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david guadilla
Bilbao
Jueves, 16 de mayo 2019, 10:02
'Josu Ternera' fue uno de los principales protagonistas de las conversaciones que pusieron en marcha el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA a partir de 2004 y que desembocaron en la tregua decretada por la banda terrorista dos años después. Aquel ... alto el fuego saltó por los aires con la bomba de la T4 de Barajas a finales de 2006. Los contactos fueron la continuación de los diálogos abiertos en el caserío Txillarre de Elgoibar entre Jesús Eguiguren y Paco Egea, por parte del PSE, y Arnaldo Otegi y Pernando Barrena, por la izquierda abertzale.
Aquellas reuniones discretas sentaron las bases de una negociación oficial que arrancó con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa en 2004. La banda hace llegar al Gobierno socialista tres cartas en las que pide establecer una negociación para analizar la posibilidad de poner fin a la violencia. El Ejecutivo acepta «tomar la temperatura» a la organización armada, calibrar hasta qué punto hay opciones de poner fin a 40 años de violencia.
Al frente de la delegación socialista se sitúa Eguiguren. El por aquel entonces presidente del PSE conocía a 'Ternera' de cuando el exjefe etarra había sido parlamentario vasco. Los contactos se realizan a través del centro 'Henry Dunant' de Ginebra, especializado en resolución de conflictos. La primera cita 'oficial' se celebra en el hotel Wilson de Ginebra en 2005. Los mediadores suizos preparan la intendencia. A Eguiguren le dan el nombre clave de 'Miguel'; 'Ternera' se convierte en 'George'.
A partir de ahí los encuentros se suceden, tanto en Ginebra como en Oslo. Eguiguren relató cómo se desarrollaban aquellas citas en una entrevista a EL CORREO. «Había mucho tiempo muerto. Esos fueron los momentos más importantes porque era cuando hacías amistad con 'Ternera' o con 'Thierry' -otro de los negociadores de ETA-. Te encontrabas en el hotel... Dos vascos en Suiza, en Noruega, en un hotel, desayunando. Pues al final te sale decirle: 'Oye, ¿has visto los sanfermines esta mañana?' Profundizas un poco más, hablas de la familia...«. El dirigente etarra se confesaba con Eguiguren, de cómo sería el futuro, de una Euskadi en paz... A aquellas citas se unieron, entre otros, Rodolfo Ares y Javier Moscoso. De forma paralela también seguían las reuniones de 'Txillarre'.
Todo aquel cúmulo de diálogos fructificó en la tregua de marzo de 2006. En las filas socialistas se instaló una sensación de profundo optimismo. En gran medida, porque confiaban en la voluntad de 'Ternera' de conducir a ETA hacia el fin de la violencia. La alegría se torció enseguida. La falta de avances, la imposibilidad del Gobierno de satisfacer algunas condiciones de la banda y la presión de los sectores más radicales bloquearon el proceso. En el otoño de 2006 se pusieron en marcha las conversaciones de Loyola como un último intento desesperado por salvar el naufragio. Para entonces, 'Ternera' había perdido el control interno. En diciembre de 2006, ETA rompió la tregua. Aun así, la vía entre 'Ternera' y Eguiguren se mantuvo abierta.
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