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La Oferta Pública de Empleo (OPE) de Osakidetza celebrada la pasada primavera ha pasado de ser su éxito a convertirse en su calvario. Con María Jesús Múgica Anduaga en la dirección general, el Servicio Vasco de Salud había convocado una de las oposiciones más ... masivas en sus 35 años de historia: 3.335 plazas de 86 categorías, 96.235 inscripciones y 72.573 personas que, finalmente, se presentaron a los exámenes. Ha presentado su renuncia al cargo, presionada por los partidos de oposición, que han exigido al Gabinete Urkullu «la asunción de responsabilidades políticas» por el amaño de la OPE en algunas especialidades médicas.
El consejo de administración de la empresa pública se reunió ayer de forma extraordinaria, motivo por el que ningún representante vasco acudió a la reunión en Madrid del Consejo Interterritorial de Salud. Tenía que estudiar la situación creada tras la 'amenaza' del PP de respaldar la iniciativa de EH Bildu -apoyada por Elkarrekin Podemos- para crear una comisión de investigación en el Parlamento si no se asumían «responsabilidades políticas». Ante este ultimátum, María Jesús Múgica ha optado por renunciar a su cargo para proteger al consejero de Salud, Jon Darpón. Su sustituto es Juan Luis Diego, una persona del círculo del lehendakari, Iñigo Urkullu.
En una escueta nota, Osakidetza informó de que el consejo de administración aceptaba la renuncia de Múgica y nombraba a su sustituto, Juan Luis Diego Casals, asesor de Urkullu. El comunicado eludía referirse a los motivos del cese, que está directamente relacionado con la filtración de exámenes en varias especialidades médicas hospitalarias -el número definitivo se desconoce aún-. Los sindicatos hablan de hasta una veintena.
El escándalo comenzó a gestarse el 1 de junio con la carta que un cirujano del servicio de Angiología y Cirugía Vascular del hospital Donostia, y miembro del tribunal de esta especialidad, había enviado a la dirección de Osakidetza. En la misiva expresaba sus sospechas de que varios opositores conocían de antemano la primera prueba de la oposición: cuatro de los cinco aprobados eran de Basurto. A partir de esta denuncia, la sospecha de fraudes idénticos en otras especialidades hospitalarias se sucedieron por parte de los sindicatos ESK, LAB e incluso de la central que congrega a la mayoría de los médicos (SME). De forma paralela, Elkarrekin Podemos dio a conocer que tres aspirantes a una plaza de anestesista habían predicho ante notario quiénes iban a sacar las mejores notas y que habían acertado.
Frente a esta cascada de sospechas de fraude, a los gestores de la Sanidad vasca les costó reaccionar, hasta que empujados por la evidencia anularon las oposiciones de tres especialidades: Anestesia, Cardiología y Angiología, cuyas pruebas tendrán que repetirse. Asimismo, abrieron seis expedientes disciplinarios -aún están sin concluir- a otros tantos médicos miembros de los tribunales. A la vez, encargaron un informe a un experto de la Universidad de Oviedo para que realizara un estudio psicométrico, de coherencia de resultados. ¿Por qué? Porque en varias especialidades las mejores nota se concentraban en médicos interinos de determinados hospitales.
El verano ha sido duro para la 'cúpula' de Osakidetza y el propio Gobierno por la urgencia en cerrar una investigación y, en consecuencia, la polémica. A primeros de octubre, se trasladó el caso al Ararteko. También a la Fiscalía, como le había pedido el Parlamento, para que sea quien decida si hay o no delito. Al mismo tiempo, prometió un nuevo modelo de acceso al empleo público que impida las filtraciones. El lunes pasado Jon Darpón y María Jesús Múgica presentaron a los parlamentarios un informe de un experto con 68 medidas para cambiar el sistema de selección.
Grave problema para el Gobierno. El PP pidió la 'cabeza' de la directora para no apoyar la comisión de investigación auspiciada por EH Bildu.
Más de cinco meses de polémica. Desde junio, el Servicio Vasco de Salud está volcado en neutralizar como sea el escándalo.
Los máximos dirigentes del Departamento vasco de Salud pensaban que estas medidas bastarían para poner punto final al escándalo. Se equivocaron. Los tres grupos de la oposición volvieron a exigir «responsabilidades políticas». Mientras Cristina Macazaga (Elkarrekin Podemos) pedía el cese del consejero, Laura Garrido (PP) advirtió a Darpón la disposición de su partido a respaldar la puesta en marcha en el Parlamento de una comisión de investigación en el Parlamento auspiciada por Rebeka Ubera (EH Bildu).
El martes, Ubera reclamó la 'cabeza' de Múgica. Al mismo tiempo, Garrido registró una iniciativa en el Parlamento pidiendo su cese. Esta era la condición del partido de Alfonso Alonso para no respaldar la comisión de investigación. La iniciativa se tendría que debatir y votar en el pleno de la Cámara y todo indicaba que iba a resultar aprobada. PNV y PSE estaban en minoría.
Ya no ocurrirá, de momento. María Jesús Múgica ha dejado el cargo. Medios próximos al consejero Darpón aseguran que no ha sido cesada, que ha sido ella quien ha optado por irse «porque no quiere que la gestión de la OPE condicione políticamente a Osakidetza, al Departamento de Salud y al Gobierno vasco». En la nota que se informa del cambio se agradece la labor de esta licenciada en Derecho, funcionaria del Cuerpo Superior de la Administración Pública de Euskadi y con una larga trayectoria en el sistema sanitario público vasco. Y se destaca su labor en los casi dos años que ha estado al frente de la Sanidad vasca.
Su sustituto, Juan Luis Diego Casals, es licenciado en Derecho por la Facultad de Deusto en la especialidad de Economía y diplomado en Estudios Europeos. Hasta ayer coordinaba la Secretaría de Presidencia del Gobierno vasco. Es decir, se trata de una persona de la confianza del lehendakari. Esta circunstancia pone de manifiesto la enorme preocupación que el polémico devenir de la OPE ha generado en Lehendakaritza. Salud es el departamento 'estrella' del Gobierno vasco. Se lleva uno de cada tres euros de los Presupuestos Generales de Euskadi. En sus casi seis años como lehendakari, Urkullu ha acudido a cada inauguración, ya fuera un hospital o una resonancia magnética. A medio año de las elecciones municipales y forales, el PNV quiere salvar a Osakidetza, la 'joya de la corona'. La cura es la marcha de María Jesús Múgica.
El nuevo director del Servicio Vasco de Salud, la mayor empresa de Euskadi con una plantilla de más de 26.000 trabajadores, es un bilbaíno de 59 años. Además de licenciado en Derecho económico, habla euskera, inglés y francés.
Su trayectoria profesional arranca en 1984 como letrado del Gobierno vasco, primero en el Departamento de Educación y luego en el de Presidencia. Después, toda su carrera ha estado vinculada a puestos de confianza, bien como director o asesor, tanto de la Administración autonómica como de la Diputación de Bizkaia, además de ser el director gerente del grupo EITB durante toda una década, desde 1999 a 2009.
Si hasta ahora ha tenido importantes responsabilidades, el reto a partir de hoy es dirigir una empresa pública, Osakidetza, que siempre ha sido el espejo en el que se miran otros servicios de salud de España. El primer proyecto, sin duda, será recomponer la imagen de la Sanidad vasca que, en el último medio año, se ha visto lastrada por el escándalo de la OPE.
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