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Ramón Vallès tiene 54 años. Lleva 30 volando, los últimos 22 para Iberia. Es uno de los pilotos asiduos a Loiu, aunque «yo ya aterrizaba en Bilbao cuando estaba la terminal de Sondika». También es el de los comandantes que disfrutan grabando sus aproximaciones y compartiéndolas con los internautas. Porque una de sus máximas es que el profesional a los mandos del avión ha de ser «transparente» con los pasajeros y contar «en todo momento» lo que está pasando a bordo.
«En cierta ocasión que tenía que hacer un vuelo entre Bilbao y Madrid -cuenta-. Había un vendaval en Barajas y tuvimos que abortar el despegue hasta en tres ocasiones. Expliqué lo que allí pasaba y nadie se enfadó, todo el mundo lo entendió».
Vallès reconoce que Bilbao es un destino en el que se requiere experiencia para aterrizar en los días «en los que la meteorología se pone fea». Pero no le otorga una mayor importancia, «porque para eso nos pagan, para afrontar situaciones como un viento cruzado a pocos metros del suelo». El comandante insiste en que Loiu llama la atención pero hay otras plazas en las que las cosas se ponen también difíciles y, sin embargo, no tienen tanta fama. «Cuando hay tormenta en Barcelona, cuidado...»
El piloto catalán describe, con absoluta tranquilidad, esa maniobra que pone los pelos de punta a muchos pasajeros y que consiste en entrar ladeado para enderezar en el último momento el avión, justo en el momento de tocar tierra. «Lo que hacemos es valernos del viento, que a veces es racheado y dificulta las cosas, para meter el aparato en la pista. Es algo que lo entrenamos hasta la saciedad en el simulador», apunta. «Entiendo que haya viajeros que lo pasen mal, pero para nosotros es algo que va en el sueldo y no resulta tan extraordinario».
A Vallès le gusta volar a Bizkaia. «Las aproximaciones por la costa (como la del vídeo de arriba) son bonitas pero también lo son las que haces por la parte interior, cuando puedes ver las montañas y esa sinfonía de verdes en las faldas de los montes y los prados».
«Bilbao -continúa- es una ciudad muy atractiva para pasear, comer y correr, pero no solemos pasar mucho tiempo en ella», porque «lo primero es el descanso: un piloto tiene que dormir sus ocho horas de rigor para estar al día siguiente en plenas condiciones y ponerse a los mandos. Es una gran responsabilidad».
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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