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A. Checa | J. Martínez
Sábado, 24 de febrero 2024, 07:06
La Policía Científica ha encontrado este sábado por la mañana el décimo cadáver, el cuerpo sin vida de la persona que estaba desaparecida en la finca incendiada de Campanar. Los agentes han entrado a primera hora de la mañana en el edificio, acompañados por Bomberos ... para garantizar que la inspección se realiza con toda seguridad.
A las 11 de esta mañana ha comparecido la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que ha desvelado los últimos detalles del operativo. Bernabé ha confirmado el hallazgo del cadáver y ha señalado que «vamos a revisar el edificio palmo a palmo» para descartar la presencia de más cuerpos.
Agentes de la Policía Nacional, compuestos por un equipo multidisciplinar de la Comisaría General de la Policía Científica de Madrid y de la Brigada Provincial de Policía Científica de Valencia y unidades de investigación de Policía Judicial, están trabajando desde primera hora de la mañana en el edificio siniestrado.
Según ha informado la Policía, junto a estas Unidades se encuentra un equipo forense, todos ellos coordinados por la autoridad judicial para continuar las labores de identificación de las víctimas así como de investigación de las causas del hecho, en unas unas actuaciones que están declaradas bajo secreto de sumario.
El objetivo, después de confirmar nueve fallecimientos el viernes, era encontrar a la décima persona que no estaba localizada tras el espantoso incendio, algo que sucedió poco después de las 10 de la mañana del sábado. Un fuego que ha cambiado la vida de muchas personas de una u otra manera.
Como los ojos de Fernando, rojos, arrasados. Difuminados por la falta de sueño y la preocupación de qué va a ser de su vida. El hombre se coloca la mano en visera para protegerse del sol. Al fondo, un coloso de hormigón aún ardiente y humeante. Las dos torres de viviendas de Valencia viven un rebrotar de las llamas en uno de sus laterales. Fernando señala. «Sí, esa era mi casa. Yo estaba ahí. Empecé a escuchar gritos y bajé por el ascensor. Ya sé que eso me podía haber costado la vida, porque dicen que nunca hay que coger el elevador cuando hay un incendio. Pero no pensé. Lo he perdido todo, pero al menos estoy vivo», relata el hombre de unos 50 años.
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Elísabeth Rodríguez / Isabel Domingo
A su lado está Virginia. Otra mujer con su vida arrasada por las llamas. Una mujer superviviente. «Ya, Fernando, pero es que en ese momento no piensas». Los dos vecinos se intercambian teléfonos, y empiezan a preguntarse dónde acudir para rehacer sus documentos, para tener un lugar donde vivir. Para tener una vida.
Aunque con un drama enorme por delante, ellos han corrido mejor suerte que las ahora diez víctimas mortales a los que ya se eleva la tragedia. Entre ellas, un matrimonio y sus dos hijos -cuya historia es dramática porque su último mensaje da pistas de lo que les pasó- y a una pareja de ancianos. Bomberos y policías dan ya por cerrada la búsqueda de desaparecidos, al tener ya localizados a todos los residentes en la vivienda, o bien como supervivientes o bien como muertos.
Algo que también ocurrió ayer hasta que la jueza advirtió de que no eran diez sino nueve los cuerpos encontrados durante esa jornada. «En el proceso de identificación de los cuerpos localizados en el interior del edificio, la brigada científica de la Policía Nacional ha determinado que el número de cuerpos hallados hasta el momento son nueve», señaló un comunicado oficial enviado por el Gobierno.
Según fuentes del caso, el severo impacto de las llamas sobre los cuerpos hizo que uno de los cadáveres quedará muy afectado, por lo que los agentes lo contabilizaron inicialmente como dos personas fallecidas. La posterior labor de la Policía Científica determinó al final nueve víctimas mortales.
Con este asunto ya resuelto, los especialistas de la Policía Científica tienen sobre la mesa otra labor: determinar qué ocurrió para que se iniciara el fulminante incendio. Los agentes, centrados primero en las labores de identificación de los fallecidos, deben indagar en el por qué de las llamas. En un principio se barajó como hipótesis un fallo eléctrico, pero hay nuevas sospechas.
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En cualquier caso, la causa ya está judicializada. La Justicia está manos a la obra para depurar responsabilidades. ¿Tuvo algo que ver la composición de la fachada para el veloz avance del fuego? ¿Funcionaron cómo es debido los sistemas de seguridad de los dos bloques de viviendas? ¿Estaba bien diseñado el complejo para una salida de emergencia de esa magnitud? Son algunas de las respuestas que deberá trazar la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia, quien ayer abrió diligencias previas «para investigar las causas y circunstancias del incendio».
El caso se activó inicialmente por cinco fallecidos -la cifra que se daba por confirmada por la mañana-, pero acabará elevado a nueve o diez, dependiendo del transcurrir del proceso de localización del desaparecido. La magistrada tomó esta decisión tras recibir un avance del atestado policial. Además, ha declarado el secreto de las actuaciones durante al menos el próximo mes.
Mientras, en la 'zona cero' de la tragedia, en el Puesto de Mando Avanzado, una nube de cámaras y fotógrafos se arremolinaba para atender a las declaraciones de los diferentes responsables políticos. Rodeado por una nube de escoltas compareció el presidente del Gobierno. Pedro Sánchez saludó a los efectivos de los bomberos, Policía Nacional y Local, Cruz Roja y la Unidad Militar de Emergencias desplegada en apoyo en las labores de extinción -ayer ya se retiró de nuevo de vuelta a sus bases-. Mensajes de ánimo y apoyo a las administraciones valencianas. Pero ninguna medida concreta anunciada.
Mientras, en el escenario del drama se sucedían las escenas de supervivencia. De alegría pero al mismo tiempo de dolor. Como la de Fernando y Eva. Ellos vivían justo encima de la vivienda en la que se inició el fuego. Ellos son la viva imagen del milagro. De salir de una ratonera: la de residir justo encima de la chispa que prendió el infierno. «Estábamos durmiendo y de repente empezó a oler como a incienso. Vimos el fuego y salimos corriendo».
La pareja salió con lo puesto. Y con su perrita. Hasta la mascota salió sana y salva. «Bajamos en el ascensor y por suerte estamos vivos», explicaban los dos vecinos desde casa de unos familiares, donde se han alojado hasta saber qué hacer con su futuro. Más de un centenar de personas están ahora mismo en hoteles, auspiciados por el Ayuntamiento de Valencia.
Mientras, en el tradicional barrio de Campanar, entre sus callejuelas estrechas entre casas bajas encaladas, los vecinos seguían mirando con desconfianza al coloso aún en llamas por la mañana. Como Bárbara. Ella vive a más de 200 metros, pero el jueves pasó miedo. «Salían despedidas planchas de hierro ardiendo de la fachada, y mira si cortan», indicaba mientras mostraba una recogida en el suelo. Ennegrecidas y con restos del interior sintético que parece haber hecho de mecha en el desastre. Al lado se rasca la cabeza Fernando. Con los ojos cada vez más rojos. Fuma distraído mientras sigue mirando allí donde «está» su casa. Donde estaba. Más tarde se sentará a calmar las penas mientras apura una cerveza con unos amigos. «No sé qué voy a hacer con mi vida». Al menos tiene una para rehacerla.
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