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Javier Martínez
Valencia
Miércoles, 24 de enero 2024, 20:22
La Policía ha centrado la investigación del crimen del sacerdote de Valencia en el círculo de amistades y conocidos de la víctima, una persona tan caritativa como confiada. Los agentes del Grupo de Homicidios han tomado declaración en las últimas horas a tres testigos, uno ... de ellos el portero que descubrió el cadáver, para identificar a varios jóvenes que pedían dinero al clérigo y frecuentaban su domicilio en la calle Avellanas.
Los investigadores sospechan que uno de ellos podría haber asfixiado al anciano en la noche del viernes o madrugada del sábado, la franja horaria en la que murió la víctima, según una primera estimación del forense que examinó el cadáver en la escena del crimen.
Como ya informó LAS PROVINCIAS, el sacerdote había ayudado en los últimos años a varios jóvenes con antecedentes policiales que trataban de reconducir su vida. Algunos de ellos habían estado en su casa, en el número 22 de la calle Avellanas, y conocían sus costumbres, sus rutinas y hasta su amistad con el portero.
La víctima recibió amenazas, presuntamente, de un joven que llamó varias veces al timbre de su casa. Este individuo gritó maldiciones contra el clérigo y se mostró muy agresivo cuando el portero del edificio le recriminó su actitud, por lo que los vecinos llamaron a la Policía.
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Javier Martínez
Tras este incidente ocurrido hace dos años, varios vecinos del edificio hablaron con el religioso para mostrarle su preocupación y le pidieron que no acogiera en su domicilio a personas conflictivas. Sin embargo, el sacerdote consideraba que las quejas eran desmedidas y anteponía su solidaridad y compasión a los prejuicios de algunos residentes. El asunto fue tratado en una reunión de la comunidad de vecinos, que plantearon incluso la posibilidad de instalar cámaras de vigilancia en el portal del edificio.
«Don Alfonso era un cura muy piadoso y altruista. Estábamos preocupados por la gente que iba a su casa», afirmó una vecina de la finca. «El portero sorprendió una noche a un joven que estaba durmiendo detrás del mostrador», añadió la mujer. Después de las quejas vecinales, los jóvenes seguían acudiendo a la casa del sacerdote, pero lo hacían fuera del horario del portero.
En otro ocasión, la Policía Nacional identificó a otro individuo que estaba acosando al clérigo para que le diera dinero. Los hechos sucedieron en una calle cercana a la Catedral de Valencia. Dos policías informaron al sacerdote de sus derechos por si quería presentar una denuncia contra el indigente, pero el religioso restó importancia al incidente.
Como adelantó LAS PROVINCIAS en su edición digital, el sacerdote Alfonso López Benito, de 80 años de edad, fue hallado muerto el martes por la mañana en su domicilio, una vivienda de la calle Avellanas junto al Arzobispado, con signos de asfixia y otros indicios criminales.
El clérigo estaba vestido con un pijama y no presentaba signos externos de violencia, como heridas sangrantes, pero los investigadores creen que fue asfixiado con una almohada. Antes del levantamiento del cadáver, la Policía Científica examinó de forma minuciosa el rostro de la víctima en busca de señales externas de una suspensión de la respiración, y también comprobaron si tenía alguna marca en el cuello.
Como ya anunció en un comunicado, el Arzobispado de Valencia se ha puesto a disposición de la Policía Nacional para colaborar en el esclarecimiento de los hechos. Los agentes del Grupo de Homicidios tomaron declaración el martes por la tarde a un representante de la archidiócesis de Valencia para arrojar luz sobre las rutinas de la víctima y sus acciones caritativas.
Los investigadores tratan de reconstruir las últimas horas de vida del sacerdote con los testimonios de las personas que hablaron por teléfono o estuvieron con el clérigo el vienes, el último día que fue visto con vida.
Un mensaje de WhatsApp enviado desde el teléfono móvil de la víctima, cuando acababan de descubrir el cadáver en su domicilio en el centro de Valencia, fue el primer indicio criminal que levantó las sospechas de la Policía. El portero del edificio, el hombre que halló el cuerpo sin vida del anciano de 80 años, informó de inmediato a los policías que había recibido un mensaje del religioso, algo imposible porque la víctima estaba muerta en su cama.
La Policía cree que el autor del crimen quería hacer creer a los amigos del clérigo que estaba vivo, y por este motivo habría enviado varios mensajes en los que se hacía pasar por el canónigo y daba a entender que estaría ausente una semana «para resolver unos asuntos personales». Era falso. Según las investigaciones, el anciano ya había muerto por asfixia.
El primer mensaje enviado el martes poco antes del hallazgo del cadáver, un breve texto con vagas explicaciones sobre la ausencia del sacerdote, parecía tan creíble como posible, pero el segundo nunca pudo escribirlo el religioso, ya que el portero lo recibió en su móvil cuando acababa de descubrir el cuerpo de la víctima.
La muerte violenta del canónigo emérito de la Catedral de Valencia ha causado una gran conmoción en el Arzobispado de Valencia y las cofradías de la Semana Santa Marinera. Alfonso López, muy apreciado por su trabajo cercano a las hermandades de penitencia, impulsó las semanas culturales en el barrio del Cabanyal.
Entre 1999 y 2015 fue canónigo de la colegiata-parroquia de San Bartolomé Apóstol y San Miguel Arcángel, en la ciudad de Valencia, donde nació. Recibió la ordenación sacerdotal en Valencia en 1969, publicó varios libros, era doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, fue párroco en varias localidades valencianas y profesor del Instituto de Estudios Jurídicos de Valencia y de la Facultad de Derecho Canónico. Además, la víctima trabajó en el Tribunal Eclesiástico de la archidiócesis de Valencia.
Hace cuatro años, el clérigo y sus compañeros de promoción fueron recibidos por el Papa con motivo del 50 aniversario de la ordenación sacerdotal del grupo. En mayo de 2014, el cardenal Cañizares, poco antes de ser designado arzobispo de Valencia, presentó el libro de Alfonso López: 'Las causas de canonización. Comentarios a la instrucción Sanctorum Mater'. En aquel momento, la víctima instruía ya como juez delegado dos causas de mártires valencianos.
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