Amelia y Eli descorchan champán y contestas al teléfono, que no ha parado de sonar en toda la mañana. Jordi ALEMANY
Quinto premio de la Lotería de Navidad 2020 en Bilbao

«Tenía solo 40 euros en la cuenta del banco. Este quinto lo cambia todo», dicen en el barrio bilbaíno de San Adrián

El Bar Marian ha repartido 4 millones entre los vecinos de esta zona, muy castigada por el paro y los ERTES de este año. «Es un alivio, algo muy grande», admiten algunos de los afortunados

pello zupiria y Julia Fernández

Martes, 22 de diciembre 2020, 13:30

2020 ha sido un año raro y duro. Más para quienes se han quedado en paro o han entrado en ERTE. Aritz es uno de ellos. Este vecino de San Adrián tenía hasta esta mañana «40 euros en la cuenta del banco». Después de ... trabajar durante 25 años en una empresa de recambios de coches, lleva 3 meses en ERTE. «Y no he visto un duro», admite. Así que llegaba a fin de mes como ha podido. Y decimos que tenía solo ese dinero porque desde esta mañana forma parte de los agraciados del sorteo de Navidad. Ha sido uno de los clientes del Bar Marian de este populoso y obrero barrio de Bilbao donde se han repartido casi 4 millones de un quinto premio, el 55483.

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«No tenía ilusión para esta Navidad, pero esto lo cambia todo», reconoce este hombre. «Me viene como anillo al dedo», se emociona. Sobre todo porque hace unos días se ha enterado de que se queda en la calle, «junto a otros 400 compañeros de 52 delegaciones». «Nos dejan tirados en la calle», lamenta. Su mujer, Ana, trabaja, pero también ha estado «mucho tiempo en ERTE». «A mí me tocó el cuarto premio en el 2011 cuando tenía 30 euros en la cuenta», recuerda. Ahora la situación se repite: «Solo pienso en hacerle un regalo a mi hija, creía que estas navidades no iba a poder«, se alegra.

Aritz y Ana no son los únicos que van a tapar unos buenos agujeritos con el pellizco que les ha tocado. En la barra, Raúl también está de celebración. «¡De puta madre! Me ha alegrado el año», suelta sin tapujos. Este vecino lleva jugando al número del bar toda la vida «y al final ha tocado». «Estoy encantado porque estaba en ERTE y esto es un alivio», admite. Pero no se queda ahí, tiene palabras de agradecimiento y de cariño para sus hosteleros de confianza, que también ha tenido un año muy duro y que han tenido que cerrar el bar bastantes semanas. «Me alegro por Amelia y Eli. Esto es un chute para ellos».

Aritz, a la izquierda, con su tío, una vecina y su mujer, Ana. P. zupirai

«Es que estamos encantadas de la vida», admiten ambos. «Estábamos haciendo bechamel para unas croquetas cuando hemos oído en la radio el número. Hemos dicho: 'Este número nos suena'... ¡Y hemos bajado al bar a toda leche!», dicen ambos al unísono. Su alegría es inmensa porque, además, «hemos repartido a todo el barrio», se alegran mientras descorchan varias botellas de champán para los pocos conocidos que se han acercado con todas las precauciones a felicitarles.

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Begoña, Rosi, Maria, Marina y Charo se juntan cada mañana a tomar café en el local. Han venido como si nada, y se han topado con la noticia. «Estábamos tranquilamente y de repente esto. Mucha felicidad porque se ha repartido muy bien, que es lo mejor. Es un barrio obrero, donde muchos llegan a final de mes 'tirando', más en esta situación en época de ERTEs y paro. Es algo muy grande», contestan.

Julene, su madre Feli y Angeli celebran el premio tomando un vino fuera del Marian. Se sorprenden al saber la lluvia de millones que ha regado el barrio... Y también se alegran de que el Gordo haya dejado la misma suma en Zurbaranbarri. «Joder, que buena», comentan. A Angeli, que se ha embolsado 1.500 euros, el dinero le viene de perlas para «pasar la Navidad más tranquila». La mujer es monitora en diferentes escuelas, pero este año tan complicado no han contratado sus servicios. «Cobro un subsidio, por lo menos. Peor sería nada», contesta optimista. A Julene y Feli les han tocado 6.000 euros a cada una. La hija trabaja en una residencia donde ha entrado fuerte el coronavirus y este premio es «una auténtica alegría». Su intención es ahorrar y hacer hucha para, en un futuro, comprar una casa. «Yo, en cambio, voy a hacer unos arreglillos en casa», confiesa Feli.

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