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Lunes, 5 de diciembre 2022, 07:48
En medio de una crisis sin precedentes en Osakidetza, una treintena de jefes de servicio y organizaciones de la OSI Donostialdea exigen a Salud, en un escrito al que ha tenido acceso este periódico, «el cese inmediato de los cargos de la dirección central» ... de la organización sanitaria y que restituya a Iciar Pérez e Idoia Gurrutxaga. Este es el texto al completo:
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«Los abajo firmantes, Jefes de Servicios y Organizaciones de la OSI Donostialdea de OSAKIDETZA que incluye al Hospital Universitario Donostia y la Atención Primaria que presta atención sanitaria a una población cercana a las 400.000 personas, quieren dar a conocer a la sociedad guipuzcoana y a la vasca en general, su preocupación por la deriva observada en la gestión de los servicios asistenciales de OSAKIDETZA, agravada con los recientes ceses de la Directora Gerente, Dra. Iciar Pérez Irazusta, y la Directora Médica, Idoia Gurruchaga, y las dimisiones de los Subdirectores de las Áreas Médica y Quirúrgica respectivamente, Dres. Adolfo Beguiristain y Maite Martínez de Albéniz, sin que la Dirección de OSAKIDETZA o la Consejera de Sanidad hayan podido aportar ninguna razón convincente de sus decisiones.
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PATRICIA RODRÍGUEZ | MACARENA TEJADA
Estos ceses, junto con las dimisiones de otros miembros del equipo directivo ocurridas antes y después de los mismos, ponen de manifiesto una grave crisis de gestión que se ha venido gestando por decisiones de la Dirección de Osakidetza en el Hospital Universitario Donostia, y que culmina una cadena de despropósitos y decisiones punitivas ante la que no podemos permanecer callados.
Con la perspectiva de muchas décadas de servicio público, nunca hemos objetivado esta total falta de escucha a los profesionales y directivos del hospital que nos está haciendo perder efectividad en la prestación de servicios a la ciudadanía, en un momento especialmente crítico, donde confluyen las secuelas de una epidemia que ha colapsado durante meses la asistencia normalizada, la escasez de profesionales cualificados agravada por una gestión de los recursos humanos anquilosada y poco atractiva para retener y atraer profesionales, junto con un imparable incremento de la demanda sanitaria ante el que no se plantean las reformas necesarias. Con ánimo constructivo, pero con toda claridad y firmeza, exigimos de los dirigentes de Osakidetza y del Departamento que abandonen esta política suicida, que responde a reiterados esfuerzos de corrección con medidas de castigo en forma de ceses a directivos valiosos y valientes, cuyo único pecado ha sido señalar, desde una posición de lealtad y compromiso con la organización, los defectos a corregir.
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Resulta realmente delirante que una organización de servicios que cada vez requiere una mayor cualificación técnica se gestione de manera centralizada y sin dar voz a las organizaciones y sus directivos, con unos criterios de selección de profesionales absolutamente desfasados, donde no prima ni el mérito ni el conocimiento adaptado a las necesidades. No es presentable, por ejemplo, que en un servicio público que exige perfiles técnicos cada vez más específicos, el criterio determinante de mérito en las listas de interinidades sea la antigüedad u otros requisitos no técnicos, cuando se trata de cubrir puestos con perfiles muy específicos de muy difícil cobertura, sin medir las consecuencias de este desaguisado para los usuarios. A pesar de reiteradas promesas de los sucesivos consejeros, se mantienen las OPES con un diseño obsoleto e inadecuado que no resuelve la cuestión, generando una situación en la que la mayoría de nuestros jóvenes profesionales, justo en su período profesional más productivo e importante a nivel formativo, se encuentran en posiciones de interinidad por períodos que alcanzan hasta los 20 años tras su incorporación real a la organización. Nos resulta realmente incomprensible que sucesivas cúpulas directivas de Osakidetza se muestren incapaces de poner en marcha las reformas necesarias (perfilado de plazas, plan Post-MIR, etc,…) que permitan afrontar con garantías el relevo generacional que afecta a un 30% de la plantilla médica del HUD en los próximos 5 años. No es posible realizar ese recambio fundamental para mantener los estándares de calidad asistencial conseguidos, sin dejar a las diferentes organizaciones integradas gestionar sus necesidades específicas de manera más racional. Si ello implica reformas legales, háganse, que para otras cuestiones se hacen sin problema, porque no es aceptable que gobiernos con todo el apoyo parlamentario para legislar, sean indiferentes a una situación que se va a agravando año a año.
