Sheryl Crow también es 'azkenera'

Todos sabemos desde hace mucho que la nostalgia es uno de los motores que impulsan los festivales: nunca falta alguna de esas estrellas que marcaron nuestra adolescencia o nuestra juventud y que no tuvimos ocasión de ver en su momento. Y Sheryl Crow, que vivió su periodo de mayor éxito en la segunda mitad de los 90 y los primeros dos mil, es un buen ejemplo de esas espinitas que muchos llevaban clavadas en el corazón, pero a la vez se escapa de algún modo a la norma. Porque la nostalgia, ese vínculo entre ciertas músicas y nuestra memoria emocional, nos hace ver a algunos artistas mejores de lo que en realidad eran, pero en su caso la suele reducir a un estereotipo comercial que no responde del todo a su auténtico perfil, más complejo y, digamos, 'auténtico'. Su paso por el Azkena, con EL CORREO como medio oficial del festival, ha servido para reevaluarla: no faltaron (¡cómo van a faltar!) sus hits superventas, pero el repertorio, sumado al filo extra que aporta el directo, permitió apreciar mejor lo que muchos fans ya sabían. Dicho rápido, que también Sheryl Crow es 'azkenera', aunque haya vendido muchos más millones de discos que cualquier otro nombre del cartel.

De hecho, la cosa arrancó roquera con 'Real Gone', su canción para la banda sonora de 'Cars', con un riff que podrían robarle perfectamente muchas de esas otras bandas. Sheryl apareció con camiseta de Blondie y respaldada por un curtido quinteto de country rock, sutil en los arreglos y tan preciso en los coros como un disparo de Buffalo Bill. Y, en el centro, la voz de la artista, un instrumento portentoso: aquí igual conviene recordar que Michael Jackson se la llevó de corista cuando ella aún no era nadie, ni siquiera había publicado su debut, y Michael no toleraba chapucillas. La interpretación vocal que hizo Sheryl anoche (además de tocar la guitarra, el bajo y la armónica) tuvo pasajes de los que dejan la boca abierta.

Tras el country-soul de 'A Change Would Do You Good', se zambulló en su primer álbum, lo que ella llamó «el mismísimo comienzo», que sigue siendo su mayor éxito y que, en esta gira europea, está teniendo mucha más presencia en el repertorio que en sus conciertos en Estados Unidos: cuatro cortes de ese disco cayeron casi seguidos (la intensa 'Run, Baby, Run', su megabombazo 'All I Wanna Do', 'Leaving Las Vegas' y 'Strong Enough', con solo 'My Favorite Mistake' intercalada en ese tramo). En directo, aquellos hitos de sus comienzos suenan menos condicionados por la producción de la época y se aprecian mejor sus raíces en el country y en el rock clásico de los 60 y los 70, de los que tanto ha bebido Sheryl como compositora y como intérprete.

La vocalista agradeció estar «en un festival tan bonito y tan guay» y se alegró de que esta gira le permita pasar un tiempo fuera de su país, al que no ve en una situación muy esperanzadora. «Es maravilloso alejarse por un momento y estar en una cultura viva», dijo. Pero no abusó de la palabrería ni tampoco del populismo de pedir coros y palmas. Su parlamento más largo estuvo dedicado a la inteligencia artificial: «Si estáis nerviosos por la inteligencia artificial, levantad vuestra bebida. ¡Y bebed! Voy a pillar yo también una bebida», dijo, y regresó con su taza azul. «Parece té, pero es bourbon», puntualizó. Y ahí cantó 'Evolution', la única muestra de su álbum de este año.

¿Las cumbres del concierto? No es fácil elegirlas. Quizá 'Run, Baby, Run' (donde más exhibió su voz, con una modulación perfecta y controlando con pericia la distancia al micrófono), 'Strong Enough' (centrada en ella y su acústica, con levísimas pinceladas del resto de los músicos) y, por supuesto, 'If It Makes You Happy', con ese riff arrastrado de herencia stoniana y ese estribillo que, tal como lo interpretó, provocaba incluso cierta incredulidad. Pocos estribillos mejores que ese han sonado en este Azkena, y seguramente ninguno mejor cantado. Para la traca final, se reservó 'Soak Up The Sun', 'Everyday Is A Winding Road' y un 'Steve McQueen' en el que, sí, todos acabaron roqueando como 'azkeneros'.

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