«Fui escrupuloso con el procedimiento», alega uno de los exdirectores que recibió el permiso

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Zulueta, ingeniero de profesión y «con 25 años de experiencia» en materia medioambiental, abandonó el Ejecutivo autonómico en octubre de 2020. Durante cuatro años, y «sin adscripción política», trabajó en los equipos de Iñaki Arriola (PSE-EE) y Arantxa Tapia (PNV). En los dos años siguientes a su cese, presentó hasta tres solicitudes para poder realizar actividades privadas; en concreto, en la empresa Icatalist, en el Basque Centre for Climate Change (BC3) y en la asociación Versos, ligada al Colegio Oficial de Geólogos del Pais Vasco.

En todos los casos siguió el mismo proceso: «Mandé la documentación y la contrastaron para cruzar las empresas con los contratos públicos adjudicados. Al ver que no existía ninguna incompatibilidad, me otorgaron la autorización». El ex alto cargo defiende la existencia de una norma que ponga coto a las 'puertas giratorias' y, de hecho, reconoce que ha tenido que rechazar ofertas profesionales al considerar que sí podía existir un conflicto de intereses.