Un inevitable corolario de lo anterior es que no hay manera de enfocar las etapas de formación post-especializada de los jóvenes profesionales egresados del sistema MIR, encauzando ese proceso y acoplándolo a la necesidades y previsiones del sistema, para que la renovación de cuadros se haga de forma racional y no en base a la improvisación permanente que es la realidad actual. El sistema sanitario español, y el vasco en particular, han destacado por la excelencia de sus sistemas de formación médica MIR, PIR, BIR, Enfermería, etc, pero desde hace muchos años, es evidente que la formación no termina con ese periodo y que la demanda por una continua recalificación es absolutamente necesaria. Mantener en la precariedad laboral y sobre todo en la falta de focalización a los jóvenes especialistas, sin directrices hacia dónde dirigir sus pasos post-especialización con el objetivo de reforzar/crear/reformar determinadas estructuras asistenciales, lastra el desarrollo y adaptación del sistema a las necesidades sanitarias de la población. Hace ya demasiados años que algunos de nosotros planteamos a Osakidetza la propuesta de implantación de un POST-MIR específicamente vasco que permitiese no sólo retener al talento propio sino atraer el ajeno, y adecuar su formación post-especializada a las necesidades del sistema. Dicho plan, que era y es económicamente viable, ha sido inexplicablemente postergado y olvidado por los dirigentes actuales de Osakidetza. Sólo la indiferencia y la falta de comprensión profunda de lo que debe ser un sistema sanitario público moderno y eficaz puede justificar la desidia de no implantarlo, lo que nos pone en retraso de otros sistemas sanitarios españoles que sí lo están haciendo de diferentes maneras. Aludir de nuevo a las dificultades legales para implantar este tipo de sistemas de provisión de recursos humanos es falaz, porque vivimos con Gobiernos estables que han gozado de mayorías absolutas desde décadas.
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Otro ejemplo sangrante es la incapacidad del sistema para gestionar contratos con dedicación mixta a investigación y asistencia, o la incorporación de médicos con perfil investigador a través de sistemas propios (Ikerbasque) o ajenos (contratos Río-Hortega o similares del Ministerio de Sanidad) o que las reducciones de jornada asistencial, actualmente sólo permitidos por maternidad y/o cuidado de mayores, no se puedan aplicar a tareas de investigación, como se hace en otros sistemas sanitarios, o la flagrante infraconsideración, tanto a efectos curriculares como económicos, de los períodos de dedicación a las tareas de gestión o de investigación tanto dentro de la Organización como fuera de ella. Que en un mundo globalizado y con España dentro de la Unión Europea desde 1986, los periodos de formación o de trabajo efectivo en sistemas de salud públicos de otro país de la Unión no sean considerados a nivel curricular con la misma ponderación que los realizados aquí, es una muestra de que la organización vive anclada en un pasado muy borroso y lejano. No es de recibo que profesionales sanitarios, médico/as y enfermeros/as muchos de ellos vascos, que salieron buscando formación post-especializada o simplemente mejores condiciones laborales y que podrían regresar para acometer el rejuvenecimiento necesario de las plantillas, deban pelear en los tribunales por el reconocimiento de sus derechos (que sí son reconocidos en otros estamentos de la Administración).
Un hecho, del que los ceses de estos días son una manifestación palmaria de un estilo directivo vertical, es la progresiva limitación de la capacidad de gestión de los directivos de cada una de las organizaciones integradas, que una vez nombrados, van viendo recortadas sus capacidades de gestión en favor de una organización central cada vez más alejada de la realidad y de las necesidades de las unidades asistenciales y cuyos integrantes son designados atendiendo a criterios políticos, y no de mérito y capacidad. Sentimos que Osakidetza lleva mucho tiempo sin escuchar no sólo a los profesionales, sino ni siquiera a sus propios directivos, que a pie de obra vienen advirtiendo de lo incongruente de determinadas decisiones de la organización. El cese de la Gerente y la Directora Médica de la OSI, a la cabeza de un equipo de gestión que ha lidiado con éxito una crisis como la recientemente vivida, y con los parámetros asistenciales del Hospital publicados la semana pasada y que nos sitúan a la cabeza de los hospitales del Sistema en muchos parámetros, es además de signo de una torpeza inaudita, una muestra de sectarismo e incompetencia que desmotiva a toda la organización que se ha dejado la piel para sostener el sistema en un momento muy delicado.
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A estos problemas globales y comunes a toda la Sanidad Vasca se añaden otros derivados de una falta de comprensión de la necesidades y capacidades de la organización en Gipuzkoa que ve menoscabada su adecuada dotación en personal en relación a la población a la que atiende y comparativamente a otros territorios. En concreto, los jefes de Servicio de esta OSI de Donostialdea donde se integra el Hospital Universitario Donostia denunciamos que, en prácticamente todos los servicios que dirigimos, constatamos una diferencia a la baja en la cantidad de recursos humanos en comparación con OSIs de otros territorios por ratios por población, con diferencias que en algunos casos pueden acercarse al 25% en especialistas médicos y algo menos en Enfermería.
La opacidad con la que la Dirección Asistencial de Servicios Centrales de Osakidetza maneja estos datos nos impide saber si existen aún mayores diferencias en la cobertura de incidencias como son la cobertura de vacaciones, bajas, etc. Pero a tenor de los datos que sí conocemos, y a la realidad que vivimos cada día, sospechamos, y ojalá se exija en sede parlamentaria transparencia al respecto, que aquí también tenemos grandes diferencias. No es posible disfrutar de teóricos derechos laborales o económicos si ello conduce a la sobrecarga de los que se quedan en estas situaciones. Una política laboral congruente debe considerar no sólo los aspectos retributivos, sino también estos aspectos que son causa de un malestar creciente en las organizaciones que dirigimos.
