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terry basterra
Martes, 28 de diciembre 2021, 12:24
La explosión de contagios que afecta a Euskadi, con un nuevo récord de casos notificado este martes con 6.568 nuevos positivos, y la imposibilidad de los rastreadores de llegar a tiempo a contactar a todos los contactos estrechos ha llevado a Osakidetza a renunciar ... a hacer seguimiento a todos los positivos.
A partir de ahora se va a centrar en cuatro colectivos que considera los más vulnerables. Son los mayores, las mujeres embarazadas, las personas inmunodeprimidas y los no vacunados. Aquellas personas que pueden sufrir «una mayor afectación a la salud», como ha destacado la consejera, en caso de infectarse.
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El resto de la población contagiada se considera que va a sufrir cuadros leves y Osakidetza no realizará una supervisión «proactiva» de su estado. Pero no solo eso. A partir de ahora las personas que comiencen a sentir síntomas deberán aislarse, rellenar un formulario en la web de Osakidetza para solicitar cita para un test o llamar a su centro de salud. Un SMS les confirmará si son positivo o negativo. Y aquí llega otra de las novedades. Si están infectados ya no les llamará ninguna enfermera o rastreador.
En el propio mensaje Osakidetza les indicará las instrucciones a seguir: aislarse durante diez días y -esto también es nuevo- «avisar a todos sus contactos y pedirles que se inscriban en la web» para hacerse un test. Es, como lo ha definido la consejera Sagardui, una «nueva fase del rastreo, el rastreo web». En otras palabras, cada persona contagiada pasa a ser su propio rastreador y es quien debe invitar a sus contactos estrechos -las personas con las que ha estado las 48 horas a comenzar con los síntomas- a que se sometan a un test. Queda todo, ahora más que nunca, en manos de la responsabilidad individual.
Los estudios científicos indican que ómicron provoca cuadros más leves que las variantes anteriores. Algo que se nota en los datos de la cantidad de personas que ingresan en los hospitales en Euskadi, en proporción a los positivos registrados. Esta relación es menor que en las anteriores olas.
Pero esta mutación, que ya representa el 70% de los contagios, sí está provocando algo de lo que habían advertido los expertos. Su alta contagiosidad la hace capaz de saturar el sistema sanitario. Y es lo que está sucediendo en estos momentos en el País Vasco.
No lo hace por arriba, por los hospitales, como ocurrió con la primera ola. El colapso se está produciendo en la base. La Atención Primaria está sobrepasada y es incapaz de hacer seguimiento los miles de casos leves que se generan cada día, como ha reconocido el Departamento de Salud con la medida adoptada este martes.
Los centros de salud están desbordados de personas que intentan someterse a un test y los rastreadores tardan hasta diez días en llamar a los contactos estrechos de un positivo para pedirles que se realicen una prueba. Es para intentar paliar esta situación por lo que Osakidetza ha tomado la decisión de modificar su protocolo de rastreo para centrarse en los cuatro colectivos de mayor riesgo.
Para sacar las miles de personas que cada día acuden a un centro de salud a realizarse un test Osakidetza ha anunciado que va a crear una red de puntos intermedios para hacer antígenos, con la intención de agilizar la toma de muestras y desahogar unos ambulatorios colapsados. Es algo similar a lo que se hizo con la vacunación, aunque ahora será con los test, ante las miles de pruebas que cada día se realizan en Euskadi. Más de 24.000 en la última jornada.
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