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Entre jamada y jamada, porque se las pega realmente buenas, Pablo Cabezali trata de mantener el tipo a raya en el gimnasio. Conocido en redes como 'Cenando con Pablo', el influencer gastronómico, uno de los más conocidos de España, presume en muchos de sus vídeos ... de ser un apasionado del crossfit. En cada uno de sus viajes aprovecha para practicar esta disciplina, que es con la que ha conseguido unos marcados pectorales y bíceps que luce con orgullo.
¿Qué os parece esta norma del gimnasio Metropolitan Club de L’Hospitalet de Llobregat? Yo en 21 años que llevo entrenando en gimnasios y habiendo pisado más de 100 distintos en España NUNCA he visto una “norma” tan medieval… 🤷🏻♂️ #metropolitanclub pic.twitter.com/pFL5K2psm6
— Cenando con Pablo (@CenandoconPablo) May 16, 2024
Sin embargo, en una su visita a L'Hospitalet de Llobregat, en Barcelona, ha tenido un buen disgusto, que le ha causado un importante malestar. Tal y como ha publicado en su cuenta de Twitter, Cabezali ha acudido al gimnasio Metropolitan Club ataviado con una camiseta de tirantes muy finos que dejan al descubierto gran parte de su torso y un trabajador le ha llamado la atención: «¿Qué os parece esta norma del gimnasio Metropolitan Club de L'Hospitalet de Llobregat? Yo en 21 años que llevo entrenando en gimnasios y habiendo pisado más de 100 distintos en España NUNCA he visto una «norma» tan medieval…», ha escrito en la conocida red social.
Ante esta incómoda situación, el creador de contenido no ha dudado en grabar un vídeo y compartirlo con sus seguidores. Visiblemente cabreado, ha asegurado que se le «han hinchado la pelotas» con el comentario del empleado. En un principio, ha pensado que se trataba de una broma. «Me ha dicho que no podía venir con este tipo de ropa. Lo primero que se me ha venido a la cabeza es que algún seguidor me estaba vacilando. Resulta que es cierto», ha apuntado.
Cabezali, que cuenta con una legión de seguidores y se ha hecho famoso por visitar establecimientos hosteleros en donde se graba degustando platos y ofreciendo su opinión sobre ellos, ha explicado que su atuendo de entrenamiento se lo compró en Los Ángeles y ha hecho públicas sus dudas sobre si es legal o si los condiciones del gimnasio en cuestión indican alguna cuestión relacionada con la ropa que no se puede utilizar.
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A continuación, se pone delante de un espejo para que sus seguidores puedan ver su atuendo completo y lanza: «Que alguien me explique cuál es el problema de venir así a hacer deporte. Vengo aquí a ganar en salud, vengo con mi toalla, no dejo nada de sudor en las máquinas... No sé si vendré mañana a entrenar, pero si vengo, vendré con la misma ropa. Si tienen que decirme algo, espero que no venga un empleado, sino que venga el responsable y lo debatimos tranquilamente y le diré que me vuelvo a Madrid y que no me verá más por aquí, gilipollas».
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