La opinión del influencer 'Cenando con Pablo' sobre el restaurante más caro de Cantabria

El conocido influencer, que se dedica a probar todo tipo de restaurantes, siempre hace gala de su sinceridad y en este caso su opinión sobre este templo gastronómico capitaneado por Jesús Sánchez ha sido muy positiva. Cabezali salió muy satisfecho de su segunda visita. La primera tuvo lugar hace seis años, cuando el establecimiento tenía una estrella. Al igual que en aquella ocasión, ha salido con muy buen sabor de boca y convencido de que, a pesar de ser el restaurante más caro de Cantabria, se paga «un precio razonable».

«He disfrutado, es un nivel muy bueno. Calidad-precio está muy bien, con estilo propio, servicio encantador... Hace poco pagué 395 en Martín Berasategui... Es un precio razonable para ser un tres estrellas Michelin», ha asegurado en el vídeo publicado en su canal de Youtube. De hecho, no le ha parecido nada excesivo pagar 4,50 por una botella de agua y 4,75 por una infusión. «Barato no es, pero me he encontrado precios más altos en otros restaurantes y para el sitio en el que estamos es un precio correcto, creedme», ha agregado.

En su primera visita abonó una cuenta de 147 euros, la mitad que ahora. La concesión del tercer 'macaron' ha encarecido, como es habitual, la carta, pero para el creador de contenidos merece mucho la pena. De hecho, de algunos de los platos se ha quedado totalmente prendado.

Cabezali ha comenzado el festín con varios aperitivos, entre ellos un guisante lágrima, un licuado de guisante con Jerez «increíble» o una ensaladilla rusa con huevas de salmón que hay que comer de un bocado, que le deja sin palabras. «Súper-logrado, madre mía, ¡qué locura!». Otra de las delicias que le han impresionado es una versión moderna de tortilla de patatas con cebolla y caviar. «El toque de caviar se va rápido, pero no os imagináis lo bueno que está».

A continuación, le han servido los entrantes, entre ellos, una anchoa conservada en mantequilla. Le ha chiflado: «¡Qué anchoaza, qué rica está! No se te va el sabor de la boca, qué bueno, pagaría por una ración entera». La comilona ha seguido con otras recetas como un tuétano vegetal relleno de cuajada de espárragos o una interpretación de los cocidos de Cantabria.

Después, ha disfrutado con la merluza, un caldillo de congrio y con un pichón con «sabores muy curiosos». Como broche final, un festival de postres: tarta helada de yemas y maracuyá, un merengue de pan «muy divertido» y un helado de pan «que sabe a cruasán». «Qué bien hecho. Qué sorpresa, majestuoso», ha destacado. La guinda, sin embargo, ha llegado con los 'petit fours', entre ellos, un caramelo de toffee que se come hasta el envoltorio y una galleta de mantequilla, «que ha sido lo mejor sin duda, como para pedir ocho».