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Somos muy conscientes de que muchas de estas medidas implican más inversión y que los presupuestos de Osakidetza, que ya son los más altos de su historia, son financiados en parte con una emisión de deuda creciente a pesar del incremento en la recaudación. Pero no es menos necesario que ese dinero, que con esfuerzo depositan los ciudadanos en los presupuestos, debe ser gastado con criterio técnico y con equilibrio entre los territorios de acuerdo a su población y necesidades, y no bajo presupuestos de conveniencia política o de imagen o a lo peor de manera improvisada. En este sentido, son especialmente graves, por citar sólo algunos ejemplos, la situación de Tolosaldea con un hospital cabecera no perteneciente a la red y bastante desconectado de ella, o el baile de decisiones en relación al Hospital del Bidasoa o al futuro encaje en la red de Onkologikoa, o la incapacidad de cubrir bajas con personal disponible en reserva en servicios fundamentales como el Servicio de Hospitalización a Domicilio o el de Urgencias, unos de los más valorados por la población y de los que más carga asistencial tienen, y donde las idas y venidas, las indecisiones y la falta de explicación de las mismas a los implicados han sido una constante en los últimos años.
En resumen, este estilo impositivo de funcionar de la actual dirección central de Osakidetza, que ya nos generaba inseguridad y perplejidad por sus erráticas decisiones, tras sus últimos pasos, nos genera además de rechazo por ineficacia, un enfado que se traslada a toda la organización, ya que como responsables de servicios resulta sencillamente imposible explicar a nuestros compañeros, cosas que son inexplicables. Los profesionales perciben que no se escucha su opinión en los ámbitos de gestión y consideran agotadas las vías habituales de comunicación con la organización, que a su vez en un gesto insólito se atreve a castigar al mensajero en vez de dialogar.
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Por todo ello, pedimos a la Consejera de Salud el cese inmediato de los cargos de la Dirección Central de Osakidetza como responsables directos de estas últimas decisiones, si no quiere ser cómplice y corresponsable última de este despropósito, a la vez que la restitución inmediata y al completo del equipo directivo de la OSI y el inicio de un proceso de diálogo, quizás restaurando las Juntas Facultativas de Hospital que antaño servían para canalizar estas cuestiones. Entretanto hacemos saber a la sociedad guipuzcoana y vasca en general que, como siempre, seguiremos intentando mantener a pesar de todo, los estándares de calidad exigibles hasta donde nos sea posible, pero pidiéndole que, como sociedad madura que es, esté muy atenta al cumplimiento de las propuestas reales que haga el Gobierno sobre la Sanidad, verificando si se traducen en hechos verificables, como único medio de que los responsables políticos sepan y sientan que tienen detrás a una sociedad que les exige a ellos el mismo grado de competencia y compromiso continuado que se le promete a la ciudadanía en campaña electoral. Esta no es una lucha política, sino un problema de gestión sanitaria. No vamos contra ningún partido.
Aguillo, Arantza Jefa del Servicio de Urgencias
Altuna, Xabier Jefe del Servicio de Otorrinolarongología
Arrizabalaga, Julio ExDirector Científico del Instituto Biodonostia
Azcárate, Begoña Jefa de Docencia
Berecibar, Cristina Jefa de la Unidad de Cuidados Paliativos
Calvo, Cristina Jefa del Servicio de Pediatría
Carbajo, Iban Jefe del Servicio de Rehabilitación
Enríquez-Navascués, José María Jefe del Servicio de Cirugía General
Goicoechea, Xabier Jefe de la Unidad de Gestión Clinica de Paciente Crónico y Convalecencia
González-Jorrín, Nuria Jefa del Servicio de Anestesiologia, Reanimación y Terapia del Dolor
Iribarren, José Antonio Jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas
Izquierdo, José Miguel Jefe del Servicio de Cirugía Torácica
Lersundi, Ana Jefa del Servicio de Traumatología y Ortopedia
López de Munain, Adolfo Jefe del Servicio de Neurología
Marquet, Loreto Subdirectora de enfermería de Servicios Centrales y RRHH
Mendicute, Javier Jefe del Servicio de Oftalmología
Núñez, Antxon Jefe del Servicio de Admisión y Documentación Clínica
Oyarzabal, Igor Jefe del Servicio de Urología
Pérez-Rico, Manuela Jefa del Servicio de Hospitalización a Domicilio
Piera, Pep Jefe del Servicio de Oncología Médica
Querejeta, Ramón Jefe del Servicio de Cardiología
Rodrigo, Mariate Jefa del Servicio de Nefrología
Ruiz, Irune Jefa del Servicio de Anatomía Patológica
Salegi Iñaki Jefe del Servicio de Neumología
Suquía, Elena Jefa del Servicio de Calidad
Telleria Arrieta, Miren Jefa de la Sección de Hemodinámica
Yoldi, Alfredo Jefe de Servicio de Endocrinología
Zubia, Félix Jefe del Servicio de Cuidados Intensivos
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