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El influencer Pablo Cabezali, más conocido en redes como 'Cenando con Pablo', ha compartido con sus seguidores su opinión sobre la sidrería Izeta, en Zarautz. Un emblemático restaurante que, tal y como asegura el creador de contenido, es el «favorito» de Karlos Arguiñano. Su valoración ... final ha sido positiva, pero sin echar cohetes. «Con sus luces y sus sombras, he disfrutado, pero creo que Karlos Arguiñano tiene que tener algún favorito más guardado en la recamara», ha afirmado en el vídeo que ha colgado en 'Youtube'.
Cabezali, que cuenta con una legión de seguidores y se ha hecho famoso por visitar establecimientos hosteleros en donde se graba degustando platos y ofreciendo su opinión sobre ellos, regresó a Euskadi el pasado mes de marzo para darse un garbeo por un buen número de restaurantes. Unos le han gustado más que otros. Precisamente, en su visita a Zarautz, también comió en el restaurante del televisivo chef, pero no salió muy convencido y de nota final le dio «un 6 o 6,5».
En esta ocasión, la protagonista ha vuelto a ser la chuleta. Eso sí, acompañada de manjares típicos de un menú de sidrería. Cabezali ha estado acompañado por Peldanyos, otro popular influencer. Antes de sentarse a comer, han tenido un pequeño problema, ya que han tenido que esperar un buen rato para ser atendidos. «Esto no me ha pasado jamás. Es como si voy a un pueblo y me cuelo en la casa de la abuela y nadie me recibe. Nadie nos atiende», comenta Pablo.
Ya metidos en canción, la pareja de influencers comienza el festín con una sopa de cocido. Ni fu ni fa. «No me dice mucho, me parece muy suave. Muy basiquilla», valora Cabezali mientras Peldanyos advierte de que está sosa. «Le falta sal o igual no han dejado reposar bien el pollo», apunta. A continuación, les sirven una ración de croquetas de jamón. Y en esta ocasión sí aciertan. Son caseras y están bien de precio. 5,40 euros por siete croquetas. «No me saben mucho a jamón, pero la textura es memorable. Muy buena calidad precio, repetiría», asegura.
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El menú continúa con un clásico en una 'sagardotegi', la tortilla de bacalao. En su punto y «con buen bacalao», le dan buena nota. Después, degustan un rape a la brasa. «Sensacional», sentencia Pablo. «Es de estos momentos en los que te hace valorar y apreciar lo bonita que es la vida. Se me acaba de olvidar la sopa de cocido», añade entusiasmado.
¿Y qué ocurre con la reina de la casa? ¿Les convence la chuleta? A 46,75 euros el kilo, el plato, acompañado de patatas, pimientos verdes y ensalada, les agrada, pero le sacan algunas pegas. Al punto de sal y de cocción le dan un sobresaliente, pero Cabezali considera que la presentación es sencilla. «Le doy un 2, no es una maravilla». Tras probar el primer trozo de carne, el influencer considera que «no es tan tierna como otras. En la mordida se nota un poco durilla. Igual le falta un pelín de maduración», opina.
Por tanto, la chuleta a la brasa de Izeta se queda un poco lejos de la que para Cabezali es la «mejor chuleta de España», que ha degustado también en este viaje a tierras vascas en la sidrería Saiza Usúrbil, en Gipuzkoa. Para rematar la cena, piden varios postres y, ya por último, toca pagar. La cuenta asciende a 188 euros. A su juicio, «buena relación calidad-precio».
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