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Alberto Núñez Feijóo defendió este miércoles que «Miguel Ángel Blanco conmocionó a toda España y la unió». El presidente del PP, en un acto de tributo al edil asesinado en Ermua, destacó que «nosotros estamos donde tenemos que estar», mientras «otros pactan con los herederos y beneficiarios del terror a cambio de réditos políticos».
Por segundo año consecutivo, Feijóo visitó Ermua para homenajear, 27 años después de su muerte, al joven edil popular secuestrado y tiroteado por ETA. Allí, el líder del PP agradeció que «durante años mucha gente se unió a nuestro proyecto con Miguel Ángel Blanco en el pensamiento». Y también por «personas como 'Goyo' Ordóñez, como Manuel Zamarreño, y como tantos y tantos compañeros». Todos ellos dieron, dijo, «una perenne lección de ética porque arriesgaron a conciencia su libertad para que no la perdiésemos todos los demás». Por esa razón, también «ahora tenemos que elegir entre el silencio y la memoria», advirtió.
«Aquí no estamos reunidos por una causa o unas siglas concretas, sino por el compromiso con la libertad», aclaró Feijóo. «No hay una causa más noble para estar en política», zanjó, antes de criticar que «recientemente en el Senado un ministro del Gobierno de España fue capaz de atacar el 'espíritu de Ermua'». En ese sentido, Feijóo reivindicó que «nosotros estamos aquí hoy, pero ese espíritu nos acompaña siempre», antes de arremeter contra «los que pactan con los beneficiarios del terror y les entregan municipios y les dan tratos de favor».
Al acto de homenaje celebrado en Ermua en memoria del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, acudió su hermana Mari Mar, que admitió que «siempre es doloroso volver a donde mi hermano cogió el último tren y cerca del gimnasio donde iba a diario» y recordar «aquellas 48 horas que marcaron el final de ETA porque perdió la calle».
La hermana del edil lamentó que «27 años después, nada queda prácticamente del 'espíritu de Ermua'», mientras el Gobierno «levanta muros entre los españoles» y «extiende alfombras rojas» a EH Bildu. Reivindicó la corriente surgida aquellos días y la contrapuso al momento actual. «Cuando se producen a diario homenajes a los asesinos, nos recuerda el deber moral de estar siempre con las víctimas. Cuando se difunde una memoria selectiva, sectaria y falseada, nos recuerda la necesidad de la verdadera memoria, que es la de la justicia y la dignidad», zanjó.
También recordó que la banda mató a su hermano «por estar orgulloso de ser vasco y español, y por ser del Partido Popular». Mari Mar insistió en que «nadie puede blanquear lo que pasó» y lamentó que «los herederos de ETA tienen hoy más poder gracias a Sánchez». En ese sentido, reclamó «un verdadero relato porque los jóvenes merecen el privilegio de saber la verdad».
Por su parte, Javier de Andrés calificó al PP como «un partido rebelde que dijo 'no' a ETA y 'sí' a la libertad a costa de un enorme sacrificio», al tiempo que lamentó que «durante muchos años una parte de la sociedad celebrara y aplaudiese crímenes como el de Blanco».
De Andrés cargó contra el Gobierno vasco que, a su juicio, «ha hecho que un proceso penitenciario que debería ser de reinserción y de reconocer el daño haya acabado convertido en una suerte de indulto administrativo para sacarles antes de reconocer ninguna culpa», en alusión a los terceros grados a presos de ETA. La diputada y presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul, explicó que «tenía cinco años cuando el asesinato de Miguel Ángel y no recuerdo nada, pero lo he aprendido todo de mis compañeros».
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