Dicen que un perro es el mejor amigo del hombre, pero en ocasiones el hombre deja mucho que desear. El influencer 'Cenando con Pablo' se encuentra de visita por Asturias para grabar nuevos vídeos de restaurantes y publicar su opinión en su canal de 'Youtube'. Pero entre comilona y comilona ha aprovechado para conocer más a fondo algunas de las maravillas naturales de la zona. Pablo Cabezali, el nombre real de este creador de contenido gastronómico que acumula casi medio millón de seguidores, se ha llevado una desagradable sorpresa en una subida al pico Pienzu, ubicado en el concejo de Parres y uno de los más visitados de la provincia.
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«Ojalá no tuviera que hacer nunca esta historia», comienza diciendo Cabezali en una publicación compartida en Instagram. Su semblante es serio. No es para menos. En el vídeo aparece junto a Putin, un perro de caza que se había escapado de su dueño y que se encontraba perdido. El influencer se ha encontrado con el animal totalmente desorientado, deambulando sin rumbo fijo. Por ello, se ha acercado a el y ha comprobado que tenía collar. En el mismo venía su nombre, así como el de su amo y el número de teléfono de este.
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Cabezali, preocupado por el can, ha optado por llamar al dueño. Sin embargo, ha alucinado con su pasividad: «'Ya iré a buscarlo', me ha dicho. Yo les cambiaba los nombres a uno por el otro, porque creo que el presidente ruso tiene más corazón que este perro, y no me refiero al animal». El creador de contenido ha contado que el perro no se ha despegado de él durante su paseo por el monte y que ha sentido «mucha pena».
Cabezali ha utilizado las redes como altavoz para denunciar una situación que ha considerado cruel y que no debe ocurrir con ninguna mascota. «Si te llaman que tu perro se ha escapado, inmediatamente dejas de hacer lo que estés haciendo y vienes a por tu perro. Como si estoy en el funeral de mi abuela, yo voy a por mi perro. Es alucinante. Me alegro de que poco a poco que las leyes de bienestar animal vayan siendo más duras y estas cosas sean más residuales».
Según ha explicado en la publicación, el dueño del animal le ha dicho que le deje atado en un bar, «en el que por cierto no se han implicado ni lo más mínimo más allá de contestarme prácticamente con monosilabos sin apenas interés en remediar la situación». «Me da vergüenza ajena que exista gente así, que traten a sus perros como si fuese un juguete», ha zanjado.
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