Stromae eleva el nivel del BBK Live

Viéndole tan extrovertido, lúdico y confiado en cuesta creer que Stromae haya superado una pausa discográfica y un angustioso 'via crucis' personal que ha exorcizado con 'Multitude', álbum en una vena de electropop menos adhesiva y más dramática, autoral, heterodoxo y rítmicamente global con el que ha protagonizado uno de los regresos mas ansiados del año.

Entre ambos enfoques discurrió su set tal y como el propio artista aclaró de entrada hablando en francés, inglés y español «no muy bueno». Y hay que decir que Stromae despejó al instante la mezcla de curiosidad y sospecha de impostación modernista que suelen despertar los directos de artistas con su aura mediática y crítica. Tan pronto como comenzó a epatar al personal con su alucinante, en lo técnico y lo visual, apuesta escénica, conducida por visuales de definición increíble en la pantalla central y las cinco móviles que gravitaban sobre el escenario. Representado como un ser creado en un laboratorio de otro planeta en la animación digital digna de Pixar que condujo el repertorio emergió Stromae con su característica estética (camisa blanca con chorreras y lazo a modo de escolar añejo) que también lucían sus cuatro multinstrumentistas-coristas alineados tras elevados atriles blancos en una disposición un poco Kraftwerk.

'Invicto' se presentó rapeando en como en sus comienzos en 'Invaincu', ligada con una recreación digital del impresionante video marcial de 'Fils de joie' que cantó tras un atril y cuatro micrófonos denunciando, en plan comparencencia dictatorial, las condiciones laborales de las prostitutas evocando un poco a Youssou N'Dour mas pop.

Con un 'Hola Bilbao' anunció en francés o español chapurreado que rescataría sus lúdicos temas previos de electropop bailable pero permeables a sutilezas rítmicas como 'Tous les mêmes' con la que, con baile excéntrico y amanerado, mutó a su manera en cantante de variété latino. Con carisma y predisposición a lo teatral hibrido en clave 'downtempo' a un chansonnier de pop urbano y mundial en 'Quand c'est ?' con un impresionante efecto visual de amenazantes tentáculos de plástico cayendo desde las pantallas superiores.

Replicado en los visuales como personaje animado, Stromae escenificó la tristura de 'Mauvaise journée' desde un sillón que parecía moverse por el escenario como por arte de magia, en un nuevo truco de impacto técnico que continuó con el perro robótico sin cabeza que le entregó un chaleco muy 'fashion etnochic'. 'Hasta puede hacer twerk'. bromeo Stromae (lo hizo el chucho computerizado) antes de desatar el baile hedonista y festivo con su hit de eurobeat con un colchón orgánico de la coladeira muy Cesaria Evora en su hit 'Papaoutai' y su coda no menos festiva 'Ta fête', que desató una la locura bailonga que fue el culmen lúdico de la velada.

Se suponía que no todo el personal habría traducido o asimilado sus letras en las que Stromae se ha posicionado contra el genocidio o la intolerancia y a favor, tanto de de la ambigüedad, como del sincretismo cultural y musical (mas allá de las típicas acusaciones de apropiacionismo por ese ánimo global, o étnico que le lleva a tirar en sus discos de instrumentación andina, de Turquía Cabo Verde, Japón o China) Pero el caso es que buena parte de la masiva audiencia (sobre todo la femenina) cantó al dedillo buena parte del repertorio. Incluso temas más fatalistas, reposados y como ese 'Formidable' que escenifico agitándose teatral con su característico verso 'Tu étais formidable, j'étais fort minable' (Tú estuviste formidable; yo, bastante fatal').

Un fondo de visual tormentoso ilustró los pensamientos suicidas de su turbador 'L'enfer', que estrenó por sorpresa en una viralizada entrevista televisiva. A partir de ahí lo confesional tuvo su replica final en un recta final hedonista en vena de etno-electro que arranco con ese «Santé', marcado por los arpegios metálicos de un charango boliviano que Stromae alargó para presentar a sus músicos y hasta el último miembro del largo equipo de producción que le respalda en vivo. Hasta para backliners y seguratas pidió aplausos. Con la masa entregada el artista afrobelga apeló mas al baile con su 'Alors on dance' que registrara en sus inicios con Kayne West. '«Subidón final'» soltó alguien antes de que Paul entregara como propina una versión 'a capella' coral con sus músicos de un 'Mon amour'. Como tras una función teatral triunfal , salió Stromae con sus músicos pare recibir con reverencias la ovación final dejando el listón tan alto que nadie protestó porque la función apenas llegara a los 75 minutos. Al contrario. «Ha estado genial y además es guapo y elegante» sentenció una entregada fan hispana capaz de cantar en francés.