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B. V.
Martes, 15 de marzo 2022, 00:33
La Dirección General de Tráfico comenzó a hacer controles de alcoholemia en carretera a los conductores en 1981. Respecto a los test de drogas, los primeros llegaron en 2010. Tráfico quiere acabar con los conductores imprudentes. Por ello, la DGT recuerda que las autoridades ... pueden hacer un control de alcohol y drogas «en cualquier momento y en cualquier carretera». Es decir, que podemos ser llamados a soplar en un alcoholímetro o a dar una muestra de nuestra saliva, ambas incluso, para confirmar que cumplimos con una de las reglas del tráfico.
«Por su valor disuasorio, las pruebas de alcoholemia y drogas contribuyen a reducir el número de accidentes, fallecidos y heridos en las carreteras. La capacidad de vigilancia es fundamental y es inversamente proporcional al número de accidentes: a más vigilancia, menos siniestros», explica Paula Márquez, subdirectora adjunta del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.
El objetivo estratégico recogido en la Agenda 2030 es «reducir a la mitad el número de lesiones y fallecidos en siniestros viales también relacionados con el consumo de alcohol, así como los relacionados con sustancias psicoactivas». «El alcohol es la droga que da mayor número de positivos. Sigue siendo la causa principal de la conducción alterada», apunta Márquez.
«Después de 40 años realizado pruebas de alcohol, estamos más concienciados de que beber alcohol es incompatible con la conducción segura. Con el aumento progresivo del control del consumo de drogas en los conductores pretendemos conseguir el mismo objetivo», apunta Julio Pérez, especialista en Drogodependencias del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.
Para una medición precisa de la alcoholemia, se utilizan dos tipos de alcoholímetros con distintas sensibilidades: uno de aproximación o indiciario, que detecta la presencia de alcohol; y otro evidencial, que confirma el primer resultado y precisa la cantidad exacta de alcohol en aire espirado. Su funcionamiento debe estar siempre certificado por el Instituto Nacional de Metrología.
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Estas son las principales ocurrencias para evitar dar positivo en un control:
NO FUNCIONA. Solo funcionaría si la espera es muy larga y se sitúa en torno a las 5-6 horas, como tiempo medio estándar, que sería el tiempo en que el organismo elimina las drogas en los niveles medidos por el test.
Lo conoce el 28,2% de los conductores.
Cree que funciona el 24,1%.
NO FUNCIONA. La ingesta de café 'engañaba' a los primeros etilómetros hacia varias décadas, pero no produce ningún efecto sobre la concentración de droga en la saliva.
Lo conoce: 25,9%.
Cree que funciona: 27,4%.
NO FUNCIONA. No hay ninguna evidencioa científica que lo avale. Beber agua no diluye la presencia de droga en la saliva.
Lo conoce: 22,4%.
Cree que funciona: 26,3%.
NO FUNCIONA. Los test de saliva –utilizados en los controles de carretera– no se ven alterados porque se sude o se haga deporte. Por lo tanto, no funciona.
Lo conoce: 22,0%.
Cree que funciona: 23,2%.
NO FUNCIONA. Comer limones no produce ninguna alteración en la concentración de droga en la saliva, aunque sí estimula la producción de la misma.
Lo conoce: 12,7%.
Cree que funciona: 9,2%.
NO FUNCIONA Y ES PELIGROSO. Las altas concentraciones de estimulantes de estas bebidas pueden provocar la sumación de efectos. No diluye la concentración de droga y sí hay descritos casos de muerte súbita.
Lo conoce: 10,9%.
Cree que funciona: 8,4%.
NO FUNCIONA. El sueño, por sí mismo, no elimina la cantidad de droga presente en el organismo. Únicamente si se trata de un sueño de más de cinco horas produciría un efecto, pero no por el hecho de dormir, sino por el tiempo transcurrido.
Lo conoce: 9,9%.
Cree que funciona: 17,5%.
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