que tuviste de mantener la puerta abierta para otros que venían detrás de ti, esa sonrisa que le hiciste al bebé que iba con sus padres por la calle… Tantas y tantas cosas que nos suceden cada día, tantos pequeños gestos con los que podemos cambiar el día de una persona. Pero hoy todos vamos por la calle enganchados al móvil, a lo que ocurre dentro de nuestro mundo virtual, dejando de lado lo que está sucediendo en nuestra vida real fuera. Hemos perdido la belleza de la mirada cara a cara. Empecemos a levantar nuestros ojos y comencemos a hacer pequeños gestos por los demás. Así, todo cambiará.

Ana A. J. Madrid


Los viajes de un jubilado

Hay quien, al jubilarse, visita países remotos; yo, cuanto me rodea y en lo que no había podido fijarme antes. He empezado por lo que me llamaba la atención de niño: las churrerías de mi barrio. Con una cámara de fotos y una libreta, he visitado todas las de mi distrito, hablando con sus propietarios, conociendo sus historias. Las he clasificado en fijas, itinerantes o establecidas casi permanentemente; también, por estrellas Michelin del churro. Así promociono mi elaborado cuaderno (texto y fotos) entre las asociaciones culturales de mi barrio. A veces, tener conocimientos sobre el churro trae buenos resultados.

Alberto Maluquer Sarrias. Barcelona


'Si vis pacem, para bellum'

Desde el inicio de la guerra de Ucrania, los europeos nos despertamos con algo que parecía impensable: una guerra otra vez en la vieja, avanzada, culta y desarmada Europa. La caída del Muro hizo creer a muchos que la amenaza estaba más que superada, un exceso de confianza que ha relajado las políticas de defensa de todos los países de la UE, fiando todo a la OTAN, pero incumpliendo el compromiso de dedicar el 2 por ciento del PIB en Defensa, abandonándose al sheriff americano que está hasta el gorro de poner dinero, material y vidas mientras otros miran hacia otro lado. El conflicto de Ucrania lleva dos años y va para largo; dirigentes de países europeos, la presidenta de la Comisión de la UE y altos mandos de la OTAN avisan que la población civil debe prepararse para la guerra. En España parece que los políticos no le dan la importancia que otros países, con un ejército mal pagado del que la tropa, los suboficiales e incluso los oficiales se salen para irse a profesiones mejor retribuidas como la Guardia Civil, cualquier policía, nacional, autonómica o local, bomberos o Amazon. Mal se podrá instruir a la población civil si quienes deben prepararlos piensan en marcharse. Decían los romanos si vis pacem, para bellum ('si quieres la paz, prepárate para la guerra'). Mientras la mantuvieron se sostuvo el imperio.

Agustín Aznar Sánchez. Zaragoza


Tabernas

Baltasar de Alcázar, en el siglo XVI, hace la loa de las tabernas. «Si es o no invención moderna, vive Dios que no lo sé, pero delicada fue la invención de la taberna. Porque allí llego sediento, pido vino de lo nuevo, mídenlo, dánmelo, bebo, págolo y vóyme contento». Estas palabras jocosas del poeta parece que reflejan el vicio del beber por beber. Rehuyendo siempre los excesos, hay que decir que un bar es la alegría de la amistad saboreando un café, una caña de cerveza fresquita y bien tirada o paladeando un buen vino, la conversación que airea la pesadumbre del trabajo, el desahogo de las penas con la persona que te acompaña; también es la comunicación de noticias, chismorreos y confidencias. Un bar es taberna, club social y también comedor imprescindible para los trabajadores que tienen agotadoras jornadas de mañana y tarde y carecen de tiempo para ir a comer a su casa. En los bares se cuentan tristezas y alegrías, se ríe y vocea mucho y también se hacen conocidos y amigos, y el alcohol con mesura puede agudizar el ingenio, aliviar las malas rachas, expandir las alegrías, evitando siempre las broncas y los malos modos, ya que, en este caso, no sería un bar, sería el Congreso de los Diputados.

