
De cuando la cocina vasca hizo furor en Barcelona
Historias de tripasais ·
Nuestra gastronomía vivió hace 90 años su primera revolución: durante la Segunda República se abrieron miles de restaurantes vascos en toda España, especialmente en CataluñaHistorias de tripasais ·
Nuestra gastronomía vivió hace 90 años su primera revolución: durante la Segunda República se abrieron miles de restaurantes vascos en toda España, especialmente en CataluñaEn septiembre del 37, tras catorce meses de guerra civil, todo el País Vasco está en manos de los sublevados. El lehendakari Aguirre y otros muchos miembros del Gobierno de Euskadi se instalan en Barcelona, marcando el camino que seguirán al menos 100.000 exiliados más. Primero de Bilbao o Eibar a Santander, luego a Asturias y desde allí por mar hasta Francia y luego a pie hasta la frontera con Cataluña. En diciembre de 1937 el periódico 'La Vanguardia' cifraba el número de refugiados vascos en tierras catalanas en unas 150.000 personas.
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La Delegación General de Euskadi en Cataluña, creada en noviembre de 1936, se encarga de prestar ayuda a los refugiados facilitándoles comida, ropa, alojamiento, asistencia médica o educación para los niños. Una vez solucionadas sus necesidades más urgentes, los recién llegados también colaboran en tareas como el servicio en comedores sociales, la asistencia en trámites burocráticos (censo de exiliados, expedición de pasaportes o salvoconductos…), la obtención de suministros o la organización de actividades culturales.
En esa última categoría entró la publicación de un semanario en el que se incluyeran noticias del País Vasco, partes de guerra e información práctica para los evacuados. La revista 'Euzkadi en Catalunya' incluyó todo eso y mucho más, porque la comunidad vasca en Cataluña no dejó de poner al mal tiempo bélico buena cara.
Sorprende leer ahora este semanario y comprobar que en aquellos oscuros tiempos hubo hasta cuatro frontones activos: si el Txiki-Alai ofrecía todos los días «partidos a raqueta con las mejores jugadoras de la especialidad», el Nuevo Mundo contaba con encuentros pelota y raqueta, el Novedades estaba especializado en pelota mano y el Principal Palace tenía un poco de todo, partidos diarios de pelota y cesta a las 4 de la tarde y funciones nocturnas los jueves y sábados nocturnas a las 10 de la noche.
Se jugaba, se apostaba y también se comía. A pesar de las dificultades que entrañaba conseguir ciertos alimentos, en aquel otoño de 1937 los restaurantes vascos de Barcelona siguieron estando llenos. En las mismas páginas de 'Euzkadi en Catalunya' aparecía puntualmente un anuncio de gran formato encabezado por la palabra 'fraternidad' en mayúsculas. Con el mismo dibujo que pueden ver sobre estas líneas, incluía un diálogo entre un comensal catalán y otro vasco que decía así:
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–«Company, Catalunya es al costat d'Euzkadi».
–«Laguna, Achuri Barcelonan dago».
El Achuri era un restaurante de cocina típica vasca situado en la calle Consulado número 23, frente a la Lonja de Mar. Fundada en 1934 por tres socios (Luis Prieto, Enrique Aparicio y Dionisio Amuriza), esta taberna-restaurant presumía de «auténtica cocina vizcaína» y fue uno de los muchos establecimientos hosteleros que durante los primeros años 30 llevaron los sabores del Cantábrico a las mesas barcelonesas.
La gastronomía vasca vivió durante la Segunda República una gran revolución en cuanto a prestigio y popularidad fuera de nuestras fronteras. Fue la primera cocina regional que alcanzó reconocimiento entre los gourmets de toda España y los restaurantes especializados brotaron por toda la península como perretxikos tras un día de lluvia y sol.
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Que yo sepa, el pionero en Barcelona de esta fiebre por las 'casuelitas' y los 'chipironsitos' fue nada más y nada menos que el torero bilbaíno José Muñagorri Cenitagoya (1881-1951). En 1926, una vez cortada la coleta y siendo asesor de las plazas de toros de Barcelona, abrió con los ahorros de su carrera taurina un restorán en la capital catalana.
«Quien quiera comer buen bacalao a la vizcaína, merluza en salsa verde y las verdaderas angulas de Bilbao, pase por mi casa y se convencerá», anunciaba en prensa. Su local, La Casa Vasca, estuvo en el Pasaje Madoz número 3, entre la calle Ferran y la Plaza Real, y aún en 1931 presumía de ofrecer bacalao al pilpil todos los días del año.
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