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Después de dos años en blanco, está claro que el Bilbao BBK Live volvía a la carga con más ímpetu del habitual. En esta 15° edición ha contado con un presupuesto de 10 millones de euros (uno más que en 2019) y doce escenarios: además ... de los siete en Kobetamendi, ha dispuesto de cuatro en el centro de Bilbao, donde se ofrecían conciertos gratuitos, y uno en el camping. El objetivo era llegar al máximo de gente y aportar «valor, comunidad y una experiencia inolvidable», en palabras de Alfonso Santiago, director de la promotora Last Tour y de la maratón musical que en tres jornadas ha ofrecido las actuaciones de 116 artistas. Ninguno se ha visto obligado a cancelar por covid, a diferencia de lo ocurrido en otras citas multitudinarias del entorno.
Acostumbrados a superar los 100.000 asistentes (en 2018 se registraron 120.000 y en 2019, 112.800), los promotores del BBK Live celebran en esta ocasión haber llegado a los 115.000. La rivalidad con el festival Mad Cool de Madrid, organizado durante la misma semana y con la particularidad de haber compartido incluso algunas estrellas como The Killers y Placebo, no ha hecho perder tirón a la cita de Kobetamendi. Mantiene un público fiel, dentro y fuera de Euskadi. Una vez más, y pese a los ecos de la pandemia, el 35% de los espectadores ha venido del extranjero, principalmente de Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Alemania e Italia.
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«La afluencia de tantos franceses responde sobre todo a la presencia del belga Stromae. Hacía nueve años que no actuaba y había muchísima curiosidad», explica Eva Castillo, directora de Comunicación del festival. Las expectativas se cumplieron con creces. El regreso del belga Paul van Haver (nombre real de Stromae) con un pop electrónico de mil caras fue uno de los puntos álgidos de la segunda jornada, junto a los incombustibles The Killers, con un Brandon Flowers que proclamó en euskera su santo y seña: «Bizirik gaude!!». El público de Kobetamendi rugió en la misma longitud de onda. Desde el jueves todo el mundo vivió a tope la experiencia festivalera, tanto los que jalearon a J Balvin -el reguetón ya tiene carta blanca en el BBK Live- como los que levitaron con Pet Shop Boys.
«Una de las cosas que nos ha llamado más la atención es que el rango de edad se ha ampliado. Ahora vienen más familias, más padres con sus hijos. Y no deja de ser lógico, responde al propio repertorio que hemos ofrecido. Hay diversidad y eso es positivo», asevera Castillo. En principio, los promotores no se cierran en banda a nada. Si el artista tiene pegada, es bienvenido. En este Bilbao BBK Live lo mismo ha tenido cabida la maquinaria rítmica y experimental, al más puro estilo disco-punk, de LCD Soundsystem, que el herriko trap y las tonadillas neoquinquis del grupo navarro Chill Mafia. O un concierto mañanero con el televisivo Jordi Évole y sus amigos de la banda Los Niños Jesús.
El sábado, el festival se cerró con Rocío Torres y Alba Loughlin, un dúo de djs conocido como Chica Gang. Forman parte de una plataforma madrileña que lucha por hacer de la fiesta y la noche un entorno seguro para las mujeres y el colectivo LGTBIQ+. Su actuación empezó a las 5.45 de la mañana y no les supuso demasiado esfuerzo poner a bailar a los más entusiastas. Las fechas de la próxima edición ya están confirmadas. Serán los días 6, 7 y 8 de julio de 2023.
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