José Fuentes Miranda. Ávila


Akira, un referente

El 1 de marzo de 2024 ha sido marcado por la triste oficialización de la muerte del artista de manga Akira Toriyama, más conocido por el resto del mundo como el creador de Dragon Ball. Akira fue uno de los mayores referentes culturales de nuestra infancia y todo ello lo ha conseguido desde el otro lado del mundo, mucho antes de la inmediatez que nos invade a través de los smarthphone y las redes sociales. Occidente ha bebido de referentes culturales comunes durante toda su historia: Homero, la Biblia, Maquiavelo... Pero hoy puedes nacer en un pueblo perdido de la España profunda y, al mismo tiempo, leer un manga escrito en Japón, comer comida mexicana y ver una comedia francesa; todo ello desde la comodidad de tu casa.  Nuestros horizontes se han ampliado y, por lo tanto, también nuestros referentes culturales. Y esto se lo debemos, en parte, a gente como Akira Toriyama.

Olaia del Amo. Bilbao


Valorar lo que tenemos

Mi vida como jubilado solía ser tranquila y rutinaria, disfrutando de buena salud y una pensión estable. Sin embargo, todo cambió un día cuando, al descender de un paseo por las ermitas en Sierra Morena, sufrí una desafortunada caída que resultó en una fractura del húmero. Después de una serie de contratiempos y una larga convalecencia, pasé por momentos difíciles. Durante este tiempo, tuve la oportunidad de leer un libro de relatos de Tony de Mello. En uno de esos relatos, me vi reflejado en la historia de un granjero que experimenta una serie de eventos aparentemente buenos y malos, desde la pérdida y el regreso de su caballo hasta una lesión de su hijo. Sin embargo, el granjero mantiene una actitud de aceptación y sabiduría ante cada situación, respondiendo siempre con la frase: «Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?». A pesar de las dificultades, cada paso en mi recuperación me brindaba un gran disfrute y alegría por las mejoras experimentadas. Aunque mi estado actual difiere del pasado, me siento más que satisfecho y convencido de que las adversidades pueden transformarse en oportunidades de crecimiento. Esta experiencia me ha enseñado que las aparentes desgracias suelen ser bendiciones disfrazadas, evidenciando la imprevisibilidad de la vida y la importancia de mantener una mente abierta ante las circunstancias.

Fernando Tinajero Riquelme. Córdoba


LA CARTA DE LA SEMANA

PUEDE QUE HAYAMOS PERDIDO ALGO

+ ¿Por qué la he premiado?

Porque las pérdidas conviene advertirlas antes de que se vuelvan irreversibles.

Ciertamente, no todo pasado fue mejor, pero algo sencillo, natural, amable puede que se nos haya extraviado al querer controlar, manipular y conocerlo todo, haciéndonos algo esclavos de nuestros deseos y conquistas. La palabra recibida y ofrecida en el diálogo, sazonado con los sentimientos que brotan del contacto humano. La charla amistosa en las embrujadas tardes de otoño. El saludo cordial a los conocidos y la mirada educada a los visitantes. ¿No lo estaremos olvidando? Esas gracias sentidas, la disculpa que desarma, el ceder el paso, el asiento, el «por favor» y la sonrisa que ennoblece a quien la ofrece y humaniza a quien la acoge. ¿No se estarán difuminando al ritmo frenético de una tecnología mal utilizada? Pequeños gestos como el brindis sin protocolos, la charla que esponja y alivia el alma, lágrimas enjugadas en la emoción compartida, esa oración silenciosa junto al enfermo y la bendición musitada al acabar el día. Parecen gestos insignificantes, pero colman no solo el espíritu, también el cuerpo, que de unidad estamos hechos.

María Pilar Prieto Zurita. Valencia

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