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El gran peligro al que se enfrenta la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que desde el 31 de octubre se celebra en Glasgow es que las promesas anunciadas en la cumbre se quedan al final en el aire. Los anuncios que estos ... días lanzan los líderes mundiales no son de momento compromisos firmes. Son solo eso, declaraciones de intenciones que pueden concretarse... o no. La clausura de la cita servirá para confirmar el alcance de la palabra dada por mandatarios como Joe Biden, Boris Johnson, Emmanuelle Macron o Pedro Sánchez, sometidos al escrutinio de la opinión pública mundial en una convención considerada crucial para evitar el temido punto de no retorno.
En esta primera semana han sido muchas las propuestas esperanzadoras que se han escuchado para el planeta. Estamentos públicos y privados han proclamado su intención de dotar de generosos fondos a las iniciativas contra el cambio climático. Y potencias mundiales a las que las cifras señalan como grandes contaminadoras han presentado planes que suponen apartarse de los combustibles fósiles para abrazar el 'cero neto' y las renovables. Jóvenes como Greta Thunberg ya han dictado sentencia: «La COP26 es un fracaso». Habrá que esperar al viernes para ver si es así.
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Críticas
Que líderes de 120 países con sus asesores, técnicos y demás personal se reúnan para pedir que se apliquen medidas para atajar el cambio climático y sean ellos los primeros contaminar tiene su aquel. Han llegado a Glasgow en aviones privados, se desplazan por la zona en decenas de coches, la mayoría de flotas propias y con motores de gasoil o gasolina y de paso colapsan la ciudad crispando los nervios de los residentes habituales. Algunos, como Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, o Boris Jonhson, primer ministro británico y anfitrión, se han subido a un jet para recorrer unos pocos kilómetros. También han sido muchos los que con cierto escándalo comparten imágenes de las viandas envueltas en plástico que se ofrecen en las instalaciones de la cumbre. Todo por el clima pero sin el clima.
«Bla, bla, bla»
Desde semanas antes de que arrancase la COP26, cientos de activistas del clima se han dado cita en Glasgow. Muchos se han desplazado en marchas a pie desde distintos puntos de toda Europa. El tercer día de la cumbre se produjeron algunos pequeños altercados. Ha habido protestas frente a empresas energéticas y ante las oficinas de la financiera JP Morgan y la policía británica ha realizado algunas detenciones. Con todo las movilizaciones más importantes tuvieron lugar este pasado viernes, organizada por Friday For Furture, y el sábado. En ambas ha estado presente la activista Greta Thunberg para la que la cita es un fracaso. Ha calificado de «bla, bla, bla» los mensajes de los políticos.
Distintas razones
Los líderes Rusia, China, Brasil y Turquía están siendo los grandes ausentes de la cumbre. El presidente chino, Xi Jinping, cuyo país es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, por delante de EE UU, se dirigió a la conferencia mediante una declaración escrita; Vladimir Putin, que preside uno de los tres principales países productores de petróleo del mundo junto con Estados Unidos y Arabia Saudí, no ha aparecido aunque sigue abierta la posibilidad de que comparezca por videoconferencia. Tampoco está el polémico Jair Bolsonaro que adujo problemas con la organización. Algo parecido le ha pasado al mandatario turco, Recep Tayyip Erdogán, que tras la cumbre del G20 de Roma regresó a Ankara por no estar de acuerdo en cómo se organizaban en Glasgow ciertos protocolos de su seguridad.
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